La mayoría de los policías despedidos y aquellos a los que se les siguen procesos en el Ministerio Público formaron parte de todas las escalas de la institución y conocen las debilidades y bondades de la misma.

La información que poseen estos exuniformados puede ser aprovechada por los carteles de la droga y del crimen organizado que sigue creciendo en el país, producto de la represión que ha generado México y Colombia.

Según expertos, Honduras en los últimos años se ha vuelto blanco de los narcotraficantes para el trasiego de droga hacia los Estados Unidos. Por ello les interesa tener gente que sepa de armas y cómo funcionan los cuerpos de seguridad del Estado.

El coronel retirado de las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA), Agustín Avelar, indicó que los últimos escándalos al interior de la Policía revelan que hay personas involucradas en actos delictivos.

Comparó que después de la muerte de los dos jóvenes universitarios, entre ellos el hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, en octubre del año anterior, se comprobó que la misma Policía estaba actuando ilegalmente y que llevaban a cabo delitos.

Tal es el caso que los indicadores muestran que muchos de los muertos que aparecían en la zona sur, por la represa Los Laureles, en la salida de El Sitio y en La Montañita, se les atribuían a estos grupos policiales.

Datos del Observatorio de la Violencia de la UNAH, cuya fuente principal es la Policía Nacional y el MP, revelan que hubo un decrecimiento de la violencia en los meses de diciembre y enero, cuando se investigaba a los elementos, señaló.

“Pero a partir del mes de febrero vuelve a incrementarse la violencia, hasta lo que ocurre el día de hoy; en ese sentido, estos primeros grupos que cometieron esos hechos delictivos no habían reaccionado”, consideró Avelar.

EL CASO DE MÉXICO

“Luego fueron despedidos 20 elementos por las autoridades superiores y algunos desertaron; siguieron otros, hasta llegar a un promedio de 100”, refirió Avelar, para luego preguntarse: ¿qué pasó en México?

Reseñó que después de una época de corrupción, donde los presidentes se olvidaron de lo que estaba sucediendo al permitir que el narcotráfico llegara a límites insospechables, México se convirtió en el mayor productor de marihuana en el mundo, la cual se consume en Estados Unidos.

Durante todo ese proceso, los carteles de la droga fueron tomando el control de varias zonas, pero al asumir la presidencia Felipe Calderón comienza la guerra contra las drogas, agregó.

En esa guerra, dijo, se generó otro fenómeno: nacen “los Zetas”, que son exmilitares que surgieron de dos unidades especiales, a partir del conflicto de Chiapas, ya que una vez terminando el conflicto no hallaban qué hacer.

Entonces fueron reclutados aproximadamente 200 miembros de extrema calidad, porque llegó un momento que el narcotráfico, en su lucha contra el gobierno, no tenía personas capacitadas para revertir las guerras contra el gobierno, apuntó.

“Les ofrecieron cantidades millonarias y si un soldado ganaba 20 mil dólares al año, el narcotráfico le ofrecía 100 mil y el Estado no podía competir contra eso, y poco a poco comienza el fenómeno de la operación”.

BANDAS PELIGROSAS

Recientemente, el presidente Calderón, con todos los gobernadores y jefes de Estado, calculó que unos 75 mil policías y oficiales de los tres niveles: federal, estatal y municipales, fueron separados de la institución por corruptos, generando preocupación en la sociedad, manifestó.

“Ninguno de estos oficiales iba a ir a trabajar de taxista o de albañil; llegaron a formar parte de ‘los Zetas’, desatando una ola de violencia sin precedentes en la historia de México”.

Los que no se integraron a los carteles de las drogas, después de agarrar poder comenzaron a competir con los narcotraficantes y actualmente muchas rutas y territorios son controlados por “los Zetas”, señaló.

Otro problema, según indicó, es que apareció un grupo paralelo, que son “los Matazetas”, conformados por policías y de quienes se dice que son contratados por empresarios para protegerse de “los Zetas” o los carteles, agarrando una fuerza increíble.

“Por ello debemos ver hacia dónde va la depuración de nuestra Policía; hasta ahorita, con esta relación, no podemos decir de los que han sido separados actualmente en la Policía qué ha pasado con ellos, qué va a pasar”, cuestionó.

