En definitiva, que el europeísmo socialista es de pacotilla y de cara a la galería, pues, aun sabiéndolo, han intentado contravenir los principios esenciales de la UE.
Es decir, como siempre, se hace bandera de cuestiones en las que no se cree en absoluto y que no se respetan cuando no interesa: la eterna canción socialista: el fin justifica los medios, también en Europa.
Con este demagógico eslogan se presentó el PSOE a las últimas elecciones al Parlamento europeo. ¡Como si nos hubiéramos ido de ella por reforzar el anterior gobierno el atlantismo! Aspecto, por otra parte, tan necesario e inherente a un auténtico europeísmo. Ahora ya sabemos en lo que consiste el "giro europeísta" de los socialistas españoles: en recibir varapalos por su deficitario entendimiento de lo que es la actual Europa a 25.
Primero fueron las vergonzosas negociaciones en el Acuerdo sobre Perspectivas Financieras, donde se confundió la empatía con Europa con cargar sobre nuestros hombros el 25% del coste de la integración de los diez nuevos países, hecho desproporcionado según nuestro PIB y, por tanto, a todas luces injusto y resultado de una mala o pésima, mejor dicho, negociación.
Luego vino el asunto de las lenguas autonómicas, donde los españoles hemos dado una impresión provinciana y un tanto "paleta" con las aspiraciones del Gobierno a que éstas estén presentes en la UE de manera equiparable al castellano (debido a las presiones nacionalistas) y con el consiguiente debilitamiento de la lengua que entendemos todos (con todos mi respetos al resto).
Y, ahora, viene el asunto de E.ON donde Bruselas a puesto firmes al ejecutivo español y ha sancionado las intenciones intervencionistas y proteccionistas del gabinete. No han entendido, en absoluto, que Europa es un mercado libre, donde los estados son subsidiarios de las empresas y donde no vale utilizar el poder gubernamental para favorecer intereses políticos particulares.
Y Zapatero, en el colmo del cinismo, afirma que:¡"era previsible"! En definitiva, que el europeísmo socialista es de pacotilla y de cara a la galería, pues, aun sabiéndolo, han intentado contravenir los principios esenciales de la UE. Es decir, como siempre, se hace bandera de cuestiones en las que no se cree en absoluto y que no se respetan cuando no interesa: la eterna canción socialista: el fin justifica los medios, también en Europa.
Y, para acabar, y sin mucho menos exagerar, ¿no encuentran cierto paralelismo en el afán intervencionista y de protección de cara a la inversión externa de Evo Morales y el gobierno Zapatero? Es que la afinidad ideológica da para mucho y, por ello, nuestro presidente sólo ve en ambas cuestiones, sucesos "puntuales", cuando lo que se trasluce en ellas son los principios y los planteamientos de fondo. No nos engañemos, hay simpatías que denotan una preocupante cercanía.
