Ésta es la medida más evidente del atraso cambiario. Es prácticamente imposible trasladar este aumento de costos argentinos en dólares a las góndolas y negocios de otros países, lo que frena la exportación de muchos bienes y servicios. Esto ya es muy visible para los productos de las economías regionales que usan bastante mano de obra. Dentro de poco será muy difícil exportar productos industriales y los del agro no tendrán rentabilidad. Este proceso es lo que llamamos "atraso cambiario" y será difícil de corregir, al menos en un año con elecciones, pues una corrección sin un plan integral podría acentuar la inflación.

Causas del atraso cambiario

A partir de 2007, la actual orientación del Gobierno siguió incrementando el consumo privado y el gasto público, lo mismo que había hecho en los primeros cuatro años de gestión pero sin darse cuenta de que la situación había cambiado, que era distinta. Esos aumentos nominales de muchas variables y del gasto público financiado con expansión de los medios de pago solo incentivaron a la inflación y no a la producción, pues ya no había, en promedio, capacidad ociosa de producción real. Para mantener la imagen de que todo andaba bien se publicaron cifras de inflación mucho menores que las verdaderas y el crecimiento del PIB se informó más alto que el correcto.

En 2005 y 2006 nosotros -y otros economistas- sostuvimos que había que aumentar el superávit fiscal hasta 4-5% del PIB para mantener el tipo de cambio competitivo. Era la única manera de mantener la producción competitiva. Además había que invertir mucho más, no solo en industrias, sino en trenes, rutas, energía e infraestructura para poder seguir creciendo sin inflación.

La actual administración política pareció responder en aquel momento: "Para qué vamos a cambiar si siempre nos fue bien así, ¡consumo privado y gasto público!". Y nuestra respuesta fue: "Tienen que cambiar pues si no tendrán inflación alta y esto va a atrasar el tipo de cambio real que es un pilar del modelo".

No se adoptaron medidas al respecto, aun conociendo el posible problema, pues la visión de la administración kirchnerista apunta básicamente a la " imagen política". Este es un pensamiento de corto plazo que no se anticipa a los problemas, especialmente los económicos. Solo le interesan los votos y el poder: Pero ¿el poder para qué? Para mandar según su ideología. Pero su ideología no es para hacer un país seguro, con toda la población ocupada en trabajos formales por la alta inversión, con inflación similar a la internacional, con bajo costo de la burocracia, donde no haya pobres que mantener -pues todos tendrían trabajo-, donde los jubilados cobren el 82% establecido por ley, la salud sea muy buena y la educación pública sea mejor que la privada -que muchos no pueden pagar-, que la Justicia sea rápida y eficaz y no un lento y burocrático procedimiento.

Plan integral, ¿cuándo?

Es tarde para llorar sobre la leche derramada. Este año con elecciones habrá que pasarlo como se pueda, como quien se toma un trago amargo, pues esta variable y otras no pueden corregirse ahora. Pueden producir una aceleración de la inflación tanto si se desdoblan los mercados cambiarios como si se adoptan otras variantes como ser acelerar fuerte el ritmo diario de micro-devaluaciones. Pero en 2014 tendremos que reordenar las variables macroeconómicas. Por ahora, lo que se está haciendo es atar toda la economía con alambre para ir tirando: cepo cambiario , cierre de importaciones, no pago de dividendos al exterior, control de precios y aún más, congelamiento de precios (¿hasta las elecciones?), paritarias frenadas, más impuestos, más emisión, más déficit fiscal, bajo crecimiento, dependencia de la importación de combustibles, disparada del paralelo, inflación de 25%.

Para el año que viene requerimos un nuevo plan integral, ya que arreglar una variable sola, sin consistencia con las demás, puede ser peor que no hacer nada. Siempre hay desvíos, como el del atraso cambiario y en algún momento es necesario corregirlos.