¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo de la violencia de las viñetas de Mahoma? Predigo que no está ayudando a causar un choque de civilizaciones, sino su mutua ruptura. Esta separación, que lleva años gestándose, tiene implicaciones fatales. Las señales están por todas partes.
1. Comercio. Hoy hay boicots en ambas direcciones. Mientras EE UU sanciona los productos iraníes, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, afirma que su régimen «revisará y cancelará contratos económicos» con naciones donde los periódicos publicaron las viñetas. Diversos países musulmanes han suspendido el comercio con Dinamarca, mientras que las tiendas de propiedad musulmana de Canadá han retirado los productos daneses. La asociación médica paquistaní anunció un boicot a las medicinas de cinco países europeos.
2. Consumo. Los musulmanes están reemplazando cada vez más los productos occidentales por los suyos. Compran las muñecas Fulla y Razanne, extremadamente modestas, en lugar de la voluptuosa Barbie. En Francia, Beurger King proporciona comida halal y compite con Burger King, como Mecca Cola ocupa el lugar de Coke o Pepsi. Al Yazira está iniciando un canal en inglés para plantar cara a la CNN.
3.Inversiones. Producto de la congelación de fondos y la designación de entidades terroristas, los musulmanes han sacado grandes cantidades de capital de Occidente y las han invertido en sus propios países o en otros lugares como el este de Asia. Los exportadores de petróleo de Oriente Medio invertían hasta 25 billones de dólares en América antes del 11-S; desde entonces, la cifra ronda el billón anual.
4. Emigración. El 11-S provocó un aumento significativo en las trabas para los musulmanes que viajasen a Occidente, de modo que llegan menos ejecutivos, estudiantes, pacientes hospitalarios, asistentes a conferencias y empleados musulmanes.
5. Turismo. Atrocidades islamistas tales como el asesinato de 60 turistas japoneses, alemanes y suizos en Luxor en 1997 o el secuestro de 32 viajeros alemanes entre otros en el Sahara en el 2003 llevaron a algunos occidentales a evitar los viajes personales en el mundo musulmán. La violencia por las viñetas ha provocado la advertencia danesa a los ciudadanos de no viajar a catorce países musulmanes. Los touroperadores escandinavas han cancelado muchos circuitos por el norte de África.
6. Ayuda exterior: La agresión musulmana al personal humanitario presente en zonas de Indonesia, el Líbano, Pakistán y en los territorios de la Autoridad Palestina ha llevado a la retirada completa o parcial de las misiones europeas presentes hasta ahora en esos países. En Chechenia, la misión de ayuda humanitaria danesa fue expulsada y el ministerio iraquí del transporte ha rechazado cualquier oferta futura de fondos daneses de reconstrucción.
7. Embajadas: desde el secuestro de la embajada americana en Teherán en 1979 hasta los múltiples ataques contra las legaciones europeas este mes, el asalto contra misiones diplomáticas occidentales en países musulmanes está provocando que estos edificios adopten rasgos de fortalezas armadas, que las embajadas sean retiradas del centro de las ciudades a la periferia, y en algún caso que sean cerradas totalmente.
8. Occidentales que prestan servicios. La Universidad Zayed de Dubai despidió a una profesora americana, Claudi Keepoz, por distribuir las viñetas de Mahoma a sus estudiantes. Enfurecidos árabes palestinos provocaron que los observadores extranjeros destacados en Hebrón abandonasen la ciudad.
Estos sucesos sugieren lo que el primer ministro de Malasia, Abdalá Ajmed Badawi, ha llamado «un gran abismo» entre el mundo musulmán y Occidente. O, en la oratoria más belicosa del influyente imán suní Youssef al Qaradawi: «Tenemos que decir a los europeos, podemos vivir sin vosotros. Pero vosotros no podéis vivir sin nosotros».
De crecer el abismo, con su reducción de la interacción humana, de las relaciones comerciales y de las relaciones diplomáticas concomitantes, el mundo musulmán quedará probablemente mucho más rezagado de lo que ya está. Como escribí en el 2000: «Cualquiera que sea el índice que emplee uno, se puede encontrar a los musulmanes agolpados en los últimos puestos ya se mida en términos de fuerza militar, estabilidad política, desarrollo económico, corrupción, derechos humanos, salud, longevidad o alfabetización».
La ruptura sólo empeorará el problema. El reducido contacto con los países más poderosos y avanzados del mundo probablemente provoque que los musulmanes salgan peor parados aún en esos índices y se deslicen a una condición caracterizada por la autocompasión, la envidia, el resentimiento, la ira y la agresión.
Especialmente cuando se contrastan con los éxitos musulmanes de los tiempos pre-modernos, estas circunstancias traumáticas ayudan a explicar las crisis de identidad que a menudo provocan que los musulmanes busquen consuelo en el islam radical. Por el bien de todos, es importante que los musulmanes comiencen a administrar con mayor fortuna su camino a la modernidad, no al aislamiento.
