Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Sociedad  
 
25/02/2006 | Futuro de un País - Activos o Pasivos

Daniel R. Pichel

Hace un par de semanas, durante una reunión donde se discutía sobre cómo propiciar el desarrollo humano en nuestro país, me surgió una inquietud que me parece interesante analizar. Imaginemos que Bill Gates decidiera comprar Panamá tal como está.

 

Con todo. Canal, Zona Libre, hoteles, playas, sistema monetario, calles, autopistas, corredores, escuelas, hospitales, zonas indígenas, barrios marginales, etc. en las condiciones actuales. Sin embargo, el vendedor le da una sola opción a escoger. Si lo quiere con o sin panameños…

Mi intención no es anticipar la respuesta de "Don Bill". Sin embargo, no olvidemos que comprarlo con panameños no solo incluye a Guillermo Sánchez Borbón, Juan D. Morgan, Rosa María Britton, Fernando Eleta, Alberto Motta, Danilo Pérez, Roberto Durán, Mariano Rivera y muchos otros que no menciono por falta de espacio, sino también, a los políticos, los pandilleros, los magistrados de la Corte y la juventud que carnavalea hasta la ebriedad absoluta en Las Tablas y Penonomé todos los años. ¿Los ciudadanos seremos entonces, un activo o un pasivo para nuestro país?

Lo importante de esta pregunta no es la decisión en sí (afortunadamente para nosotros esta oferta seguramente nunca se hará) sino que debemos tomar medidas para asegurar que, si llegara a hacerse la oferta, no quede duda de que la decisión ideal sería que los panameños nos quedemos como parte "del paquete" porque simplemente "le agregamos valor" a nuestro país.

Justamente aquí está uno de los problemas más importantes de Panamá como nación. No contamos con un proyecto de desarrollo nacional que dure más del lustro que permanece un gobierno en el poder. Esto ocasiona que, cada cinco años, se voltea el país "patas arriba" para encontrar el botoncito que dice reset, presionarlo y comenzar una patria nueva. Se despide gente, se ignoran proyectos que significaron importantes inversiones y se trata de restar importancia a todo aquello que hizo el gobierno anterior. Y así, hasta el siguiente cambio de gobierno. Con este sistema, no hay manera de progresar a largo plazo.

Como punto de partida para diseñar ese "proyecto país" tan necesario, sería muy útil partir de la interesantísima conferencia que dictó el lunes pasado el mexicano (y profesor de Harvard) Juan Enríquez Cabot (autor del éxito de ventas Mientras el Futuro te Alcanza), a la cual asistí gracias a una gentil invitación de la Ciudad del Saber. Esta conferencia se enfocó en lo que representa la revolución del conocimiento desde una perspectiva amena y agradable, incluyendo temas tan variados como genoma humano, mapas geográficos, digitalización, esclavitud, economía, migraciones, comunicaciones, clonación y financiamiento de proyectos. De acuerdo con lo expuesto, la forma más efectiva para lograr el progreso a relativamente corto plazo (menos de una generación), en este competitivo mundo actual que oscila entre globalización y desarrollo sostenible, es cultivando los mejores cerebros y dándoles oportunidades para desarrollar sus potenciales. Pero no en disciplinas "tradicionales" del conocimiento, sino en aquello que los haga verdaderamente competitivos.

Informática, comunicaciones, biotecnología, ingeniería genética, etc., que permitan competir a la altura de otras naciones tan pequeñas y con tantos problemas como los nuestros, pero que hace unos años, supieron tomar esa decisión que los ha convertido en actores importantes en el mundo del siglo XXI. Entre estas naciones están Singapur, Corea, China y Costa Rica. Lo importante es que esa selección de cerebros destacados tiene que hacerse ignorando elementos tradicionalmente importantes en nuestros países como son el apellido, la afiliación política, el color de la piel o la clase social. De hecho, en India y China, una de las claves de su desarrollo ha sido que una manera de "subir" en la escala social es por medio del estudio y la capacitación profesional. Así, se garantiza que los mejores desarrollen todo su potencial.

El problema principal de Panamá ante este futuro tan prometedor, son las limitaciones propias de nuestro país. Los latinoamericanos tenemos la tendencia a bloquear todo aquello que represente oportunidades para los demás, no vaya a ser que alguien se destaque más que nosotros. Otro problema es la falta de compromiso con el cambio y resistencia a modificar conductas políticas tradicionales. Como ejemplo, la representación del Gobierno fue bastante escasa en la conferencia. El Ministro de Educación, el secretario de Innovación, un par de viceministros, un ex presidente (que ya no toma decisiones) y nadie más. Hubiera sido esperanzador ver una nutrida delegación encabezada por el presidente de la República. A fin de cuentas, si pueden llevar pacientes a Cuba, pudieran aprovechar un par de horas de su tiempo para escuchar estos conceptos. Del Órgano Legislativo, nadie (no vaya a ser que aprendan algo). Aunque tal estaban discutiendo asuntos "vitales" para nuestro desarrollo intelectual como los ridículos proyectos del "mes de la Biblia" o los textos escolares "made in Panama".

Pero lo importante es poner a trabajar para nosotros todo ese conocimiento. Para eso tenemos a nuestro alcance elementos tan valiosos como la Ciudad del Saber que, atrayendo instituciones académicas de clase mundial, puede representar esa interesante oportunidad de ofrecer a los panameños la ventana al "primer mundo" la cual puede servir, si sabemos dejarla abierta, para que entre el maravilloso futuro que nuestro potencial como país ofrece.

El autor es médico cardiólogo

La Prensa (Pa) (Panama)

 



 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House