Guadalajara, Jal.- Considerada desde hace ya dos décadas como la más degradada del país y del mundo, la cuenca Lerma-Chapala, que cubre cinco estados del centro, enfrenta graves problemas de equilibrio ecológico e hidráulico que podrían generar en breve una grave disputa por la utilización de sus aguas.

La reciente temporada de lluvias no sólo rebasó las previsiones oficiales en cuanto a niveles de precipitación, también puso en duda la eficacia de las políticas para la administración del agua en los estados de la cuenca, ahora más polarizadas por las características ideológicas de sus respectivos gobiernos, según análisis sobre la situación de la cuenca realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Movimiento Ecologista Mexicano (MEM).

Antes de ser depositadas en el lago de Chapala, que a su vez sirve de vaso regulador para el río Santiago que se desplaza hacia el mar en las costas de Nayarit luego de recorrer parte de Jalisco, las aguas de la cuenca son utilizadas para consumo humano, doméstico, agrícola e industrial en los estados de México, Querétaro, Michoacán y Guanajuato.

De acuerdo a informes de la Comisión Nacional del Agua (CNA), la cuenca comprende unos 48 mil kilómetros cuadrados 0.24 por ciento del territorio nacional de una zona densamente habitada, con uno de los distritos de riego más grandes del país en Guanajuato y los corredores industriales de Lerma, Toluca y Salamanca, también entre los más importantes que operan en México.

Para los investigadores, el agua a nivel mundial tiene ya un valor político y en ello se incluye la problemática de la cuenca Lerma-Chapala que involucra a un gobierno estatal del PRI (estado de México), tres del PAN (Querétaro, Guanajuato y Jalisco) y uno del PRD (Michoacán), con el antecedente de una larga lista de acuerdos incumplidos que van desde la falta de instalación de plantas de tratamiento, el descontrol de descargas residuales urbanas y residuos industriales, hasta omisiones en las cuotas de utilización de agua, reconoció la CNA.

La disputa por el agua se agudizó este año cuando grupos de productores agrícolas de Guanajuato impidieron que Jalisco recibiera una cantidad de agua acordada para evitar el desecamiento irreversible del lago de Chapala, el mayor y más importante de México, considerado ya por algunos ecologistas, especialmente del MEM, altamente contaminado y sin posibilidades de recuperación.

A pesar de ello, Chapala aún representa una de las principales fuentes de abastecimiento de agua para la zona metropolitana de Guadalajara, que con sus casi 4 millones de habitantes es la segunda más poblada del país después de la de la ciudad de México.

La tensión por la disputa ha llegado a tal grado que dos gobernadores del mismo signo ideológico, Juan Carlos Romero Hicks, de Guanajuato y Francisco Ramírez Acuña, de Jalisco, se han enfrentado en una guerra de palabras luego de que el primero amenazara con presentar una controversia constitucional para evitar la transferencia de agua de las presas de su estado al lago de Chapala, y el segundo con la advertencia de que no permitirá la construcción de obras para abastecer del líquido a la zona metropolitana de la ciudad de León, la primera en importancia en territorio guanajuatense.

Para los jaliscienses la cuenca Lerma-Chapala no es más que la necesidad inmediata de rescate y recuperación del lago de Chapala y la necesidad de abastecer de agua a la ciudad de Guadalajara; para Michoacán, Querétaro y Guanajuato representa la seguridad de riego anual de sus extensos campos especialmente en la región de El Bajío, que comparten esos tres estados, en tanto que para el estado de México la problemática es industrial.

Ante esta problemática, el rector del Centro de Ciencias Exactas e Ingeniería (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara Héctor Salgado, recomienda que para reestablecer el equilibrio en la cuenca, se deben tecnificar los sistemas de riego, establecer en la ley una cuota anual para el lago, frenar el desperdicio y retomar el programa de saneamiento original.

Según estudios hidrológicos de la CNA, una precipitación pluvial media anual de 735 milímetros genera en la cuenca un escurrimiento de 4 mil 74 millones de metros cúbicos (mm3), de los cuales 3 mil 24 millones se destinan al riego, y mil 500 millones deben corresponder al lago de Chapala, principalmente provenientes de la parte baja de la zona hidrológica, sus afluentes directos y precipitación sobre el mismo lago.

El lago acumula cada año un déficit de 270 millones de metros cúbicos, que aunado a una baja precipitación como el de la última década, considerada la más crítica desde 1930, provocó un descenso considerable en los niveles del lago.