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19/09/2011 | EEUU - El periodista y Sarah Palin

Marc Bassets

Rumores, chismes y hostilidad hacia la musa del Tea Party en un libro del polémico Joe McGinniss que ha logrado que la prensa de referencia la defienda

 

El veterano periodista Joe McGinniss ha logrado lo improbable: una defensa cerrada de Sarah Palin por parte de la prensa de referencia. La misma que, según la ex gobernadora de Alaska y musa del Tea Party, se la tiene jurada desde que hace tres años el republicano John McCain la designó candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos.

The Rogue. Searching for the real Sarah Palin, el libro de McGinniss sobre la estrella mediática de la derecha populista, todavía no ha llegado a las librerías. Pero diarios como The New York Times, The Washington Post o Los Angeles Times, representantes de la élite político-intelectual que, según Sarah Palin, se encuentra en el origen de buena parte de los males del país, ya han publicado las primeras críticas, y no son precisamente nada amables.
"El señor McGinniss usó su tiempo en Alaska cazando cotilleos cáusticos e infundados sobre los Palin, con frecuencia de fuentes sin nombre como un residente o un amigo", escribe Janet Maslin en The New York Times. "Un defecto significativo en The Rogue es la confianza en fuentes sin nombre", reitera David Ulin en Los Angeles Times. "El desprecio total raramente se convierte en buen periodismo", pondera Nick Gillespie en The Washington Post.

McGinniss no es un periodista cualquiera. Ya en 1969, publicó Cómo se vende un presidente, un hito del periodismo político en Estados Unidos.
McGinniss tuvo entonces acceso directo al equipo de Richard Nixon durante la campaña para las presidenciales de 1968. Y expuso con detalle el funcionamiento interno de la campaña: el uso innovador de la propaganda televisiva para influir en el voto del electorado.

No fue su único éxito. Unos años después, en 1983, también publicó Visión fatal, la historia real de Jeffrey MacDonald, un médico guapo, inteligente y triunfador que fue sentenciado por el asesinato de su mujer embarazada y sus hijas de cinco y dos años. Para escribir el libro, McGinniss se ganó la confianza de MacDonald, participó en las reuniones de su equipo de abogados y siguió el juicio con el equipo de la defensa.

MacDonald, que por contrato debía recibir un tercio de los beneficios que obtuviese el libro, siempre dijo ser inocente, y estaba convencido de que McGinniss le creía. Pero cuando Visión fatal se publicó, MacDonald descubrió que el periodista le retrataba como al culpable. Y le denunció por fraude y ruptura de contrato.

El caso McGinniss-MacDonald inspiró a otra periodista, Janet Malcolm, una serie de reportajes, que después se convirtieron en un libro, titulados El periodista y el asesino. Malcolm reflexionaba sobre la malsana relación de los periodistas con sus fuentes, la danza de seducción y recelos entre los reporteros y sus entrevistados.

"Cualquier periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado engreído para darse cuenta de lo que sucede sabe que lo que hace es moralmente indefendible. Es una especie de hombre de confianza que, a la caza de la vanidad, la ignorancia, la soledad de las personas, se gana su confianza y las traiciona sin remordimientos", arranca el libro de Malcolm.

Cuando se propuso escribir sobre Sarah Palin, McGinniss no logró ganarse su confianza. Al contrario. En el 2010, poco después de llegar a Alaska para recoger información sobre la ex gobernadora, se le presentó la oportunidad de alquilar la casa adyacente a la casa de los Palin en su pueblo, Wasilla.
Ahí empezaron los desencuentros. Los Palin acusaron a McGinniss a través de las redes sociales de espiarlos. Las tensiones vecinales saltaron a las páginas de los periódicos. Que el libro sería hostil quedó ya claro. Y así ha sido.

En The Rogue, McGinniss desvela una serie de supuestos escándalos: que antes de casarse Palin tuvo una relación con el baloncestista negro Glen Rice, que fue infiel a Todd con su socio en una tienda de motos de nieve, se ocupaba poco de sus hijos, que en el pasado esnifó cocaína... También da pábulo a teorías conspirativas sobre la maternidad de su hijo Trig, nacido en el 2008 con síndrome de Down.

Los críticos sostienen que hay poca sustancia en las revelaciones y que, aunque fueran ciertas, muchas son escasamente relevantes. Los ataques, en todo caso, la refuerzan y pueden ayudarla en un momento en que la cacofonía en la derecha estadounidense hace difícil que se oiga su voz.

McGinniss la colocará durante unos días donde más cómoda se siente: bajo los focos mediáticos, a la espera de que anuncie si se presenta a las primarias republicanas para elegir al candidato que enfrentará a Barack Obama en las presidenciales del 2012.

La Vanguardia (España)

 



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