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27/02/2012 | Colombia - Seguridad (Bogotá): Escalofriantes relatos del 'paseo millonario', modalidad en incremento

Carol Malaver

Hay taxistas certificados y con permisos que cometen el crimen.Ácidos, armas blancas, drogas tóxicas y hasta torturas como meterle la mano a una persona hasta la garganta para ahogarla son solo algunas de las técnicas que utilizan las bandas de delincuentes de Bogotá para torturar a sus víctimas mientras les hacen el conocido 'paseo millonario'.

 

Según los investigadores de la Seccional de Policía Judicial (Sijín), la forma en que operan estos delincuentes ya está identificada. Casi siempre hay dos taxistas cómplices en sus respectivos vehículos. "Mientras uno de ellos escoge a su víctima hay otro en la parte trasera revisando las señales".

Los delincuentes se comunican a través de las luces direccionales. "Así expresan si son carreras cortas o largas. Lo mismo hacen con los frenos". En algunos casos hay un tercer cómplice que, por lo general, se moviliza en una motocicleta.

Cuando arranca el 'paseo millonario', que en realidad es un secuestro, no utilizan vías principales sino rutas alternas de escasa iluminación y poco tránsito peatonal. "Lo peor de todo es que son taxistas con documentos legales los que están cometiendo el delito. Eso quiere decir que pueden hacer una carrera normal y luego decidir hacer un paseo millonario", dijo el investigador, que por labores en curso prefirió ocultar su identidad.

Los delincuentes no solo atacan a las personas que previamente han salido de entidades bancarias o negocios de dinero. "Ellos solo escogen por percepción a quiénes quieren victimizar. Hay veces que se van solo con portátiles o celulares. Los bandidos ven una cara con ciertas características y asumen que tiene dinero", dijo el investigador.

Luego de que el taxista tiene al pasajero en sus manos, lo común es que tomen una ruta diferente a la sugerida. "En ese momento activan un mecanismo para que la víctima no pueda huir".

Después, el conductor se hace el varado o empieza a hablar en clave con un supuesto hijo o compañera y es en ese momento cuando se suben dos sujetos más a la parte trasera del taxi. Ahí es donde ha variado el delito con más mecanismos de tortura.

El encierro

En el interior del vehículo todo está preparado. Jeringas, cuchillos, armas de fuego son solo algunos de los instrumentos con los que los hampones amedrentan. "Les dicen que los van a contagiar de sida, los golpean y a las mujeres les tocan su partes íntimas".

Durante el recorrido, las palabras soeces y las vulgaridades predominan mientras saquean de bolsos y chaquetas todas las pertenencias de las víctimas. Cuando ya están identificadas las tarjetas y sus claves, es común que un sujeto en una moto las recoja y se vaya a realizar las transacciones en los cajeros. "Desocupan todo".

Mientras eso sucede, la víctima es paseada en calles locales hasta que, a través de una llamada, se informe del dinero recopilado. Luego la víctima es dejada en barrios marginales o en parajes desolados.

Los objetos hurtados son entregados a un 'reducidor', que es la persona encargada de comercializarlos al mejor postor.

'Me decían que ya tenían listo el silenciador'

*Sandra
El 8 de noviembre del 2011, en la calle 125 con avenida 19, tomé un taxi frente a un edificio. En ese momento no sospeché que había llegado, justo frente a mí.El taxista, que me inspiró confianza, cogió la ruta que le indiqué. Bajó por la calle 127 y tomó la avenida Córdoba para llegar a la calle 116. Recuerdo que iba conversando con mis hijas cuando evidencié que el conductor hizo una llamada: "¿estás haciendo juicioso la tarea?", decía como si estuviera hablando con su familia. Yo fui tan ingenua que sí pensé que tenía un hijito.

De un momento a otro el carro le falló. El taxista me dijo que había llevado el carro a reparar y que la caja estaba averiada. En ese momento sospeché de algo malo e intenté salir del vehículo, pero fue demasiado tarde, un hombre me forzó a entrar al carro. El sujeto me comenzó al golpear en la cabeza, me abrazó, y me obligó a poner una pierna entre las suyas para inmovilizarme. Fueron minutos de terror. Recuerdo que esculcaba mi morral y que sacaba todos los objetos de valor que tenía: mi celular, mi computador y dinero en efectivo. Luego me pidieron las claves para desocupar mi cuenta de ahorros. Durante el camino me torturaban, me decían que hiciera lo que ellos decían porque de eso "comían muchos". También me decían que tenían un arma con un silenciador, que había unas motos persiguiéndonos, que tenían unos polvitos para desaparecerme. Finalmente me dejaron tirada en el barrio Patria.

