Es una imagen improbable: Centenares de avestruces, un ave oriunda de la soleada África, merodean o forcejean en la fría mañana en una granja en Corea del Norte. Y más extraño aún, en invierno algunas lucen chalecos tejidos. Construida durante la hambruna de los noventa, la granja de avestruces fue un experimento caro y osado que el estado esperaba alimentase al pueblo u proveyese bienes para exportar.
Años más tarde, la carne de avestruz es la
especialidad en algunos de los mejores restaurantes en Pyongyang, pero está
fuera de alcance para millones de norcoreanos hambrientos.
La
granja es un enfoque idiosincrásico para resolver uno de los mayores problemas
de Corea del Norte: El hambre.
La
escasez de alimentos en el país ha alcanzado este año el punto de crisis, dicen
trabajadores de ayuda, mayormente a causa de sacudidas al sector agrario,
incluyendo torrenciales aguaceros y el invierno más frío en 60 años. Seis
millones de norcoreanos viven al borde del abismo, y sufrirán hambruna sin
ayuda alimentaria inmediata, dijo el Programa Mundial de Alimentos al pedir en
abril 224 millones de dólares en ayuda de emergencia.
Funcionarios
norcoreanos han hecho pedidos de ayuda, citando el alza en los precios globales
de los alimentos, la escasez de fertilizantes y una helada invernal que mató la
cosecha de trigo. A cambio de la ayuda, las autoridades aceptaron condiciones
más estrictas de monitoreo — una rara concesión en un país aislado.
Sin
embargo, las donaciones no han estado fluyendo a la nación considerada un paria
político por su programa nuclear y sus violaciones de derechos humanos. La
Unión Europea estaba donando 15,5 millones de dólares, suficientes solamente
para alimentar a 10% de los hambrientos hasta la cosecha de octubre. Estados
Unidos no había dicho si iba a proveer ayuda.
Escépticos
sospechan que las autoridades están almacenando alimentos para cestas de
regalos a ser distribuidas durante las celebraciones por el centenario del
natalicio del difunto presidente Kim Il Sung el año próximo. Otros se preguntan
si la distribución puede ser monitoreada lo suficiente como para asegurarse de
que la comida va a parar a los hambrientos, no a los militares y otras figuras
poderosas.
Mientras
continúa el debate político, trabajadores de ayuda dicen que fuera de Pyongyang
los estantes están vacíos y cunde el hambre. Y la cuestión de cómo alimentar al
pueblo norcoreano sigue sin respuesta.
En la
capital, la comida parece abundar, con vendedores callejeros ofreciendo batatas
asadas y castañas, barras de helado y panqueques. Aquellos con dinero pueden
comprar hamburguesas y pizzas.
Pero los
trabajadores de ayuda dicen que la escasez de comida es un fenómeno muy real en
las provincias lejanas de la capital.
"Es
ahora muy común ver a personas con cestas de mimbre o bolsas plásticas
recogiendo cualquier cosa comestible — incluso raíces y hierbas", dijo
Katharina Zellweger, directora en Pyongyang de la Agencia Suiza de Cooperación
y Desarrollo.
Toda una
generación de niños no recibe dietas equilibradas necesarias para desarrollarse
física y mentalmente, dijo. La UNICEF estima que una tercera parte de los niños
norcoreanos sufren desnutrición y están mostrando señales de crecimiento
atrofiado.
"En
los centros residenciales de cuidados infantiles vi más niños gravemente
desnutridos que lo que he visto en mucho tiempo", dijo Zellweger.
El
fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung, basó la política del país en el
concepto de "zuche", o autodependencia, y había hecho su credo
asegurar que el pueblo comiese "arroz y sopa de carne". Pero la
pérdida de los subsidios soviéticos, seguida por desastres naturales y una
hambruna que mató a hasta un millón de personas, obligaron a Corea del Norte a
pedir asistencia a mediados de los noventa.
