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09/04/2006 | Corrupción y abuso de poder en el seno del DAS

Gerardo Reyes

El presidente Alvaro Uribe Vélez fue informado desde mediados del 2004 de los primeros indicios de corrupción que ocurrieron en los servicios de inteligencia de Colombia durante la administración de Jorge Noguera.

 

Así dijeron a El Nuevo Herald el ex director de los servicios nacionales de escoltas, Enrique Benítez, y un alto oficial del Ejército que hasta hace poco tiempo fue asesor del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y analista especial de sus servicios de inteligencia.

José Roberto Arango, quien entonces se desempeñaba como alto consejero presidencial, reconoció a El Nuevo Herald que recibió múltiples quejas de Benítez sobre casos de corrupción en la agencia de inteligencia de la presidencia.

Arango afirmó que no estaba de acuerdo con la presencia de Noguera en el DAS porque era una persona muy independiente.

``Yo sí pensé en un momento dado que Noguera no debía estar ahí porque él no le rendía cuentas a nadie y tenía problemas con el ministro de Defensa y con todos los ministros''.

Noguera llegó a la dirección del DAS en agosto del 2002 designado directamente por Uribe, a cuyo cargo está el manejo directo de la policía secreta.

Benítez, quien sostiene que durante los 15 años que perteneció al DAS recibió más de 40 felicitaciones y toda todas las condecoraciones por un excelente servicio y por su honestidad, hizo en enero del 2004 las primeras denuncias judiciales sobre posible corrupción en el DAS, en la suscripción de un contrato para la compra de armamento de guerra por valor aproximado a los $700,000.

El contrato fue suscrito por el DAS con la Industria Militar, Indumil, para la adquisición de armamento que se debería destinar a la protección de sindicalistas amenazados de muerte por paramilitares de extrema derecha.

La denuncia de Benítez ante la Procuraduría General sindica de corrupción al entonces director del DAS, Jorge Noguera, y a su secretario general, Giancarlo Auque de Silvestri.

En entrevista con El Nuevo Herald, Benítez sostuvo:

``Ellos querían implicarme a mí y colocarme como supervisor de dicho contrato. En una cláusula decía que yo respondería civil, disciplinaria y penalmente, cosa muy irregular porque yo no participé en ninguna de las etapas del proceso de este contrato''.

La Procuraduría ahora investiga a Elías Perdomo, jefe de contratos del DAS, a Noguera y a Auque de Silvestri.

La acusación de Benítez logró que el contrato no se llevara a cabo pero atrajo la ira de Noguera, a quien señala de ``delincuente de cuello blanco''.

Tras la denuncia contra la cúpula del DAS, Benítez fue degradado de la Jefatura Nacional de Escoltas (tercera posición en importancia de la entidad), encargada de manejar la seguridad de personalidades y dignidades en todo el país, al cargo de detective raso en el apartado y selvático departamento de Chocó, en límites con Panamá, en donde recibió amenazas de muerte que conoció El Nuevo Herald.

Para tratar de recuperar su status, Benítez logró una entrevista en la casa de Nariño, sede del Gobierno Nacional, en Bogotá, con Arango, a quien le planteó el tema de la corrupción en el DAS y de la persecución que Noguera había desatado en su contra.

Arango, a quien Benítez describe como ''una persona muy correcta'', le habría dicho:

``El presidente Uribe ya está enterado de toda esa corrupción que hay en el DAS pero no entiendo por qué no quiere sacar a ese [. . .] de la dirección general del DAS''.

Al ser consultado por este diario, Arango, quien ahora se dedica a actividades particulares, recordó la visita.

''El me puso un montón de quejas y yo no podía hacer nada porque yo no tenía nada que ver con el DAS. El DAS era de las poquitas cosas en las que yo no tenía ninguna ingerencia'', agregó Arango. ``Yo sí quería en un momento dado, yo sí sugerí que Noguera no estuviera, pero yo no dije esa frase así, que el presidente sabía que Noguera era corrupto y que no lo podía sacar. Yo no dije esa frase. Yo me cuidada mucho en lo que decía. Lo que pasa es que yo no podía hacer absolutamente nada porque yo sí pensé en un momento dado que Noguera no debía estar ahí''.

Arango precisó que no quería tener nada ver con este asunto.

``Yo salí del gobierno y yo no quiero problemas con nadie. A mí me tocaba coordinar las relaciones de control de gestión del gobierno [pero] con la única entidad que no lo pude hacer nunca fue con el DAS''.

Aclaró que el control del DAS ``es del resorte del Presidente''.

Benítez dijo a El Nuevo Herald que después del contrato que se malogró gracias a sus denuncias, hubo otras compras de armas que se llevaron a cabo por valor aproximado a los $6 millones, con el objeto de fortalecer la protección estatal de sindicalistas.

Sin embargo, tanto Benítez como un alto oficial del Ejército que hasta hace poco tiempo fue asesor del DAS y analista especial de sus servicios de inteligencia, dijeron que posteriormente, a traves de otros contratos, se adquirieron otras armas para la protección de los sindicalistas que habrían sido destinadas a los servicios estatales de seguridad de los principales narcotraficantes y paramilitares que han aceptado participar de un proceso de paz iniciado por Uribe, a cambio de indultos y la promesa de no ser extraditados a Estados Unidos.

Durante los tres años y medio que Noguera permaneció en la dirección general del DAS fue señalado por tener nexos con narcotraficantes y paramilitares de la Costa Norte, aunque solamente ahora enfrenta la posibilidad de ser enjuiciado con base a los testimonios en su contra que ha comenzado a recibir la Fiscalía General.

Benítez dice ser testigo de cómo en el 2003 Noguera detuvo una operación secreta del DAS destinada a capturar al poderoso narcotraficante y paramilitar Hernán Giraldo.

La operación fue concebida por el agente del DAS Sigifredo Puentes.

Benítez sostuvo: ``Después, me dio mucha tristeza, me di cuenta de que trasladaron a Sigifredo Puentes para Arauca. Me pareció muy raro, pues él estaba haciendo un operativo normal contra una banda delincuencial al margen de la ley, una banda de narcotraficantes de mucho tiempo''.

Entre las diversas acciones legales que Benítez inició contra el DAS hay una con la que busca ser restituido e indemnizado por considerar que Noguera lo separó injustamente de la institución.

Benítez explicó que fue víctima de varias amenazas contra su vida mientras trabajaba en un cargo de control de inmigración en el Chocó. Un día, explicó, recibió una carta en la que lo amenazaban de muerte por haberse metido con Noguera.

La carta va acompañada de la figura de un sapo, símbolo de soplón en Colombia y la leyenda Sapo hp.

En otra ocasión, Rafael García, jefe de informática del DAS, lo recriminó por sus denuncias contra Auque de Silvestri, advirtiéndole que ``quien se mete con Auque se mete con Noguera''.

Benítez recordó que le respondió:

``Dígale a Noguera que a mí me tiene que matar parado, que yo sólo me le arrodillo a Dios''.

Mientras avanzan los juicios, Benítez presta servicios privados de seguridad y mantiene la fundación Víctimas del Poder (www.victimasdelpoder.org) a la que se han asociado otros ex funcionarios que denuncian casos de corrupción oficial.

Miami Herald (Estados Unidos)

 



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