Así que me imagino que Barack Obama probablemente haya dedicado un tiempo a determinar adónde podría enviar su résumé. Este es mi consejo, señor Presidente: olvídese de las agencias de correduría de bolsa. Porque inevitablemente alguna persona de recursos humanos, con los ojos entrecerrados, le dirá: “En cuanto a ese discurso que usted hizo sobre General Motors...”

Usted sabe cuál, el de abril del 2010, cuando se jactó de que al gobierno le había ido tan bien en el negocio de los automóviles que en cualquier momento estaría vendiendo su parte de la compañía. “No pasará mucho tiempo antes de que las acciones de GM que tiene el Tesoro se puedan vender”, nos dijo. “Entrar fue esencial, y también es esencial y me alegro de que estemos saliendo”.

Veintiocho meses después, los contribuyentes norteamericanos todavía tienen 500 millones de acciones de GM, más de una cuarta parte de la compañía. Y las probabilidades de que las vendan sin una enorme pérdida disminuyen cada día. Sólo para recuperar la inversión de $50,000 millones que hizo el gobierno en GM, habría que vender la acción a $54. Difícil.

Seis meses después de la optimista predicción de Obama, el gobierno puso alrededor de la mitad de sus acciones de GM en el mercado y recibió $33 por cada una. Desde entonces, las ventas de GM en Europa se han estancado, sus políticamente correctos Chevy Volts han desarrollado una desconcertante propensión a estallar en llamas, y la compañía ha estado despidiendo ejecutivos a diestra y siniestra. En los nueve meses pasados, el precio de las acciones de la compañía ha sido de unos $20.

Y el cuadro financiero podría estar a punto de empeorar. Investor’s Business Daily informó recientemente que GM depende cada vez más para vender sus autos de los préstamos de alto riesgo, es decir, los préstamos a clientes con un crédito deficiente. El mercado de los préstamos para autos, como el de los préstamos residenciales, asigna a los posibles compradores puntuaciones FICO según su historial financiero. La regla general en la industria es que las puntuaciones por debajo de 600 se consideran de alto riesgo.
Desde el último trimestre del 2010 hasta el primero del 2012, GM Financial, la división de préstamos de la compañía, entregó $7,000 millones a compradores de autos con puntuaciones FICO por debajo de 600. Los préstamos a los clientes de riesgo más alto, los que tienen puntuaciones por debajo de 540, aumentaron el 79 por ciento. “El mercado de alto riesgo creció debido a la recesión”, dijo un portavoz de GM a Investor’s Business Daily. “Sin embargo, nuestra experiencia es que con un control apropiado son riesgos muy buenos”. ¿Dónde hemos oído eso antes?

El resultado es que los contribuyentes siguen debiendo unos $27,000 millones del rescate de GM más otros $15,000 millones por Ally Financial, la división de financiamiento de la compañía, que antes se llamaba GMAC. Eso es una sorpresa para la mayoría de los norteamericanos. ¿Y qué pasó con esos conmovedores anuncios de televisión en el 2010, cuando el presidente de GM, Ed Whitacre, miraba con aire dramático a la cámara y juraba que “hemos devuelto nuestro préstamo del gobierno, en su totalidad, con intereses, cinco años antes del plazo original”?

Resulta ser que Whitacre, como el ladino vendedor de autos que es, estaba ocultando las verdaderas dimensiones del acuerdo en la letra pequeña. De los $67,000 millones del rescate gubernamental de GM y su división de financiamiento, sólo unos $6,700 millones se recibieron en forma de préstamo. El resto se invirtió en acciones de GM, a la que en estos días no le va muy bien. Aunque el presidente Obama, en plena campaña electoral, prefiere decir que está recuperándose de una forma espectacular.
Tal vez tiene un futuro vendiendo automóviles usados.