El 32% de quienes votaron al Partido Conservador en las últimas elecciones generales de 2010 votarían al Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP por sus siglas en inglés) en unos comicios europeos si se celebraran mañana. Apenas unos días antes del esperado discurso que David Cameron pronunciará este viernes en Amsterdam para aclarar su estrategia europea, los sondeos confirman la debilidad de la posición del primer ministro británico.

Según los datos publicados este martes por YouGov, la empresa de sondeos políticos de referencia en el Reino Unido, el Partido Conservador podría perder un tercio de su apoyo en favor del UKIP en las elecciones al Parlamento europeo, previstas para 2014. La formación que dirige el eurodiputado Nigel Farage podría capitalizar así el creciente sentimiento antieuropeo de los británicos. Según los últimos sondeos, el 51% de los ciudadanos del Reino Unido quiere abandonar la Unión Europea.

Presión a Cameron desde sus propias filas

Más sensible para Cameron, el 78% de la militancia «tory» quiere o bien abandonar la UE (38%) o bien limitar la relación al de un mercado común (40%), según un sondeo a 1.500 militantes conservadores realizado esta semana por Conservative Home, un influyente portal que canaliza a menudo el pensamiento de las bases «tories». Este fenómeno, que trasciende el tradicional euroescepticismo moderado representado por el propio Cameron o su ministro de Exteriores, William Hague, ha obligado al «premier» a aceptar la celebración de un referéndum sobre las relaciones de Londres con Bruselas. Se espera ahora que este viernes aclare algo más su posición al respecto, todavía ambigua sobre el momento y el contenido de la consulta.

Este deseo de apartarse de la Unión de las bases conservadoras, sumado al empuje de un partido soberanista y claramente antieuropeo como el UKIP, dibujan un escenario de creciente eurofobia en Gran Bretaña que ha llevado tanto a Angela Merkel como a Barack Obama a lanzar sendas advertencias la –mediante «emisarios»– contra la tentación de abandono de la UE.

Washington, para escarnio de varios diputados del ala más euroescéptica, ha advertido ya a Cameron que la tradicional «relación especial» entre ambos países pasa por la pertenencia del Reino Unido a la UE: «Queremos una UE orientada al exterior con Gran Bretaña dentro», aseguraba el miércoles pasado el responsable de asuntos europeos del departamento de Estado, Philip Gordon. «Tenemos una creciente relación con la UE como institución que tiene un papel global cada vez mayor, y queremos ver una voz británica fuerte dentro de esa UE», dijo el veterano diplomático.

Así, Cameron está atrapado entre la presión de los eurófobos, por un lado, y la de sus principales aliados, por otro. Pero la amenaza electoral del UKIP es especialmente acuciante para el cuartel general conservador. «Con un tercio de los votantes conservadores diciendo ya que votarán al UKIP en 2014 y el creciente foco en la cuestión europea, es posible que las cifras empeoren para los conservadores a medida que nos acercamos a la cita electoral», explica Joe Twyman, director de investigación política de YouGov. «Si esta tendencia continúa, es probable que el UKIP sume el mayor número de votos en las europeas», advierte.

Además, un influyente grupo de diputados conservadores del ala antieuropea presentará este miércoles sus propuestas para repatriar poderes y renegociar el estatus británico en la UE. El grupo, conocido como «Fresh Start», ya presentó en julio del año pasado un catálogo de poderes que arrancar a Bruselas.