Añadió que todos los que son despedidos tienen conocimientos de armas, del sistema de seguridad nacional, de la inteligencia, de cómo operar contra el narcotráfico o en casos de un secuestro.

LAZOS CRIMINALES

Por su parte, el analista José Antonio Pereira refirió que en este momento tan difícil es bastante complicado hablar a rajatabla sobre estos temas, pero hay que alertar al pueblo, ya que no se puede permitir el desorden, el crimen y la desidia social e institucional que impera en el país.

Señaló que el ambiente regional no se puede dejar por un lado, ya que en la guerra que lanza Felipe Calderón en el Plan Mérida propulsa que todos esos grupos busquen nuevos horizontes para protegerse y seguir con sus operaciones ilícitas.

Por ello se desplazaron para el sur de México, llegando al triángulo del norte, formado por El Salvador, Guatemala y Honduras, encontrando en la población un ambiente fértil para mezclarse con ellos, porque traen dinero, desarrollan mano de obra y de alguna manera subsanan la pobreza y dan trabajo.

“Desde ese punto de vista es difícil que la Policía o cualquier otra autoridad encuentre el vaso comunicante que pueda romper ese lazo entre ellos, porque vinieron a romper el problema que por años el Estado ha postergado: el desarrollo social y económico en zonas alejadas”.

En ese sentido, hay lugares como La Mosquitia, las áreas fronterizas con Guatemala y El Salvador, que están infestadas de estos grupos, pero todo se debe a la falta de voluntad política, señaló.

Pereira recomendó que “no vayamos a cometer errores de hacer la limpieza o la depuración sin tener una base fundamental; hay que tomar las decisiones en orden”.

“No estoy tan seguro que la gente que salga depurada o que por algunas razón no pueda convivir más en la institución policial o el Ejército vaya de tajo a integrarse, pero el que ya tenga las condiciones para ser delincuente, donde esté lo va a desarrollar”, consideró.

El exmilitar añadió que le tienen más miedo a la impunidad jurídica que a los cuadros que están saliendo de la Policía, pero recomendó a las autoridades dejarse de politiquerías, porque la violencia es producto del ambiente de pobreza y mala salud que vive la sociedad.

LOS SEPARADOS

El vocero de la Secretaría de Seguridad, Héctor Iván Mejía, aseguró que en los últimos meses se ha separado a más de 200 elementos de la institución, pero se les está dando seguimiento.

Al trabajo de monitoreo se suman otras instituciones, expresó, explicando que los policías de quienes sospechan están en delitos, han sido requeridos y otros han sido asesinados, porque a los criminales no les conviene tener elementos que estén fuera de la institución.

“Si cuatro o seis individuos son separados de la Policía y si se encuentran en la sociedad cometiendo un delito, se les aplica la ley, únicamente se le pierde el control cuando se van del país, especialmente al cruzar las fronteras centroamericanas”.

Explicó que al aplicar las pruebas de confianza en Honduras a una población de 20 policías separados, “de forma irresponsable se puede decir que tres o cuatro puede ser reclutados, el otro porcentaje no”.

Con relación a los más de 100 policías de las estaciones de La Granja y Belén que fueron separados de la institución para reorientarlos, expresó que al total del personal se le hizo pruebas psicométricas y se les remitió a otra serie de exámenes de inteligencia.

De estos se identificaron 20 con problemas, 12 están siendo monitoreados pero no se les ha dado la baja; los otros 8 ya fueron separados definitivamente, mientras que el resto está trabajando porque no se le encontró ningún delito.

“No les puedo garantizar que no están coludidos con el crimen, pero lo importante es que no vamos a tolerar que afuera o adentro de la institución se delinca”, declaró.

El subcomisionado lamentó que el problema de la Policía es que los políticos la han utilizado “como trampolín para conseguir sus fines y no es por justificar lo que está pasando”.

“Muchos políticos dicen que la Policía no da respuesta, no lo hace porque hay un desgaste por el trabajo, porque se nos prometió que íbamos a tener entes externos que nos iban a vigilar y a identificar esos momentos de vulnerabilidad, cuando un criminal mandara a sus secuaces para entrar a la institución”, apuntó.