El otro paseo comenzó cuando intenté poner la denuncia y buscar a los culpables. Incluso, supe que el edificio del que salí cuando abordé el taxi tenía cámaras de seguridad que apuntaban justo al frente. En la línea 123 me dieron direcciones inexistentes para poner la denuncia. Cuando por fin supe la que era, el trato fue seco. Luego, cuando quise ver los videos, me dijeron que a la denuncia le faltaba un número y que no servía. A estas alturas ya no me interesa denunciar, nadie lo ayuda a uno con el daño psicológico. Lo único que hago y haré es recomendar a mis amigos y conocidos que nunca cojan taxis en la calle. Son más los buenos que los malos, pero no hay forma de saber quién es quién.

'Me cortaron el paladar y las amígdalas'

Lucía* 
Yo tomé un taxi de placas VEK 803 del operador 3111111, de la empresa Taxis Libres, en la calle 76 con carrera 9a. Eso fue el 19 de enero del 2012. El hombre que conducía inspiraba confianza; recuerdo que era canoso. Cuando comenzó el 'paseo millonario', el drama fue terrible. El tipo que se subió en la parte trasera del vehículo me metió los dedos hasta la garganta y me cortó el paladar y las amígdalas. Casi me cuesta la vida no llevar tarjeta débito ni usar claves de avance en efectivo. Me robaron el portátil, el celular, mi argolla y otros objetos.

Decidí hacer la denuncia respectiva y por eso informé de todo a la Policía de Chapinero, incluso las placas del carro. También le informé al operador de Radio Taxi Aeropuerto S. A. para que se enterara de lo sucedido.

Tanto la Policía como el operador me dijeron que en Bogotá hay muchos taxis gemelos y que la Fiscalía era la única que investigaba estos casos. Me indigna preguntarme cuántos casos más vamos a tener que ver antes de que se realice la investigación.

Recibí una llamada del operador en la que me informaba que el taxi existe, paga rodamiento con ellos, pero que la frecuencia está con otro operador; que por esta razón no pueden hacer nada. Se siente mucha impotencia cuando sabes que en la calle sigue trabajando un taxi que causa daño y que no será investigado.

'Me amenazaba con desfigurarme la cara'

Esperanza* 
A mí me atacó un hombre mayor, de pelo canoso, que no me generó desconfianza. Tomó la calle 95, luego la 94 y luego la 92, pero en un semáforo dijo que se le había acabado el gas y que tenía que pasar el carro a gasolina. Cuando arrancó, hizo una llamada y dijo: "En diez minutos, amor", y después, en vez de tomar la avenida Suba, como le dije, cogió la avenida 68. A dos cuadras de mi casa apagó el carro y por eso le pasé un billete de 20.000 pesos para pagarle y bajarme, pero en ese momento abrieron las puertas e ingresaron dos tipos, uno de ellos con una navaja.

Pensé que nos estaban robando al taxista y a mí y por eso grité. Entonces uno de los hombres juntó los dedos y me los metió a la boca, hasta la garganta. Me ahogaba y, sin embargo, el otro tipo me amenazaba con una navaja y me decía que me callara si no quería que me desangrara o que me dejara la cara desfigurada. El delincuente me abrazaba como si yo fuera su novia. Pasamos la Escuela Militar y noté que se metió por el barrio de los muebles, el 12 de Octubre. Ahí cogió mi bolso, sacó 4 billetes de 50.000 pesos, me pidió la clave de la tarjeta y antes de llegar a la calle 63 tomó un desvío oscuro. En ese momento me dijo que no dijera mentiras con la clave o me echaba un ácido.

Rumbo al norte, pararon en un cajero de Servibanca. Mientras uno de los tipos sacaba la plata, el otro me daba vueltas por el barrio Modelo. Yo tenía miedo porque solo tenía 40.000 pesos en la cuenta. Me quitaron los celulares, la argolla y el dinero y me dijeron que no mirara para atrás ni fuera a gritar porque me disparaban.

