Otros pasos —según informó el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana— serán el acercamiento a las autoridades chilenas y las gestiones ante los organismos bi y multilaterales, para que éstos ayuden a encontrar una salida al conflicto.

Informó que si bien la estrategia para encarar el problema marítimo tomará en cuenta los avances registrados en los últimos años, ésta iniciará “un nuevo ciclo de relaciones con el país vecino”, que pondrá un particular énfasis en “ese diálogo de pueblo a pueblo, de ciudadano a ciudadano... tratando de mirar menos el pasado y tratando más bien de construir de manera colectiva y solidaria el futuro”.

La decisión del gobierno del presidente Evo Morales, de apelar a la sensibilización de la ciudadanía chilena para que esta respalde el anhelo de los bolivianos, nació el 10 de marzo, cuando cerca a seis mil personas reunidas en el Stadium Nacional de Chile elevaron sus voces bajo el pedido colectivo de “mar para Bolivia”.

El Ministro de la Presidencia resaltó la importancia de aprovechar estas nuevas señales. “Esta política va a interpretar el nuevo momento histórico y político de las relaciones”, anunció.

Las relaciones entre Bolivia y Chile estuvieron rotas desde 1978 y el pasado 22 de enero se dio una primera señal de cambio con la visita al país del entonces presidente chileno, Ricardo Lagos, para la transmisión de mando de Morales. Éste, en reciprosidad, asistió a la asunción de Michelle Bachelet el pasado 11 de marzo.

Durante esta visita —en la que según la misma Bachelete no se tocó el tema marítimo—, Morales anunció que Bolivia plantearía su demanda en escenarios multilaterales, como la Organización de Estado Americanos.

Quintana ratificó ayer ese anuncio y precisó que se invocará a todas las instancias posibles. “La vamos a hacer (la demanda) lateralmente, multilateralmente, en los espacios públicos vinculados a la cultura, en aquellos espacios vinculados a las relaciones entre las instituciones y, fundamentalmente, vamos a invocar a la sensibilidad no solamente del pueblo chileno, sino de América Latina, para alcanzar el éxito que el gobierno se propone”.

Sin embargo, tal como el jefe de Estado anunció en más de una oportunidad, Quintana comentó que todas las actividades se realizarán con un bajo perfil, pues para el Gobierno los resultados hablarán por ellos mismos.

“Vamos a hacer los mayores esfuerzos por aproximar a las cancillerías para que puedan trabajar esta misma temática con más hechos que palabras y por su puesto, con la mayor discreción, responsabilidad y prudencia”.

Para que estas políticas tengan eco, Quintana convocó a los 9 millones de bolivianos para que el próximo 23 de marzo unan sus voces y, al igual que los chilenos lo hicieron hace dos semanas, pidan “mar para Bolivia”.

De acuerdo a las autoridades de gobierno, la solidaridad de la sociedad chilena con la demanda marítima boliviana permitirá al gobierno de ese país tomar decisiones con mayor soltura, sin la presión del rechazo social.

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