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02/09/2012 | Elecciones EEUU 2012- Romney acepta la candidatura republicana y promete empleos frente al desencanto de Obama

Marc Bassets

El exgobernador de Massachusetts se convierte, además, en el primer miembro de la iglesia mormona candidato a presidir el país.

 

Mitt Romney, de 65 años, convenció anoche a los miles de delegados congregados en Tampa de que es una alternativa sólida y creíble al presidente demócrata Barack Obama. Tras el discurso en el que aceptó la nominación y que clausuró la convención republicana, los delegados despejaron muchas de las dudas que albergaban sobre su candidato cuando al principio de la semana llegaron a la ciudad de Florida.

Está por ver si, en los próximos dos meses, de ahora a las elecciones del 6 de noviembre, el candidato del Partido Republicano será capaz de trasladar el mensaje de Tampa al resto del país. El discurso en la convención fue el primer paso, La convención demócrata arranca el martes en Charlotte (Carolina del Norte) con los sondeos igualados.

Nunca, hasta anoche, Mitt Romney había tenido la oportunidad de dirigirse, sin intermediarios, a una audiencia de tantos millones. Nunca antes se le había ofrecido la posibilidad de explicar a sus conciudadanos quién es, qué piensa y adonde quiere llevar al país. Seguramente no vuelva a disponer de otra ocasión similar de ahora al 6 de noviembre, cuando Estados Unidos decida en las urnas si confiarle a él, un exgobernador de Massachusetts multimillonario y mormón, o a Obama las llaves de la Casa Blanca para los próximos cuatro años.

El discurso de Romney -precedido de una vibrante intervención del senador Marco Rubio, una de las promesas del Partido Republicano- buscó un triple objetivo. Primero, la conexión emocional con unos votantes que, o bien no le conocen, o le perciben como un hombre envarado y distante, un plutócrata insensible a los problemas de las clases medias norteamericanas. Segundo, desplegar su visión para recuperar la excepcionalidad de EE.UU., una superpotencia con la autoestima tocada por una década de crisis económica y guerras infructuosas, empantanada en una lenta recuperación, con un desempleo inusualmente elevado y una deuda descontrolada. Y tercero, presentarse como un empresario con experiencia para arreglar la economía del país y reducir el desempleo

“Los americanos tiene que decidir. Deben tomar una decisión. Para tomarla necesitarán saber más de mí y de adónde dirigiré el país”, admitió Romney.

"El presidente Obama prometió empezar a detener la crecida de los océanos y sanar el planeta", dijo en otro momento, en alusión a la retórica obamiana durante la campaña del 2008. "Mi promesa es ayudaros a vosotros y a vuestras familias".

En el discurso, el candidato esbozó un plan para crear 12 millones de empleos. Evitó los ángulos más ideológicos de su programa. Raramente entró los detalles de las propuestas. Y apeló a los decepcionados con Obama, los ciudadanos que hace cuatro años votaron al presidente cautivados por la retórica de la esperanza y el cambio y han visto las promesas incumplidas.

La idea, que otros oradores como el senador de origen cubano Rubio o el actor Clint Eastwood habían esbozado antes y que probablemente se repita durante la campaña, es la siguiente: Obama es un hombre bueno, no fue una mala idea votarle en el 2008, su elección -el primer afroamericano en la Casa Blanca- fue histórica y motivo de orgullo para EE.UU., pero a la hora de gobernar ha fracasado.

Se trata de apelar, con este discurso, a los votantes de Obama que están decepcionados pero que no descartan volverle a votar. Pero también de gratificar a las bases republicanas que no votaron a Obama en el 2008 y que ahora creen ver como el tiempo les da la razón.

“Me habría gustado que el presidente Obama hubiera tenido éxito porque quiero que América tenga éxito. Pero sus promesas dieron lugar a la decepción y la división”, dijo Romney, que será el primer mormón con posibilidades de llegar a la Casa Blanca.

La elección, afirmó en otro momento, se reducirá a “una cuestión simple”: “Si sentisteis esta emoción cuando votasteis por Barack Obama, ¿no deberíais sentiros igual ahora que es presidente?” Cuatro años después de la victoria que cautivó al país y al mundo, la obamamanía es cosa de los libros de historia.

