Es importante anotar que dicha hoja de ruta será concertada entre la organización y el país, ya que está claramente establecido en la convención que dio vida a la OECD en 1961 que ésta no puede imponer decisiones o exigencias sobre los países miembros o aspirantes. Así, en ese documento, sólo se indicarán las áreas de política a revisar para evaluar la posición del país frente a los estándares de la OECD, y además establecerá los comités que realizarán dichas revisiones acerca de la situación del país.

Vale la pena resaltar que Chile, el primer país latinoamericano en entrar a la OECD, fue invitado a este tipo de conversaciones en mayo de 2007, la hoja de ruta se produjo en noviembre de 2007 (6 meses después) y sólo fue admitido como miembro en enero de 2010. Este período de dos años entre la formulación de la agenda y la admisión fue lo que tardó el país, apoyado por 20 comités de la OECD, en implementar las recomendaciones que se le hicieron.

Como esta institución estudia la entrada de cada país miembro individualmente es difícil anticipar cuáles serán los requisitos de entrada que se negociarán. Sin embargo, un estudio de los objetivos de la organización, consignados en el artículo 1 de la convención, nos puede dar algunas luces acerca de la línea general que se puede esperar en las negociaciones.

En primer lugar, la OECD propende por el crecimiento económico, el empleo y una mejora en el nivel de vida de los países miembros en un entorno de estabilidad financiera. En este sentido se pueden esperar recomendaciones acerca de la política agraria, la forma en la que se utilizan los recursos agrícolas e industriales, políticas de incentivos a la actividad productiva y fomento de una reindustrialización del país. Seguramente se discutirá la formalización del empleo y la calidad en las condiciones del mismo. No parece necesaria una nueva discusión de la estructura tributaria del país dada la reforma que se hizo a la misma en 2012.

En segundo lugar, la organización busca aportar al crecimiento económico sostenible en los países miembros. Aquí se espera que haya recomendaciones sobre la política fiscal de la nación, la forma en la que se asignan regalías, la política de endeudamiento público y la gestión de su política monetaria. Puede haber recomendaciones acerca del tipo de cambio en el sentido de propender por una verdadera liberalización del mismo.

Finalmente, el grupo de 34 países busca un crecimiento del comercio multilateral, sin discriminaciones, de acuerdo con los estándares internacionales. Aquí se esperan recomendaciones en temas de infraestructura vial, costos de transporte de mercaderías, evasión de impuestos al comercio y apoyo continuado a los procesos de liberalización del comercio con otros países.

Dentro de los temas adicionales que se pueden incluir dentro de la hoja de ruta se encuentran por ejemplo, el respeto a los derechos humanos, el tráfico de sustancias ilícitas, los incentivos a la investigación científica y la participación en otros foros internacionales de alto nivel.

Los beneficios de pertenecer a esta organización son diversos. En primer lugar es un foro internacional donde Colombia puede ser protagonista y en el que se pueden entablar relaciones de alto nivel con los otros 34 países miembros. Esto puede incentivar que se creen nuevos y más estrechos lazos comerciales con otros países y puede ser una plataforma para solicitar recursos y apoyo técnico para el desarrollo económico del país. Por otra parte, la creación de un entorno financiero y fiscal más estable puede incentivar la inversión extranjera directa en sectores diferentes el minero energético, que sean intensivos en empleo y que por lo tanto permitan una mejora en los indicadores económicos y en la calidad de vida de los colombianos.