Sin
embargo, esta nación nunca ha tenido una tarea fácil en la agricultura.
Montañas
escarpadas cubren gran parte del territorio, dejando menos que una quinta parte
de las tierras apropiadas para cultivos. Los inviernos son largos y duros, y
las condiciones climáticas volátiles.
Durante
decenios, los norcoreanos han plantado un solo cultivo, como la col pequinesa,
usada para preparar ese popular plato picante llamado kimchi. Además, han usado
mucho pesticida en una tierra que ya tenía alta acidez, destruyendo el suelo y
reduciendo el rendimiento, dicen agrónomos extranjeros.
En todo
el país, enormes bosques han sido talados, dejando el terreno sin protección.
Cada pedazo de tierra está labrado y cultivado, incluso las rocosas laderas y
las estrechas franjas de césped a lo largo de carreteras.
Con la
escasez de combustible, la mayoría de los campesinos emplean bueyes. Pero un
brote de fiebre aftosa ha diezmado el ganado en el último año, dice el Fondo
Mundial de Alimentos.
Con 24
millones de habitantes, Corea del Norte tiene la mano de obra, pero carece de
los recursos económicos y naturales para desarrollar su agricultura, dijo Kim
Yung-hun, del Instituto Coreano de Economía Rural en Seúl, Corea del Sur. Dijo
que los norcoreanos continúan buscando formas de estimular el sector, pero no
pueden financiar sus ambiciosos proyectos.
Incluso
con el hambre empeorando, las autoridades parecen determinadas a alentar el
orgullo nacional. Un acto en la plaza Kim Il Sung en octubre del año pasado al
que asistieron el líder Kim Jong Il y su hijo Kim Jong Un mostró avestruces
danzantes y peces saltando del mar — recursos que los norcoreanos esperan
aumenten las reservas alimentarias del país.
La
granja de avestruces en el suburbio de Sunan está entre colinas verdes, gracias
en gran parte a 560.000 árboles plantados en lo que una vez fue tierra baldía.
Kim Jong Il ordenó la importación de avestruces a finales de los noventa, a
10.000 dólares cada una, dijo la guía Kim Jin Ok, que ofreció una visita
privada a The Associated Press.
Pero los
avestruces son oriundos de climas cálidos, y Corea del Norte es extremamente
fría en el invierno. Además, son aún silvestres, temperamentales, beligerantes
y sensibles al ruido, dije Kim.
"Cuando
las trajimos de África, era invierno y había mucho frío, así que les hicimos
chalecos", recuerda, con una risa de embarazo.
Hoy,
10.000 avestruces están agrupadas en corrales junto a un largo camino llamado
el Valle de las Avestruces. Equipo moderno, incluyendo máquinas
descuartizadoras y de salchichas, fue importado de Francia e Italia.
El líder
Kim Jong Il disfruta tanto la granja que la ha visitado más de 70 veces, dijo
la guía.
¿Por qué
avestruces? "El atractivo es que nada se desperdicia", dijo la guía,
que muestra productos para la venta y en una pantalla en una tienda en la
granja: salchichas, zapatos de mujeres y hombres, billeteras y bolsos, plumeros
y huevos pintados en estantes de madera labrada.
Un
profesor surcoreano que estudia la agricultura del norte resta importancia a la
granja, diciendo que es un "espectáculo" y señala que las avestruces
no son la verdadera solución para el hambre en Corea del Norte.
"Los
avestruces son ricos en proteínas. Las granjas de avestruces no tienen nada que
ver con mejorar la vida de la gente", dice Kim Kyung-ryang, de la
Universidad Nacional Kangwon. "Los vegetales son lo que importa. Los
alimentos que no son básicos son un lujo".
**"Es
ahora muy común ver a personas con cestas de mimbre o bolsas plásticas
recogiendo cualquier cosa comestible — incluso raíces y hierbas".
Katharina
Zellweger, Agencia Suiza de Cooperación y Desarrollo