Irán dijo este jueves que no lo obligarán a abandonar su plan nuclear, y consideró ``injusta'' la derivación del caso al Consejo de Seguridad de la ONU. Tanto el presidente Mahmud Ahmadinejad como el líder supremo Ali Jamenei se mostraron desafiantes frente a la presión internacional.

``El pueblo de Irán no aceptará la coerción ni las decisiones injustas de las organizaciones internacionales'', dijo Ahmadinejad durante una visita a la provincia occidental de Lorestan, informó la televisión estatal. ``Los enemigos no pueden obligar al pueblo iraní a ceder sus derechos''.

``La era de la intimidación y la brutalidad ha terminado'', añadió.

Según la televisora, Jamenei, que tiene la última palabra en asuntos de estado, dijo a un grupo de clérigos que Irán no abandonará su programa nuclear.

``Las autoridades tienen la obligación de continuar en la obtención de tecnología avanzada, que incluye la energía nuclear. El pueblo y el gobierno resistirán toda fuerza o conjura''. Dijo que Washington buscaba una excusa para continuar la guerra psicológica contra Irán.

``Esta vez han utilizado el pretexto de la energía nuclear. Si Irán abandona ahora, el caso no habrá terminado. Los americanos buscarán otro pretexto'', aseguró.

En la víspera, Irán amenazó a Estados Unidos con causarle ``daño y dolor'' cuando el directorio de 35 países miembros de la Agencia Internacional de Energías Atómica, al cabo de tres días de reunión en Viena, abrió formalmente el camino a las medidas del Consejo de Seguridad.

El consejo, cuyas medidas van desde una mera exhortación hasta sanciones e incluso el recurso militar, probablemente discutirá el caso la semana próxima.

La AIEA había alertado al consejo el mes pasado, pero había demorado su decisión para darle tiempo a los diplomáticos, bajo un acuerdo entre Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, los cinco miembros permanentes y con poder de veto.

Los cinco se reunieron el miércoles en Nueva York para discutir una respuesta inicial a la crisis.

Washington promueve medidas duras, pero Rusia y China, que tienen lazos políticos y comerciales con Teherán, difícilmente permitirán que se aprueben sanciones económicas y políticas.