Una investigación de la Corporación Nuevo Arco Iris ha revelado la presencia de carteles mexicanos en la frontera colombo-venezolana y señalado a la Policía del Zulia como una “organización criminal”.
Demoledor
informe
Una
fundación colombiana presentó el miércoles un demoledor informe sobre los
crecientes problemas de la frontera colombo-venezolana y cómo la
tolerancia y corrupción por parte de autoridades de ambos lados tiene a esa
zona como una de las más violentas, con 30.000 muertos en la última década,
reseñó AP.
El
informe de la Corporación Nuevo Arco Iris, dedicada al análisis del conflicto
interno colombiano, tiene la forma de un libro de 533 páginas con el
título “La frontera caliente entre Colombia y Venezuela”. Es editado por
Random House Mondadori y fue presentado en una conferencia de prensa en el
marco de la 25ta Feria Internacional del Libro de Bogotá
Contrabando
en la frontera
Uno de
los investigadores y editor del informe, Ariel Avila, dijo que el trabajo es
producto de año y medio de investigaciones y visitas a ambos lados de la
frontera, con una extensión de 2.200 kilómetros y a lo largo de la cual habitan
al menos siete millones de personas.
En esa
zona, dijo Avila, se contrabandea desde Venezuela hacia Colombia
anualmente al menos un millón de barriles de gasolina que generan unos 500
millones de dólares en ganancias para los grupos armados ilegales.
Adicionalmente hay cruce de cocaína, así como actividad de las guerrillas y los
paramilitares.
Esa
actividad se produce desde hace décadas, pero se agravó al menos desde el 2007.
En ese año, ante la necesidad de replegarse en Colombia hacia la frontera por
la acción oficial interna y en medio de conflictos políticos entre Caracas y
Bogotá, tales bandas se movilizaron hacia esa área limítrofe, dijeron los
investigadores y León Valencia, director de la Corporación.
“Nido de
hampones”
Pero
adicionalmente, agregaron, en medio de las tensiones entre el oficialismo
y la oposición en Venezuela, ambos bandos buscaron contactos con guerrilleros y
paramilitares y “eso se les salió de las manos”, al punto que ahora esos grupos
ilegales actúan por su cuenta en medio de la corrupción de cuerpos policiales y
militares.
Algunos
de esos cuerpos policiales y de la Guardia Nacional venezolana en zonas de
frontera son “un nido de hampones”, dijo Avila.
Guerrilla
Además,
destacó Avila, en el 2004 Venezuela realizó jornadas de cedulación de más de
dos millones de colombianos y eso “permitió que una gran cantidad de
testaferros (del narco), del ‘Bloque Norte’ de las AUC (o Autodefensas Unidas
de Colombia, el paraguas que agrupó bloques o unidades del paramilitarismo)
pasaran a Venezuela, como también guerrilleros de las FARC y el ELN” (como se
conocen los grupos rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el
Ejército de Liberación Nacional, respectivamente).
“Este
conflicto le llegó a Venezuela y Venezuela no tiene la institucionalidad como
para combatirlo”, dijo Avila.
Tras
decenas de visitas y entrevistas, incluyendo algunas con escoltas de jefes del
narcoparamilitarismo ya capturados, el informe de Arco Iris asegura que tanto
el gobierno de Venezuela como el de Colombia, que han negado apoyar a grupos
ilegales como las guerrillas o el paramilitarismo, “no comprenden la dimensión
del problema”.
Valencia,
el director de la Corporación, dijo que aparte del texto aspiran presentar
a los dos gobiernos datos confidenciales encontrados en su investigación, y que
todo el trabajo busca simplemente ser un aporte para que los dos países busquen
controlar esa situación.
El
contrabando
Juan
Ricardo Ortega, director de la oficial Dirección de Impuestos y Aduanas
Nacionales de Colombia (DIAN), invitado al acto de presentación, no sólo
reconoció la gravedad del problema del contrabando y el lavado de activos entre
los dos países, sino destacó cómo tales actividades responden a una acción de
mafias bien organizadas y que piensa cuentan con el apoyo de sectores bancarios
y abogados.
Por la
frontera, dijo Ortega, pasan al menos un millón de cajas de contrabando de
whisky, el doble de lo que se importa legalmente al año en
Colombia, además de 200 millones de cajas de cigarrillos. Apenas en el
2011 pudieron decomisar en Colombia unos cuatro millones de cajas.
“La
dimensión de esto (el contrabando) está totalmente subdimensionada en la
discusión nacional”, dijo Ortega al destacar la burocracia y la falta de
instrumentos para combatir tales actividades. En el contrabando y lavado “tiene
que haber gente con corbatas muy bonitas” o de altos niveles, pero “esa gente
nunca ha caído…esa gente nunca la hemos conocido”.
Carteles
mexicanos operarían en la zona
De
acuerdo al documento lo más preocupante es la articulación de las bandas criminales
con el crimen organizado trasnacional.
“Hay
tres alianzas claramente visibles. La de los ‘Rastrojos’ con los Zetas (de
México), que tienen una especia de comisionistas en Maracaibo. La de
los ‘Urabeños’, cartel de Sinaloa y los carteles dominicanos. Además
de los herederos de ‘Jorge 40’ con el cartel de Tijuana. Todas esas
uniones de organizaciones se disputan el control de la frontera”, dice el
investigador, quien llama la atención principalmente frente a la notoria
presencia de dichos carteles mexicanos en la frontera entre La Guajira y Zulia.
Farc y
ELN son una amenaza, pero no juegan un rol en el crimen organizado
Ávila
indica que si bien las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) son una amenaza, no juegan “en este
partido del crimen organizado, por lo que no son el gran problema de la
frontera. El que sí lo es el que tiene que ver con la falta de control por
parte de las autoridades de ambos países con lo que pasa en la frontera
colombo-venezolana“.
El
crimen en la zona se ha reconfigurado y abarca el contrabando “manejado por
estructuras grandes como los ‘Urabeños’ y los ‘Rastrojos’. Dejó ser
administrado por pequeños grupos para estar en manos de esas estructuras, en
las que además se evidencian niveles de corrupción en las instituciones del
Estado”.
Señalan
a la policía zuliana como una “estructura criminal”
El
reporte publicado por Semana señala que en el estado Zulia “la
Policía parece una estructura criminal más”.
La
responsabilidad de esta situación no es solo de las autoridades venezolanas,
considera el autor, al indicar que “el tema no es Chávez. La frontera tiene
realidades locales mucho más complejas que decir que es culpa de un lado o del
otro”.
Así,
expresa que Caracas y Bogotá no han discutido el tema “seriamente” para
combatirlo.
Ávila
expresa sobre la policía zuliana lo siguiente: “Es claro ver cómo la oposición
es la que lo controla (…) se dice que entregaron a Valenciano, por
ejemplo, para quedarse con el tráfico de cocaína”.
*Con
información de AP y Semana