No me habría perdido esa cadena ni aunque Usain Bolt hubiera corrido los 200 metros en menos de lo que cualquier cibernauta anónimo escribe sin faltas de ortografía un insulto cargado de ingenio y erudición. Bien es verdad que hay muchas cadenas. Y que a Fernández le pertenece el dudoso honor de ostentar el tercer puesto latinoamericano en el podio de las cadenas nacionales, solo superada por Hugo Chávez y Rafael Correa. A veces esos hechos tan excepcionales resultan ser la consuetudinaria inauguración de una feria tecnológica. Pero uno nunca es consciente de la verdadera trascendencia de una cadena hasta que no concluye. Ayer, Fernández tuvo el detalle de explicarle al pueblo por qué durante más de una hora iba a acaparar todos los canales del país:

Y la verdad que hoy estamos inaugurando esta planta, también lo estamos haciendo - porque para mañana lo van a remarcar también- por cadena nacional. ¿Y por qué por cadena nacional? Porque si no lo hiciéramos por cadena nacional nadie se enteraría de esas cosas. (...) Pero bueno, como no podemos estar haciendo cadena nacional todos los días, la reservamos para aquellas cosas que consideramos que no pueden ser ignoradas.

Si en ese momento los rebeldes sirios hubieran matado al presidente Bachar el Asad o se hubiese revelado en Londres que Usain Bolt se había dopado, los canales argentinos habrían tenido que difundir la noticia después de que Fernández terminara su hora larga de discurso. En esas cadenas cargadas de animoso optimismo y buenas intenciones, la presidenta suele armarse de fuerza y de coraje, sube al estrado con pie firme, entre aplausos sobrecogedores -con perdón- y su voz se expande por todos los rincones, por cada sala de espera de hospitales donde haya una tele, en cada casa, oficina o café.

A veces, arrebatada por su amor a la patria, la presidenta blande el cadenazo y empieza a fustigar en público a un simple ciudadano. El mes pasado le tocó al socio de una inmobiliaria que no había presentado su declaración fiscal.  ¿Pero es que solo hay un empresario evasor en Argentina? Bueno... es que ese cometió el error de declarar un domingo en Clarín que desde que el Gobierno había implantado su política cambiaria no vendía ninguna vivienda. Y la presidenta lo escrachó, es decir, lo destapó, lo desnudó en público, lo señaló, lo puso en evidencia. Y le pegó un cadenazo nacional que pesará sobre su espalda mientras viva. Dentro de veinte años seguirá siendo aquel tipo al que aquella presidenta escrachó en cadena perpetua. Y cuando cualquier chiquillo pretenda  herir a los hijos del empresario siempre podrá echar mano de algún eslabón de aquella invectiva. Ayer, el flagelo recayó sobre un columnista de prensa. ¿Adivinan de qué medio? Sí, también de Clarín. La presidenta fue desenvolviendo lo más negro de su cadena y descargó estas herrumbrosas palabras sobre la espalda del ciudadano Marcelo Bonelli:

Hay otras 20 notas [artículos] más ya no vinculadas con YPF pero Bonelli, lo quiero nombrar con nombre y apellido, nunca lo acostumbro a hacer...

Fernández suele decir que no acostumbra a hacerlo. Pero lo hace. Valgan algunos ejemplos: llamó abuelo amarrete [miseria, rata] al jubilado que pretendía comprar diez dólares para regalar a su nieto. Y, por supuesto, reveló su nombre ["me acuerdo del nombre porque Julio César me impresionó y Durán era un amigo mío de La Plata, el juez que falleció: Julio César Durán]. Como también reveló el apellido del inmobiliario evasor ["Dije el nombre, no debería  haberlo dicho, no importa"]. Proseguimos:

...Nunca lo acostumbro a hacer... Pero lo tengo que hacer… No, no hay que silbar… Porque cuando se llegó a YPF,