Pero el momento fuerte del discurso, el más emotivo, el que provocó algunos 'oohs' en la platea, fue cuando Romney repasó su biografía, recordó a sus padres, y habló de su esposa y cinco hijos. El déficit emocional, el envaramiento que le caracteriza, es uno de sus problemas en esta campaña. Fiarlo todo al paro y al crecimiento anémico es insuficiente.

“Lo fácil sería seguir golpeando a Obama. Si esto ocurre, hay una posibilidad. Sólo hay que abrir el diario y leer las estadísticas económicas y de desempleo”, decía, antes del discurso, Terry Nelson, que ocupó el cargo de director político durante la campaña para la reelección de George W. Bush en el 2004. “Pero lo que le falta a Romney para cerrar el trato es inspirar y motivar a la gente. Por eso debe ser visionario”.

Durante varios minutos, el candidato se acercó a estas expectativas. Cuando contó la relación de sus padres. Durante toda su vida él -presidente de una compañía de automóviles y después gobernador de Michigan- regaló una rosa cada día a su mujer. El día que ella no recibió la rosa supo que su marido había muerto.

"Mi mamá y mi papá dieron a sus hijos el mayor regalo de todos: el regalo de amor incondicional", dijo Romney, que se aventuró a hablar de sus sentimientos, un terreno que hasta hace poco evitaba.

Al ex gobernador de Massachusetts "no le gusta hablar de sí mismo tanto como a otros políticos", observaba horas antes del discurso, ante un grupo de corresponsales, el veterano periodista Jerry Hagstrom, de 'National Journal. "Esto ocurre -añadió Hagstrom- porque aparentmeente hay algunas cosas inusuales en su vida. La primera es el hecho de que es mormón, y la segunda es que es muy rico y que ganó el dinero él mismo".

En Tampa, Romney habló de los orígenes mormones de su familia y de la centralidad de la fe en su vida. También evocó escenas de la infancia de sus hijos. Recordó a su madre, que se presentó al Senado en el año 1970, como una precursora del feminismo. Y explicó que él mismo siempre había trabajado rodeado de mujeres y que algunas de las políticas más destacadas en EE.UU. pertenecen al Partido Republicano. Una de las batallas de la campaña electoral se juega en la movilización del voto femenino.

El silencio de Romney sobre su fortuna ha abierto el flanco a las críticas por algunas inversiones en empresas que acabaron despidiendo a sus empleados. La negativa a publicar su declaración de la renta –al obtener sus ingresos de inversiones están sometidos a tipos impositivos inferiores a la mayoría de asalariados– le daña. La imagen de buitre de las finanzas, de miembro de la élite de ricos que simboliza las desigualdades crecientes y de chaquetero de la política ha calado entre una parte de los votantes.

El candidato relató cómo Bain Capital, una empresa de 10 personas en sus inicios, se convirtió en "una de las mayores historias de éxito americano". "Y, sin embargo, el centro de la campaña del presidente para la reelección consiste en atacar el éxito", se quejó. Los republicanos rechazan los planes de Obama para subir impuestos a los más ricos. Esta semana, en Tampa, casi todos los discursos han citado una frase del presidente, sacada de contexto, según la cual el mérito del éxito empresarial no es de los empresarios sino del Estado.

"El presidente os ha decepcionado porque no ha liderado el país en la buena dirección -dijo Romney-. Llegó al cargo sin la cualificación básica que la mayoría de americanos tienen y que es esencial para su tarea. Apenas tiene experiencia laboral en los negocios. Para él el trabajo en el gobierno. Yo aprendí las verdaderas lecciones sobre cómo funciona América con la experiencia".

El discurso, interrumpido en los primeros minutos por la las protestas de unas activista del grupo Code Pink, estuvo precedido de vídeos y testimonios sobre la calidad humana y el talento empresarial de Mitt Romney.

En el apartado de política exterior, el candidato acusó Obama de querer dialogar con Irán, de abandonar a Israel, de suavizar las sanciones contra Cuba y de mostrarse demaisado flexible con la Rusia de Vladimir Putin. Romney le reconoció el asesinato de Osama bin Laden pero no habló de Afganistán, la guerra más larga de la historia de EE.UU.

La Vanguardia (España)

 


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