El TTIP (Transatlantic Trade and Investment Parnership) puede suponer un incremento del PIB de un 0,5% a ambos lados del océano para 2027, con 86.000 millones de euros de ingresos anuales adicionales  para la UE y 65.000 millones para EEUU.

FALTAN PAISES. Hay quien lo ha bautizado como una OTAN económica. Y desde luego que sería aconsejable que al acuerdo se fueran incorporando el resto de países de la OTAN, como Canadá y Turquía. De entrada, de todos modos, la armonización tiene que acordarse entre sus dos principales protagonistas: hay dificultades como las ayudas europeas a sus productos agrícolas y la regulación de la UE contra los transgénicos, pero por otra parte los sindicatos estadounidenses han mostrado predisposición a un acuerdo, sin miedo a que los sueldos vayan a la baja.

EEUU BAILA TAMBIEN CON ASIA. Pero por importante que el acuerdo sea, si supera el proceso de negociación, el TTIP no es la única apuesta de EEUU. La OTAN fue la gran apuesta estratégica de Washington para toda la segunda mitad del siglo XX. En este siglo XXI, EEUU mira más hacia Asia (también desde el Pentágono). Negociaciones para un acuerdo de libre comercio con trece países del Pacífico (Trans–Pacific Partnership, TPP) llevan rodando más tiempo. Los estadounidenses quieren hacer valer su condición de país con doble océano: por interés comercial quieren bailar con Europa, pero sin dejar de sacar a la pista también a Asia. A la importancia de es doble juego se refiere un reciente ensayo de Brookings Institution.

PURO INTERES COMERCIAL. En el caso de la OTAN, aunque club de propósito militar, existía un pacto de sangre sobre una determinada cosmovisión. Ahora, el nuevo acercamiento a Europa por parte de EEUU, tras años de desinterés (y el mandato de Obama ha sido hasta la fecha un claro exponente), es comercial. Si duda que reforzará los lazos, pero EEUU no vuelve a la relación privilegiada y casi exclusiva que tuvo con Europa tras la Segunda Guerra Mundial.