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16/04/2006 | El decálogo del buen yihadista

Diana Valdecantos

En el material intervenido en Leganés se encuentran un manual del correcto mártir y textos contra los que no creen en la guerra santa . Equiparan a los suicidas con los que ayudan a sus familias

 

«Realmente la única salida a la situación actual, tan humillante, es el regresar a la religión y llevar el Yihad a la práctica tal como está mencionando en el Sagrado Corán». De esta forma animaba a la denominada guerra santa la página web «Global islamic media», que visitaban de forma asidua Jamal Ahmidan, «El Chino», y Serhane Ben Abdelmajib Fakhet, «El Tunecino», autores de la matanza de Madrid. Entre la documentación rescatada del disco duro de un ordenador hallado en el piso de Leganés, según consta en el auto de procesamiento del juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, se encontraban una serie de archivos procedentes de esta web islamista en la que se explicaban los requisitos y los pasos a seguir para convertirse en un buen yihaidista.


En ese decálago del correcto mártir se señala la importancia del entrenamiento militar de los musulmanes para llevar a cabo el Yihad ante la ofensa que supone la constante humillación que sufre su credo en la actualidad.


Los documentos apuntan que «la preparación para el Yihad se consigue por medio de la preparación de la fuerza» y dividen su perfeccionamiento en dos bloques. El desarrollo espiritual e intelectual, al que se accede mediante la lectura del Corán y de libros y textos religiosos con el referente de una persona de prestigio a la que seguir en sus enseñanzas; y la preparación material, que contempla la necesidad de alcanzar una aptitud física adecuada para luchar, así como la obtención de los instrumentos y materiales necesarios, incluida la financiación de los atentados.


Por ello, los autores del 11-M no descuidaban su forma física. Corrían en las inmediaciones de la finca de Chinchón, donde montaron las bombas, e incluso tenían un aparato de ejercicios en el interior de un cobertizo.


El texto explica: «En el caso de que no sea posible adquirir esas armas, los musulmanes, como mínimo, tienen la posibilidad de practicar deporte, que está al alcance de cualquiera y es la base de todo entrenamiento militar».


Un deber obligatorio. Los textos recuperados del disco duro correspondientes a la «Global islamic media» explican que el Yihad es un deber obligatorio para todos los musulmanes que tienen capacidad de llevarla a la práctica. De hecho, tacha de hipócritas a los musulmanes que no ponen interés en entrenarse y preparar lo necesario para la guerra santa. «El musulmán tiene que recordar siempre lo que dice Dios: “preparad contra ellos todas las fuerzas que podáis”».


Además, en esos textos, que datan del año 2003, se advierte de que a aquel que no participa en el Yihad y no intenta ayudar a la familia del muyahidin, le espera el castigo de Alá antes del juicio final. Y es que en estos escritos se equipara a los suicidas con los que ayudan a los muyahidines. Es decir, cumple tanto con Alá el mártir como todos aquellos que colaboren y ayuden a los familiares de los mártires suicidas.


Excusas para no practicar la guerra. Apuntan estos textos que las personas que poseen una «excusa legal» para no llevar a cabo la guerra santa, deben justificar su falta de implicación en el Yihad y establecen que Alá también les recompensará, ya que tienen buenas intenciones pero no pueden ser mártires. Por ello, estos musulmanes deben encargarse de toda la red de apoyo, asistencia, financiación y logística de el Yihad.


Entre los que alegan «excusas falsas» para no ser yihaidista incluyen a los musulmanes contrarios a la guerra santa. Para éstos, el texto reza: «Hay que sostener al grupo luchador, mientras la lucha es contra los incrédulos».

La Razón (España)

 



 
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