Lo único sorpresivo en esto es: ¿Por qué se tomó tanto tiempo? Solamente después que miles de hombres, mujeres y niños han sido asesinados, decenas de miles heridos e incontables hogares destruidos por proyectiles de artillería, el team Obama ha llegado a la conclusión de que sus ilusiones con respecto a Assad han estado mal fundadas.

Hace solo once meses, cuando manifestaciones pacíficas en las calles de Dara y otras ciudades fueron rechazadas con balas, la secretaria Clinton se refirió a Assad como “un reformador”. Y no estaba sola. El año pasado, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerewelle, visitó a Assad y lo declaró “persona indispensable” para una “solución constructiva” de los problemas del Medio Oriente. Uno de los principales think tanks alemanes, que asesora al Ministerio de Relaciones Exteriores, describió a Assad como “un modernizador”.

Raro es el matón soberano que no atrae la admiración de algún líder del Occidente libre y democrático. Fidel Castro fue el ideal de la década de 1960. Che Guevara, uno de sus principales seguidores, adorna T-shirts todavía. Sean Penn es admirador de Hugo Chávez y Robert Sheer ha dicho cosas admirables sobre el ya difunto Kim Il Sung.

Mientras más represivo y detestable el régimen, más algunos en Occidente se extenderán para encontrar intenciones benignas en sus líderes. Uno detrás de otro, los viejos líderes soviéticos fueron celebrados, cuando por primera vez treparon el palo encebado de la política soviética, como “moderados”. Yuri Andropov, nos aseguraron, era “un admirador del jazz americano, del buen scotch y de los chistes políticos”. Se iba a extremos para conversar con disidentes. Quizás estaba pasado de Chivas Regal cuando mandó a derribar el vuelo de Korean Airlines No. 007.

Igualmente, cuando el dictador sirio Hafez Al-Assad (el carnicero de Hama) murió y fue reemplazado por su hijo Bashar, el New York Times publicó un altamente amistoso perfil del “tímido, joven doctor”. El New York Times notó que las expectativas del joven Assad eran altas porque, en palabras de un miembro del parlamento sirio, “él es joven, de mente abierta y quiere brindar libertad y democracia”.

Pudiera ser grosero desestimar el optimismo de otros. Pero Assad ha ejercido el poder absoluto en Siria por doce años y ni siquiera una reforma se ha materializado. Muy por el contrario. Aun antes que comenzara el actual baño de sangre, Siria ya era responsable por armar y proteger a Hezbollah, por asesinar al premier libanés Rafik Al-Hariri, por cooperar estrechamente con Irán y Corea del Norte y por infiltrar terroristas en Irak para matar soldados americanos.

Claro que nada de eso previno a la pareja glamorosa de Hollywood, Brad Pitt y Angelina Jolie, de visitar a los Assad para conversar sobre su trabajo con refugiados. Fotos recientes muestran a la estrella de rock y “líder de derechos humanos” Sting y su esposa en momentos alegres con los Assad hace algún tiempo. La revista Vogue, aparentemente inmune a la vergüenza, publicó un perfil altamente lisonjero de la esposa de Assad, “una rosa en el desierto”. “Asma al-Assad,” Vogue dijo a sus lectores, “es glamorosa, joven y chic, la más fresca y magnética de las damas”. Junto a las fotos de Asma, Vogue destacó fotos de Bashar jugando en el suelo con sus hijos. Cuando fotos de niños sangrantes y muertos comenzaron a filtrarse desde Siria, Vogue, discretamente, removió el artículo de su sitio web.

La entonces speaker Nancy Pelosi en 2007 (contra los deseos de la Administración Bush) visitó a Assad y volvió satisfecha con su cooperación. “Estamos muy complacidos con la seguridad del presidente Assad de que está decidido a reanudar el proceso de paz”.
Pero ningún visitante fue más entusiasta que el senador John Kerry (D-MA), quien visitó Damasco seis veces entre 2009 y 2011. En 2010, Kerry dijo: “Siria es un participante esencial en traer paz y estabilidad a la región”. Aun después que los tanques rodaron por las ciudades ametrallando a la ciudadanía, Kerry siguió con su ilusión: “Mi juicio es que Siria cambiará y abrazará una relación legítima con Estados Unidos y Occidente”.

El “doctor tímido” se convirtió en un asesino frío. Aquellos que, sin evidencia alguna, se autopersuadieron que Assad era otra cosa, no fueron más que tontos útiles.

AGonzalez03@live.com