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28/03/2006 | Bush es el único presidente de EE. UU. desde Jefferson que nunca ha vetado una ley

Eusebio Val

Habilidad para presionar al Congreso y pragmatismo le han ahorrado usar su poder de bloqueo.

 

En sus más de cinco años en la Casa Blanca, George W. Bush no ha vetado ninguna ley del Congreso. Sólo Thomas Jefferson, hace dos siglos, renunció en tal medida a su potestaddebloqueo. Bush ha sido hábil en presionar a sus propios correligionarios republicanos y pragmático para aceptar los necesarios compromisos.

George W. Bush se ha ganado fama de conservador dogmático, pero la realidad de los hechos matiza y hasta contradice la caricatura fácil. Desde que llegó a la Casa Blanca, en enero del 2001, el presidente de EE. UU. no ha vetado ninguna de las 1.091 leyes aprobadas por el Congreso. Bush ha superado ya a James Monroe y, si sigue así, va en camino de emular a Thomas Jefferson, que nunca ejerció el veto en sus ocho años como presidente (1801-1808).

Una combinación de astucia, hábil presión política y pragmatismo explican por qué Bush no ha usado su prerrogativa de bloqueo. También le ha ayudado, obviamente, contar con mayoría republicana en las dos cámaras, más cómoda desde el 2004. "Bush ha sido muy efectivo en lo que llamamos el "regateo del veto" - comentó a La Vanguardia el profesor Bruce Buchanan, historiador de la Universidad de Texas-. Ha conseguido lograr casi todo lo que quería mediante la amenaza del veto. Lo curioso es que a los republicanos más conservadores en lo económico sí les hubiera gustado que Bush vetara algunas leyes presupuestarias de mucho gasto, para sentar un principio, y no lo ha hecho. Esta Administración tiene tendencia a gastar mucho más que otras administraciones republicanas y eso disgusta a los conservadores económicos".

La engrasada maquinaria política que maneja Kart Rove, el máximo asesor del presidente, y el trabajo entre bastidores de Andrew Card, el jefe del gabinete, han sido decisivas para controlar al Congreso. Buchanan considera fundamental el papel del vicepresidente, Dick Cheney, en presionar a los legisladores, sobre todo en medidas clave como los recortes de impuestos. Pero Buchanan y otros analistas valoran también el estilo pragmático del presidente para sellar compromisos, su disposición a delegar y su alergia a las confrontaciones innecesarias con su propio partido. "Bush ha cultivado su etiqueta dogmática para atraer a su base electoral (conservadora) en este país, pero en realidad sería mejor definirlo por su pragmatismo", dijo el profesor texano.

La última vez que Bush esgrimió la amenaza de veto fue en la reciente controversia sobre la venta de la gestión comercial de seis grandes puertos a una empresa de los Emiratos Árabes Unidos. La rebelión en el Congreso se apagó gracias a que la compañía renunció al negocio.

La ausencia de vetos no significa que Bush se haya salido con la suya en todas sus iniciativas legislativas. El fracaso más estrepitoso se dio en el proyecto de reforma del seguro de jubilación. El presidente quiso convertirlo en un tema estelar de su segundo mandato y recorrió el país para vender la idea de la semiprivatización cómo única fórmula para evitar la futura ruina del sistema público. Pero el Congreso se cerró en banda - al igual que el poderoso lobby de los jubilados- y Bush hubo de renunciar.

Tampoco ha logrado sacar adelante todavía, pese a los múltiples intentos, el proyecto de explotación petrolífera del Refugio Nacional Natural de Alaska. En el haber del presidente se cuentan cinco recortes tributarios, la renovación de la antiterrorista Patriot Act, la reforma del seguro médico para jubilados y la nueva ley de energía. Bush consiguió asimismo que el Senado ratificara sus dos designaciones para cubrir vacantes en el Tribunal Supremo, no sin antes pasar por el trámite embarazoso de retirar a una candidata, su amiga Harriett Myers, que no daba la talla.

Roosvelt, Campeón del veto

Según la Constitución, el presidente de EE. UU. tiene potestad para vetar una ley que no le guste. Para anular ese veto, se necesita una mayoría de dos tercios en las dos cámaras. El admirado Franklin D. Roosevelt, que gobernó siempre con mayoría de su partido - el demócrata- en el Congreso, fue el que vetó más leyes: 635. Y sólo en 9 de ellas se anuló su veto. Carter bloqueó leyes en 32 ocasiones, Johnson, en 30 y Kennedy, en 21. Truman, que también tuvo mayoría demócrata, puso el veto 250 veces. Eisenhower lo hizo 181. Clinton no vetó ninguna ley en sus dos primeros años, mientras hubo mayoría de su partido en el Capitolio. Cuando los republicanos pasaron a controlar el Congreso, en 1995, usó el veto en 37 ocasiones.

Roosevelt, campeón del veto

La Vanguardia (España)

 



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