Por estas horas la asamblea ambientalista se niega a abandonar el bloqueo. Al gobernador Busti --como era lógico--, la justicia Argentina le objetó aquello de dejar pasar casi todo, menos los camiones que transportan material para las fábricas, y el estado Argentino sigue sin querer hacerse cargo de garantizar la libertad ambulatoria entre nuestros países.

Se parte de un análisis equivocado, y poco riguroso, y por lo tanto, jamás se podrá llegar a una conclusión correcta.

La empresa Botnia, acusada de soborno, se defiende diciendo que le pagó a un ambientalista "gastos de representación para mediar e informarse", lo que complica más el ya enredado panorama. La versión que Botnia presenta de los hechos es la de una metida de pata propia de aficionados, y un poco difícil de creer.

En una región que recibe 30.000 millones de dólares anuales de inversión y que normalmente se radican en San Pablo o en Buenos Aires, lo de las plantas en este lado del río es impactante y toca intereses varios.

Uruguay tiene 800.000 hectáreas de árboles implantados y Argentina sólo 1.000.000 y ese es uno de los motivos de la elección. La instalación de las plantas en Uruguay supondrá a mediano plazo el desarrollo de puertos de aguas más profundas en el litoral y un dragado permanente del Río Uruguay.

El ser ruta de salida para paraguayos y bolivianos, potenciando la hidrovía, puede ser una posibilidad tangible y estratégica. Podría darse la paradoja histórica de que se termine poniendo el precio a las materias primas que están plantadas en Entre Ríos y Misiones, para ser procesada por estas plantas radicadas en nuestro suelo.

El bloqueo es lisa y llanamente una acción de matoneo y de prepotencia. A los intereses argentinos "les cayó la ficha" de esta proyección estratégica y las desventajas que supone el proyecto en ciernes. Con estas acciones, les están diciendo a las futuras inversiones extranjeras a la región: " Si eligen otro país que no sea Argentina o a Brasil, para radicarse les haremos pasar mal, desistan..."

En este mismo momento la empresa Stora-Enzo está instalando una planta de celulosa en el sur de brasil limítrofe con Argentina, y nos preguntamos ¿van a bloquear al Brasil? ¿El presidente Kirchner le rogará a Lula 90 días de suspensión de las obras para estudiar los efectos de la contaminación?

Brasil tiene cerca de 40 plantas de celulosa instaladas y funcionando desde hace rato.

Por lo expuesto, la mediación uruguaya pedida a Brasil en el marco del acuerdo regional, no surtió efecto. Brasil simplemente se hace el distraído.

La Unión Europea es una unión entre países desarrollados, el Mercosur es una unión entre países pobres, y los países pobres nunca se hacen ricos, y tienen estas contradicciones y choques de intereses, muy complejos de resolver.

Las plantas con dióxido de cloro son la tecnología más avanzada en materia de producción de celulosa para la fabricación de papel, y Finlandia es el primer país en honestidad y transparencia y sus plantas cumplen estrictamente con las normas de la Comunidad Europea.

Las totalmente libres de cloro sacan un papel de baja calidad para impresos y de corta vida. A los 5 años, el papel se degrada y entonces hay que sustituirlo, tarea que supone más tala, de árboles de cultivo.

Si no usamos las tecnologías más avanzadas (y controlamos su actualización) ¿qué hacemos? ¿no usamos más papel?

No creemos que el gobierno argentino vaya a cerrar las 10 plantas que funcionan con cloro elemental en sus provincias, tampoco creemos que libre a los habitantes de "Isla Maciel" de ese tajo de veneno que es el Riachuelo, y que les provoca afecciones de todo tipo. Mucho menos creemos que controle los vertidos de cromo y mercurio de los desagües clandestinos que van de aAeroparque a Tigre, y que, al igual que los del sur, provocan matanzas de miles y miles de peces, varias veces documentadas por la prensa porteña.

Tampoco olvidemos el intento de crear un basurero nuclear en Gastre, sur de Argentina,o la tala impiadosa de casi todos los quebrachos precolombinos del norte dejando tras de sí un panorama desolador e irreversible.

Se ataca la plantación de eucaliptos por excesivo consumo de agua, olvidando que la magia de los árboles es absorber anhidrido carbónico y liberar oxiígeno ¿queremos que además lo hagan sin tomar agua?

Las plantas, como toda otra actividad humana, contaminan, pero estas de última generación lo hacen en cantidades inocuas, (Finlandia tiene diecinueve plantas en su territorio) y las autoridades argentinas lo saben. No obstante, amenazan con la Corte de La Haya, en el que este asunto de la celulosa efectivamente se convertirá en un papelón..

Argentina tiene políticas erráticas. No tiene políticas de Estado. Y ya olvidó el acuerdo firmado entre cancilleres, en el año 2003, por este tema de la construcción de plantas de celulosa

Nosotros, hombres de izquierda, no estamos totalmente conformes con el modelo forestal, al que tal vez le faltó un porcentaje de diversificación para promover para el desarrollo la industria maderera, hoy inexistente en el país.

Esta es una inversión de suma importancia y deberemos extremar los controles --no siempre buenos del Estado uruguayo-- para preservar los más bajos niveles de contaminación para todos.

Un ex canciller brasileño le sugirió al ex canciller uruguayo doctor Sergio Abreu: "Uruguay debe contentarse con mirar el mar y exportar vacas".

Nosotros nos rebelamos a ese lugar en el mundo que nos asignan los amigos de la región. Razón de más para debatir profundamente cómo nos insertamos en este mundo tan complejo y de diferencias cada vez más abismales.