El libro ¿Guerra por el agua, en el valle de México?, escrito por Manuel Perló y Arsenio E. González, destaca que de continuar la presión por parte de los ciudadanos que demandan agua, y los conflictos en la esfera gubernamental por falta de acuerdos, podrían crecer las movilizaciones y acciones por parte de la población para asegurarse el abasto.

Según los investigadores del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), éstas abarcarían desde la toma de pozos y acueductos hasta protestas para exigir la instalación de redes y dotación del servicio. Habría también huelga de pagos y mayor perforación de pozos clandestinos.

Aunque los autores no quieren mostrar una opinión catastrofista, señalan que los conflictos podrían extenderse y profundizarse en varias comunidades localizadas en las regiones donde se capta el agua, como las cuencas del Cutzamala y del Lerma, así como las zonas de Xochimilco y del norte del valle de México.

Destacan en su libro, que será presentado la próxima semana, que cualquier intento de las autoridades por aumentar la extracción de agua y reducir los caudales de estos lugares podría provocar problemas a millones de habitantes de la zona metropolitana, debido a que quienes viven en estas regiones no se dejarían y podrían hacer toma de plantas potabilizadoras y otras instalaciones hidráulicas estratégicas.

Advierten que si no hay acuerdos entre los gobiernos en materia de agua, en 10 años podría haber enfrentamientos o movilizaciones sociales más intensas de las que se presentaron en los años 70 y 80.

"Debe buscarse un acuerdo institucional que esté libre de los vaivenes políticos y cuente con perspectiva de mediano y largo plazos", insisten.

Los autores destacan que el gobierno capitalino no puede ignorar que heredó una ventaja en términos de infraestructura hidráulica y de prioridad nacional, al seguir siendo capital del país.

En tanto, el gobierno federal no puede ser el único responsable de invertir en infraestructura hidráulica, pero tampoco caer en la pasividad y condicionar su participación hasta que las entidades se pongan de acuerdo, opinan.

El gobierno del estado de México tiene razón de exigir más agua, pedir más equidad y una explotación racional que no afecte su territorio. Pero no debe olvidar que sus municipios no podrían desarrollarse sin el agua que viene de las cuencas del Lerma y del Cutzamala.

En conclusión, todos los actores deben asumir su responsabilidad y considerar los problemas del agua desde una visión integral, señalan.