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01/05/2006 | ¿Democracia anti liberal al alza?

Nir Boms y Daveed Gartenstein-Ross

Los sucesos recientes en Oriente Medio destacan la necesidad de instituciones liberales; he aquí cómo promoverlas.

 

Cuando los americanos supieron que el ciudadano afgano de 41 años de edad Abdul Rahmán podía ser ajusticiado por convertirse al cristianismo, estaban furiosos. Chuck Colson habló por muchos al escribir, "¿Es éste el fruto de la democracia? ¿Es éste el motivo por el que hemos derramado sangre americana e invertido cantidades sustanciales de dinero americano para liberar a un pueblo?" (Aunque Abdul Rahmán fue finalmente desplazado discreta y rápidamente hasta la seguridad de Italia, las leyes de apostasía utilizadas para acusarle no han sido anuladas). Cuando el caso Abdul Rahmán se añade a la victoria electoral de Hamas en los territorios palestinos y las mejoras de la Hermandad Musulmana en las recientes elecciones parlamentarias de Egipto, emerge una tendencia preocupante: el ascenso de la democracia anti liberal en Oriente Medio y.

Las elecciones son una parte integral de una democracia -- pero no son un sustituto de una cultura liberal democrática. Casi la mitad de los países "en democratización" de hoy en día pueden clasificarse como lo que Farid Zakaria apoda "democracias anti liberales": aunque celebran elecciones regulares, también violan los derechos humanos de sus ciudadanos, las libertades políticas, y la libertad religiosa. La administración Bush, que ha adoptado la causa de impulsar la democracia en Oriente Medio, debería estar particularmente preocupada por estos avances.

La teoría detrás de impulsar la democracia de Oriente Medio es la de una válvula de seguridad: si los habitantes de Oriente Medio tienen opción en su gobierno, reza la teoría, es menos probable que recurran a la violencia. Pero los sucesos recientes han puesto esta teoría en tela de juicio. ¿Terminará la democratización dotando de poder a los enemigos de Occidente sin saberlo?

Si Estados Unidos continúa adelante en su presente camino, podría terminar haciendo precisamente eso. Ahora mismo solamente existe una institución en Oriente Medio en la que los ciudadanos puedan reunirse con seguridad y criticar al gobierno: la mezquita. Los partidos fundamentalistas han sido los críticos más firmes de los gobiernos corruptos que plagan la región, y los ciudadanos descubren a menudo que si quieren protestar contra los regímenes en el poder, están forzados a votar a la oposición islamista.

Los islamistas dotados de poder servirán como obstáculos en el camino a una mayor seguridad norteamericana. Solamente tras el ascenso de instituciones liberales tales como la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de asamblea o la libertad religiosa, las elecciones de Oriente Medio podrán proporcionar las alternativas vibrantes que esperamos que proporcionen los sistemas democráticos. Pero, ¿cómo podemos promover eficazmente las instituciones liberales?

Son necesarias dos prerrogativas importantes. La primera es que una cultura democrática no puede construirse de la noche a la mañana -- especialmente en una región que tiene una historia tan larga de gobierno autoritario y opresor. La segunda es que la democracia tiene que medirse según el nivel de liberalismo que engendra, no según el número de papeletas depositadas. Como demuestra la historia reciente, las elecciones pueden ser la continuación de la autocracia mediante otros medios.

Cierto, las elecciones son medios fáciles y pueden ser bastante dramáticas: véase la oleada de ciudadanos con dedos morados que marcó la primera votación democrática de Irak. Pero las elecciones no son el indicador más importante de la progresión de un estado -- y puede que queramos atemperar nuestro entusiasmo a la hora de impulsarlas hasta que Oriente Medio desarrolle una cultura más liberal.

Para ayudar a promover el liberalismo, nuestros legisladores necesitan mejorar su conocimiento cultural de modo que puedan identificar con mayor facilidad y trabajar eficazmente con los jugadores regionales y locales dedicados a los valores de la tolerancia y la libertad política. Crear democracias en Europa y América requirió una revolución -- y bien podría requerir otra revolución en Oriente Medio. Pero esa revolución solamente puede llegar desde dentro, extendida por las fuerzas existentes que ya trabajan hacia la democratización.

Estados Unidos necesita ser cuidadoso a la hora de elegir a cuáles de estos grupos se apoya, puesto que no todos ellos tienen las audiencias que nos gustaría creer, y no todos ellos serán receptivos a los intereses norteamericanos -- o a los intereses de los ciudadanos de sus respectivos países, a esos efectos. Por ahora, estos grupos tienen trayectorias que pueden examinarse según los méritos. Los legisladores deberían apoyar a aquellos grupos que busquen, y sean capaces de contribuir a, un cambio democrático genuino.

Estados Unidos también debería apoyar a los movimientos de expatriados. El proceso de democratización busca provocar un nuevo discurso que ha sido censurado, tanto por parte de las élites en el poder como por parte de la oposición islamista. Los movimientos de expatriados pueden ayudar a que cobre forma este nuevo discurso. El trabajo de las comunidades de expatriados libaneses y sirios, por ejemplo, ya ha demostrado ser eficaz en el contexto de la retirada siria del Líbano.

Finalmente, la retórica norteamericana debería ajustarse para tener en cuenta el objetivo más general de promover una cultura democrática liberal. Los pronunciamientos oficiales no deberían centrarse exclusivamente en elecciones. En su lugar, las instituciones liberales deberían encontrarse en primera línea de lo que dicen los representantes de los Estados Unidos en la escena mundial.

Por último, no existe una urna mágica que pueda transformar la cultura política de Oriente Medio de unos únicos comicios. Pero al tomar medidas concretas hacia un objetivo viable a largo plazo, podemos concedernos -- y a los ciudadanos de Oriente Medio -- las mayores posibilidades de éxito.

Nir Boms es vicepresidente del Centro para la Libertad en Oriente Medio. Daveed Gartenstein-Ross es fiscal y consultor en materia de contraterrorismo.

El Reloj (Israel)

 



 
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