Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Parrilla  
 
03/03/2006 | EE.UU - India: La balanza del Poder

Sanja Peters

La decisión de Bush de ir a la India está enfocada a recuperar el papel de EE.UU. como la potencia más influyente del mundo y, a su vez, a protegerse de aquellos que quieren subirse al trono, como China o la UE. Bush es astuto, su viaje ha sido muy bien calculado y está completamente en línea con las recientes relaciones entre la India y EE.UU.

 

Las últimas apuestas estadounidenses por la India se produjeron cuando Clinton visitó este país en abril de 2000 y con el reconocimiento un año más tarde, por parte de Bush, de que la India es una potencia mundial. En los últimos doce meses, tanto la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, como el secretario del Tesoro, John Snow, han puesto sus pies en Nueva Delhi con el objetivo de allanar el camino a Bush y de que éste pudiera firmar un acuerdo de intenciones con el primer ministro indio, Manmohan Singh. Washington ve a Europa como un centro de poder en decadencia y con esta visita quiere resaltar la creciente influencia de la India en el nuevo orden mundial.

En el último medio siglo, las relaciones bilaterales han pasado por varias fases. Tras conseguir la independencia de Gran Bretaña en 1947, la India fue vista como un experimento inusual en democracia por parte de Estados Unidos. No obstante, también acaparó la atención de los Gobiernos de Moscú y Pekín, que vieron en la India un modelo alternativo al que marcó EE.UU. en Europa Occidental.

Desde el punto de vista geoestratégico, la India también fue vista como un aliado extremadamente valioso para Washington en su batalla por prevenir la expansión del comunismo por Asia. De esta forma, fue premiada con ayuda exterior por Kennedy cuando la India y China se enzarzaron en una guerra de fronteras en 1962. Diez años después, y tras la ruptura de relaciones entre los comunistas chinos y la Unión Soviética, Nixon apostó por acercase a China en detrimento de la India; y la inclinación de Nixon y Kissinger por Pakistán llevó a la India a acercarse a Moscú. La preferencia de EE.UU. por China, frente a una India proteccionista, fue aún mayor en 1978 después de las reformas económicas de Deng Xiao Ping. Aunque luego Tiananmen enfrió esas relaciones. Acabada la Guerra Fría, Washington pensó que elegir entre China o la India como aliado en la región ya no era relevante.

La globalización y los notables cambios acontecidos en el mundo en las dos últimas décadas han forzado a las potencias a volver al tablero de las alianzas. EE.UU. no puede permitirse establecer sanciones económicas a China. Sin embargo, sí puede inclinar la balanza de poder en Asia alineándose de nuevo con un gigante económico emergente como la India. Si a Bush le sale bien la jugada, su país tiene casi asegurada la continuidad como gran potencia mundial.

ABC (España)

 



 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House