Finalmente, me dejaron botada en la mitad de una cuadra. Allí me auxilió una pareja, que disparó una sirena comunal. Tiempo después llegó la Policía y me tomó una declaración y una patrulla me llevó a la casa. Gracias a Dios no pasó a mayores. Lo material se recupera, pero me quedó una huella traumática. Hice la denuncia en la estación de policía de Suba. Es posible que no se haga nada, pero esto hay que denunciarlo a como dé lugar, para tomar las medidas correctivas. Quiero dejar el precedente para acabar con este flagelo que tanto nos atormenta.

'Estaba escondido en la silla del copiloto'

Felipe* 
El taxi lo cogí en Puerta Grande, en el parque de la 93. Recuerdo que abordé al taxista con amabilidad y le sugerí una ruta para que me llevara a casa. De un momento a otro, subió por la calle 92, que estaba muy solitaria, al contrario de lo que le había solicitado. Sin aviso, salió del puesto del copiloto un tipo con una pistola. Me apuntaba y me decía que me iba a matar. Yo lo pateé en la cara e intenté abrir la puerta, pero tenía seguro de niños.

Luego tuve que soportar que el copiloto, sentado a mi lado, me apuntara durante casi una hora con su pistola. Me robaron el BlackBerry y la billetera, y todo el tiempo me pedían las claves de mis tarjetas. Permanentemente me gritaban que me iban a matar.

El conductor no se quedaba atrás. Me gritaba que me merecía un tiro rápido y me quitó una chaqueta que me había regalado mi hermano. En ese momento pensé en mis papás, en mi hermano; pensé que ellos eran los que iban a sufrir si a mí me pasaba algo. Por eso empecé a colaborar con los delincuentes. Después de casi una hora de rogarles a los tipos para que no me mataran, logré que el 'paseo' no terminara en tragedia. Me dejaron botado en el sur de Bogotá y salí corriendo. Ahora con mi trabajo y mis ahorros pagaré por su oficio. Pero, en medio de todo, agradezco que no me secuestraran, pegaran, emburundangaran, chuzaran o mataran. Ahora le aconsejo a la gente que cuando tome un taxi verifique que no haya alguien agachado adelante.

* Nombre cambiado

Víctimas necesitan ayuda
Trastorno de estrés postraumático

Según Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, además del daño físico, las víctimas del 'paseo millonario' terminan con graves daños emocionales luego de enfrentarse a la posibilidad de morir. Hay un trastorno de estrés postraumático que se caracteriza por la sensación de inseguridad y la angustia que genera el recuerdo. "Experimentan ansiedad exagerada con sucesos que se relacionen", dijo. En los casos más severos, sufren olvidos y depresión y no diferencian la realidad interna de la externa. "Algunas veces se encierran en sí mismas", agregó Córdoba, quien afirmó que las víctimas pueden requerir tratamientos psicoterapéuticos o farmacológicos.

Sijín: 12 capturas

El equipo de 50 investigadores de la Sijín ha logrado 12 capturas en flagrancia este año, incluyendo a 'los Cuchos', sindicados de participar en más de 30 'paseos'.

Queja
La tortura de poner la denuncia

Con recuperar su libertad no termina la tortura para las víctimas. La 'parte dos' comienza cuando algunos deciden poner la denuncia. Las víctimas consultadas por EL TIEMPO contaron que en la línea 123 los funcionarios les hacían preguntas absurdas, como los nombres de los delincuentes, el recorrido exacto del paseo y que les habían dado direcciones de denuncia que no existían. Otros dijeron haber sido maltratados en los Centros de Atención Inmediata (CAI). "Me decían que era mi culpa, que por qué había dado papaya", dijo una de ellas. Al respecto, el investigador de la Sijín dijo que para las víctimas las denuncias pueden ser más efectivas cuando las radican en las Unidades de Reacción Inmediata (URI). Luego, esta se dirige a una unidad de reparto para ser asignada a un fiscal que escoge el equipo para adelantar las diligencias judiciales. Al final, un juez decide si hay méritos para dictar medida de aseguramiento contra los implicados.

Pocas denuncias

Según la Sijín, en el 2011 solo hay 9 denuncias y en el 2012 ya va la misma cantidad. El Centro de estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (Ceacsc), adscrito a la Secretaría de Gobierno, no aportó cifras del delito para este informe.

Denuncie

Si usted ha sido víctima de paseo millonario u otro delito, escríbanos acarmal@eltiempo.com

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http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/relatos-del-paseo-millonario-en-bogota-_11220442-4

El Tiempo (Colombia)

 


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