Después del golpe que volvió a recibir la credibilidad de Argentina frente al mundo, importadores rusos, israelíes y europeos decidieron excluir únicamente las carnes producidas en el área perifocal de Corrientes. Así, el país evitará recortar ingresos de divisas por caída de exportaciones. En especial, las 28 mil toneladas del cupo Hilton, que por estos días cotiza en torno de los 9 mil dólares por tonelada.

Se trata de más de 250 millones de dólares que, a menos que se repitan errores de adjudicación en el ámbito oficial, deberían ingresar este año en el circuito de ganados y carnes, con el correspondiente aporte a las arcas fiscales, en concepto de retenciones.

Sin embargo, y más allá de la buena nueva que significó la recuperación de plazas externas para las carnes de producción nacional, aún no se conocen las causas de la reaparición de la aftosa que, entre otras cosas, determinó bajas sustantivas en el valor de la hacienda en pie, retracción vendedora de los productores y el mismo precio para el consumidor final.

En el Senasa se evalúan varias hipótesis, encabezadas por la del contrabando de ganado en pie en las regiones fronterizas, habida cuenta del menor precio que se paga por los vacunos en esas regiones.

Otra especulación pasa por alguna irregularidad que podría haberse producido en la cadena de frío de las vacunas y no faltaron los rumores sobre el "plantado" del foco para abaratar costos en el mercado interno.

Ninguna de las sospechas se revelaría hasta la semana entrante, anticiparon desde el organismo sanitario. La única aseveración que quedó en pie dio cuenta que el brote está focalizado en el límite fronterizo, donde el misterio parece dominar la situación.

Allí, cada cual defiende sus posturas, tanto desde la Argentina como desde Paraguay, aunque ninguna de las partes involucradas niega que exista "tránsito ilegal" de animales por la zona, un eufemismo de "contrabando".

Mientras el misterio sigue sin develarse, la aftosa está controlada en Corrientes, pero sigue siendo un alerta rojo para el país que, hasta el momento, mantiene el rango sanitario internacional.

Entre tanto, los operadores del circuito cárnico aseguraron que las ventas cayeron más del 30% en el comercio minorista y se incrementaron los valores en los cortes del consumo definido (terneros, vaquillonas y novillitos).

Desde Liniers se aseguró que ingresaron muy pocos vacunos de esas categorías y aumentó el de otras de menor costo. Así, en el promedio general, los indicadores se redujeron, pero en los cortes en particular las cotizaciones se elevaron.

En cuanto a la merma registrada en las remisiones de bovinos de calidad y poco peso, se atribuyó a la aftosa la actitud de los ganaderos, quienes optaron por retener hacienda hasta que aclare el horizonte.

A partir de la reapertura de mercados, se liberarán los embarques demorados desde el 3 de febrero, cuando también tallaba el polémico ROE en la autorización de ventas de carne vacuna al exterior.

Junto con el rebrote de la aftosa, la vigencia del Registro conformó un cóctel explosivo que paralizó ventas y alteró el humor de los exportadores y la gente de la producción, ampliando la brecha en el diálogo con el gobierno.

Tras la reaparición del virus, con el ánimo menos caldeado, las autoridades económicas salieron a respaldar a los ganaderos, abrieron compuertas a créditos de evolución por unos 300 millones de pesos y anunciaron el fuerte interés del gobierno por impulsar el desarrollo y crecimiento de los rodeos bovinos de carne y leche.