Ojo al dato: "Cuando se llegó a YPF". ¿Qué quiere decir Fernández? ¿Cuando se expropió el 51% de las acciones que pertenecía a Repsol el pasado abril? Entonces no sería "cuando se llegó", sino cuando se expropió o se estatizó o se nacionalizó, cuando llegó Fernández y mandó parar. Pero llegar, lo que es llegar, el Estado había llegado mucho antes. De hecho, el Gobierno tenía un representante en su consejo de dirección desde hacía al menos cuatro años: Roberto Baratta. Proseguimos:

Porque cuando se llegó a YPF, se encontró que desde el año 2008, un familiar suyo, su mujer, y un socio recibían por año 240.000 pesos [42.386 euros] en conceptos de servicios que no sabemos si son periodísticos, seguramente algún servicio deben de haber prestado, y que han cobrado del año 2008 a la fecha, un millón de pesos [176.000 euros al cambio oficial].

En realidad, vamos a decirlo claro y concreto: desde que ingresamos a la compañía se pagaban por año aproximadamente 11 millones de pesos [casi dos millones de euros al cambio oficial] por año en periodistas, en publicidad no convencional. Vieron que tenemos el shale gas que es no convencional, bueno, también hay publicidad no convencional.

¿Cuál es la publicidad no convencional? Obviamente no es la que ustedes ven por la televisión; son facturas que se pagan como publicidad pero la publicidad no aparece. Así que, también hay un nuevo concepto: publicidad no convencional, la pagás pero no aparece.

A cadenazo limpio, la presidenta de los 40 millones de argentinos descargó toda la fuerza de su poder sobre la espalda de Bonelli. Escrachantemente escandaloso el estruendo del mensaje. Bonelli ha salido hoy a defenderse diciendo que todos sus ingresos están en blanco, pero la desproporción de fuerzas entre un presidente difundiendo su mensaje por todos los canales y cualquier periodista es tan grande que Bonelli tendría que ir casa por casa mostrando su declaración fiscal.

La presidenta alargó la sombra negra de su cadena sobre los otros periodistas que supuestamente cobraron de Repsol en concepto de publicidad "no convencional". No aportó más nombres, no mostró ninguna prueba, ningún documento. Pero dijo que se pagaron como publicidad "no convencional" unos 11 millones de pesos. Casi ná lo del ojo... Y lo llevaba el tío en la mano. No veo la hora de que se publique esa lista. Pero a todo esto... ¿Qué hacía Roberto Baratta como representante del Estado en el consejo directivo de Repsol cuando se aprobaba pagar dos millones de euros a los periodistas? ¿Debajo de qué mesa se escondía Baratta para no ver todo esa guita correr de una lado para otro? ¿No informó devidamente, con uve o be corta, al que ha sido durante nueve años y continúa siendo ministro de Planificación, Julio de Vido? ¿Y qué hacía ella misma, Cristina Fernández? ¿No fue devidamente informada? ¿Qué hacía la presidenta? Mientras llega su respuesta, desde este humilde rincón de El Sur podemos aportar alguna pista. Esto era lo que Fernández declaró en diciembre de 2010, también por cadena nacional, frente al mismísimo Antonio Brufau, en la sede de la entonces Repsol-YPF, cuando se anunció el descubrimiento de los yacimientos de gas no convencional de Vaca Muerta:

"Ojalá todo esto, que es algo concreto, objetivo... el crecimiento, las reservas, los recursos explotados, la duplicación de los pozos produciendo, el crecimiento de los barriles, las inversiones... tuviera también no solamente un espacio de propaganda en los diarios, como anunciantes de YPF, sino que también todos pudieran recoger en su editoriales, en sus notas, eso que también ustedes vuelcan como anunciantes".

 O sea: se quejaba de que en los medios solo salía lo que Brufau pagaba como anuncios. Y nadie informaba en sus artículos, en sus editoriales. De forma que Bonelli y el resto de los supuestos periodistas sobrecogedores, trincaban los supuestos sobres y no escribían ni mú a favor de Repsol-YPF. Revelado ese misterio, ya solo queda que en el siguiente cadenazo se revele quién está detrás de la empresa que imprime los billetes que usan los 40 millones de argentinos.