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01/09/2012 | Elecciones EEUU 2012 - La Convención de Clint Eastwood

Francisco G. Basterra

La convención republicana será recordada, ante todo, por la intervención del actor y director.

 

Lo más destacado de la intervención de Clint Eastwood en la noche del jueves en Tampa es que, probablemente, es lo único que va a ser recordado de esta convención republicana.

Eso habla del enorme tirón de uno de los gigantes de Hollywood, así como de su capacidad interpretativa, pero también de la pobreza de otros que se subieron al mismo escenario a lo largo de tres días. Al programar antes de él a una figura de esa dimensión, Mitt Romney corría el peligro de que, como ha ocurrido, la luz de la gran estrella opacara todo lo demás.

Clint Eastwood es la más alta celebridad del espectáculo que ha ocupado jamás un espacio tan privilegiado de una convención política. Esa era justo la hora en la que los principales canales de televisión conectaban con Tampa para su retransmisión en directo. Romney podía haber escogido cualquier cosa que hubiera querido contar a los norteamericanos. El emotivo vídeo sobre su vida que se pasó en la convención un rato antes, por ejemplo. No. Escogió a Eastwood y, por tanto, de Eastwood estamos escribiendo ahora.

Nunca se había producido semejante conexión entre la política y el espectáculo, dos mundos que frecuentemente se mezclan, en este y en otros países, pero cuya colaboración suele provocar roces, algunas insidias y muchos malos entendidos. La proximidad de los famosos tiene el beneficio de contagiar algo de fama también a los políticos, pero a cambio los hace parecer elitistas, frívolos y desconectados de la realidad del oscuro ciudadano de a pié. Precisamente el Partido Republicano tiene una larga tradición de criticar a los demócratas, muy especialmente a Barack Obama, por su frecuente cortejo a los círculos de Hollywood, claramente decantados hacia la izquierda.

Encontrar un actor famoso de derechas se ha convertido en una rareza, y cuando eso se produce, se difunde a los cuatro vientos. ¡Jon Voight es republicano!, publican las revistas para remarcar la excepcionalidad. Por esa razón, cuando Eastwood hizo público su apoyo a Romney, seguramente se convirtió en una tentación muy difícil de resistir para los organizadores de esta convención. La idea de un mito de tal estatura dedicando 15 minutos de lo que mejor sabe hacer a una candidatura, suena maravillosa desde la visión del marketing político de estos días.

Y, ciertamente, cuando Eastwood se puso frente a aquellos focos y comenzó a hablarle a una silla vacía que representaba a Obama, consiguió risas, aplausos y éxito, mucho éxito. Tanto éxito que es de lo que hoy se habla. Todos los programas de televisión le han pedido entrevistas, la mayoría de los comentaristas le dedican columnas y, en Internet, que es donde se mide hoy la verdadera repercusión de un acontecimiento, se han batido ya récords en las redes sociales, con cuentas y páginas a favor o en contra de esto o de aquello. Con seguridad, la actuación de Eastwood en Tampa será parodiada en decenas de programas, servirá de inspiración para los cómicos y estará vigente durante mucho tiempo.

Enhorabuena para Eastwood, que confirma su relevancia. Pero, ¿y para Romney? Para Romney ya es distinto. Quizá, aunque el efecto hubiera sido menor, las consecuencias no hubiera sido tan apreciables en el caso de que la estrella invitada no hubiera sido tan rutilante. Pero, claro, Eastwood es mucho, y, a sus 82 años, no es sencillo pedirle que se adapte a un guión. Salió por donde quiso. Se puso a hablar con una silla vacía como podía haberse bajado los pantalones en pleno escenario. Defendió su posición política de forma correcta –es, esencialmente, un libertario-, pero rompió el tono de la convención y desacomodó el plan previsto por Romney, en cuyo discurso nadie pudo olvidar aquella silla vacía.

La interpretación fallida de Clint Eastwood

El actor y director protagonizó una escena a medio camino entre el discurso y la interpretación.

El actor y director Clint Eastwood apareció por sorpresa en la convención republicana para dar uno de los últimos discursos de la noche. Eastwood había anunciado su apoyo a Mitt Romney hace solo unos días a pesar de que su participación en un elaborado spot publicitario hace unos meses había despertado rumores de que era seguidor de Obama.

"Recuerdo cuando Obama ganó las elecciones hace cuatro años y hablaba de cambio y esperanza y Yes, We Can. La gente encendía velas, lloraban, Oprah Winfrey lloraba. Yo también lloré la noche que Obama aceptó la nominación de su partido", afirmó Eastwood. "Ahora hay 23 millones de personas sin trabajo".

Eastwood, que protagonizó una escena a medio camino entre el discurso y la interpretación, habló junto a una silla vacía, simulando una conversación con el presidente Obama. El efecto fue extraño y Eastwood acabó ofreciendo unas palabras que pueden perjudicar a cualquiera de los dos candidatos. A Obama por perder, supuestamente, su apoyo. Y a Romney por contar con un orador inefectivo.

El actor, de 82 años, criticó también al vicepresidente Joe Biden y repasó varios momentos de la presidencia del demócrata, como la promesa de cerrar Guantánamo, su rechazo a la guerra de Irak o su tibio apoyo a la de Afganistán: “Usted pensaba que estaba bien, ¿no? Más o menos...”

“Creo que es el momento de que venga otra persona y resuelva este problema", afirmó Eastwood. "Señor presidente, ¿cómo lidia usted con las promesas que no ha podido cumplir? conozco a gente de su propio partido que están decepcionados por Guantánamo. Yo nunca pensé que fuese buena idea que los abogados se convirtieran en presidentes. ¿No sería mejor un empresario?"

El discurso del actor fue interrumpido en repetidas ocasiones por el auditorio, que le recibió en pie nada más aparecer en el escenario frente a una imagen de él con un sombrero de cowboy. Y en especial gustaron sus referencias al descontento que ha ido acumulando con el presidente Obama.

"Este país nos pertenece a ti, a mí, a nosotros. Ni siquiera a los políticos, los políticos son nuestros empleados", declaró entre aplausos. "Cuando alguien no sabe hacer su trabajo, debemos dejarle marchar".

Como ejemplo de la extraña sensación que dejó el discurso de Eastwood, varios periodistas norteamericanos se apresuraron a afirmar en Twitter que era “uno de los momentos más extraños que habían vivido en una convención”, como escribió el analista de The Daily Beast, Howard Kurtz. Los usuarios también respondieron ante la aparición de una cuenta llamada “el Obama invisible” y en la que se suceden las bromas a raíz de las palabras del actor.

El Pais (Es) (España)

 


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