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13/02/2013 | Una Escocia «libre» tendría que renegociar hasta 14.000 tratados internacionales

Borja Bergareche

Una hipotética Escocia independiente debería volver a llamar a la puerta de organismos como la UE, la OTAN, la ONU o la OMC, según el primer informe oficial del gobierno de Londres.

 

Una hipotética Escocia independiente tendría que solicitar de nuevo la adhesión a organismos internacionales como la ONU, la Organización Mundial del Comercio (OMC), la OTAN o la Unión Europea, y se vería obligada a renegociar hasta 14.000 tratados internacionales de los que el Reino Unido forma parte, según un informe jurídico publicado este lunes por el gobierno británico. La consulta legal, firmada por dos expertos en derecho internacional, constituye la primera salva del contraataque de Londres ante el referéndum de independencia convocado por el nacionalismo escocés para el otoño de 2014.

En opinión de los expertos contratados por el Gobierno que preside David Cameron, la posible secesión escocesa no supondría, como argumenta el Ejecutivo nacionalista dirigido por Alex Salmond, un regreso a la situación anterior a 1707, cuando Inglaterra y Escocia –dos monarquías igualmente soberanas– firman el Acta de Unión. Como explicó el propio Salmond en Edimburgo en enero de 2012, su visión es la de un «restablecimiento» de aquella soberanía. La jurisprudencia internacional consolidada a través del siglo XX diría lo contrario, según la tesis de los profesores James Crawford, de Cambridge, y Alan Boyle, de la Universidad de Edimburgo.

«En el caso de un voto favorable a abandonar el Reino Unido, a los ojos del mundo y según la ley, Escocia se convertiría en un Estado totalmente nuevo. No es posible que dos nuevos Estados hereden la personalidad internacional del anterior Estado. El resto del Reino Unido, formado por Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, continuaría como antes, reteniendo los actuales derechos y obligaciones del Reino Unido», explican en el estudio [puedes consultarlo aquí en inglés], publicado este lunes por el Gobierno.

Antecedentes de Irlanda 1922 y Sur Sudán 2011

Los dos juristas citan el antecedente del la creación de la república irlandesa en 1922, además de ejemplos en otras regiones como el de Malasia y Singapur en 1965, la partición de Pakistán y Bangladesh en 1971-72, la disolución de la Unión Soviética en 1990-1991 y la creación de nuevos Estados, Etiopía y Eritrea en 1993 o, más recientemente, la creación del Estado de Sur Sudán en 2011. Entre sus argumentos destacan también que el Reino Unido sin Escocia mantendría la mayoría de la población (el 92%) y del territorio (68%), así como las instituciones de gobierno británicas, «hechos que apoyarían claramente la demanda de continuidad del Reino Unido, dicen.

Los dos expertos recuerdan que, en el caso de la creación de Eslovaquia y la República Checa en 1992-1993, ninguno de los dos nuevos Estados reivindicó ser el continuador del anterior país comunista. En el caso de la República Federal de Yugoslavia, aunque el Estado que conformaron Serbia y Montenegro sí reivindicó esa continuidad con la federación anterior –lo que habría permitido a Milosevic mantener el asiento «yugoslavo» en la ONU, por ejemplo–, pero fue rechazado por los demás nuevos Estados y por la comunidad intermnacional.

Las tesis del estudio suponen una clara contradicción del camino suave y sin baches hacia la soberanía que suele dibujar el gobierno escocés. En su encuentro en Londres hace dos semanas con la prensa extranjera acreditada en la capital británica –entre ellos ABC–, Salmond anunció que mantienen ya «conversaciones directas» con la Comisión Europea sobre el futuro estatus de Escocia en la UE.

El pasado día 5, el gobierno escocés publicó su propio documento sobre la transición hacia la independencia [puedes leerlo aquí en inglés], en el que fija el día de la independencia el marzo de 2016, unos meses antes de las primeras elecciones para un parlamento soberano en mayo de 2016. Para llegar a eso, Salmond estima que habrá un periodo de 18 meses entre el referéndum y estos hipotéticos primeros comicios para negociar la transferencia de soberanía y la permanencia, según sus tesis, en la UE. «En los 30 países que han alcanzado la independendencia tras un referéndum, el tiempo medio entre la consulta y la independencia fue de 15 meses», dijo.

Declaración de Cameron y «contra-informe» del gobierno escocés

Tanto el gobierno central como el escocés reconocen que la independencia no llegaría el día después de una hipotética victoria del «Sí» en el referéndum previsto en el otoño de 2014. Pero, desde el gobierno Cameron, el ministro para Escocia cree que ese periodo de 18 meses es «muy ambicioso», dado el volumen de aspectos y tratados que habría que negociar. Según explicaba Michael Moore, titular de la cartera escocesa, la semana pasada en un encuentro con periodistas, «después de 18 meses de trabajo legal sobre la mecánica del referéndum, pasamos ahora a una nueva fase: exponer nuestros argumentos de por qué queremos que Escocia siga formando parte del Reino Unido».

En este mismo sentido, el primer ministro, David Cameron, lanzaba este domingo este «contraataque» con una declaración colgada en su página web en la que defiende la permanencia de Escocia dentro de Gran Bretaña: «El Reino Unido funciona, ¿por qué romperlo?», se pregunta el «premier». La estrategia de comunicación del gobierno central se cuida mucho de lanzar mensajes negativos. «No tengo tiempo para aquellos que dicen que es imposible que Escocia salga adelante sola», dice Cameron, «el verdadero debate es si debería [separarse], si Escocia es más fuerte, más segura, más próspera, más justa dentro o fuera del Reino Unido, y creo que la respuesta es clara».

Cameron aclara, eso sí, que la respuesta deben darla «todos aquellos que viven y trabajan en Escocia». A la hora de calibrar la batalla de los argumentos que se avecina en los próximos meses, y que ha comenzado hoy, el ministro Moore reconoce que están «confiados» pero no «complacientes».

El gobierno escocés ya ha calificado el mensaje de Londres de «negativo», y ha contrarrestado la ofensiva publicando en el mismo día su propio informe sobre la viabilidad económica de la independencia, elaborado por un grupo de economistas entre los que figura el premio nobel Joseph Stiglitz. El estudio, que formará parte del esperado Libro Blanco sobre la independencia que publicarán en otoño, recomienda al gobierno autónomo mantener la libra esterlina, y concluye que Escocia tiene un «claro potencial para ser una nación independiente exitosa».

ABC (España)

 



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