La población israelí está dando un giro a izquierda, o al menos eso es lo que se desprende de un encuesta publicada por la Universidad de Ariel.

La universidad ha publicado los resultados este martes, que muestran a un 52 por ciento de la población considerándose de «centro o izquierda», en comparación con el 43 por ciento que contestó lo mismo el año pasado.

Tan sólo un 48 por ciento ha señalado la casilla de «derechas», mientras que en el 2012, el 57 por ciento se consideraban de derechas. En Israel, ser derechas va unido en la mayoría de los casos, a estar en contra de la solución de dos estados con los palestinos y a no apoyar la partición de Jerusalén en el caso de que se llegue a formar un estado palestino.

Además, según la encuesta, un 23 por ciento de los israelíes están a favor de trasladar a los colonos a otras zonas dentro de Israel si esto sirve para alcanzar un acuerdo de paz con los palestinos, un número que el año pasado tan solo alcanzaba el diez por ciento.

Lo curioso de la encuesta es que está realizada precisamente por una universidad que creó un gran controversia el año pasado, cuando el gobierno accedió a darle el estatus de centro universitario, a pesar de que se encuentra en un asentamiento.

Miedo a una mayoría palestina

El profesor Udi Lebel, uno de los investigadores del centro a cargo de la encuesta, comentó a la prensa israelí que el resultado de la misma se debe en gran parte al miedo de los israelíes a que los palestinos acaben superándoles demográficamente y se conviertan en un serio peligro para su seguridad.

Precisamente esta semana el ministro de Economía y Comercio, el controvertido Naftalí Bennett del partido ultranacionalista Hogar Judío, aseguró en público que la solución de los dos estados está muerta e insistió en el plan de su partido, por el que Israel se anexaría el 60 por ciento de Cisjordania, lo quisieran o no sus habitantes.

Estos comentarios no encajan con las últimas actuaciones del Secretario de Estado John Kerry, quien lleva meses intentando relanzar las charlas de paz, y no son compartidos por la gran mayoría de la población israelí, debido al tremendo presupuesto que sería necesario y a la amenaza que supondría para la seguridad nacional.

«Que se vayan»

Aunque para Hogar Judío, la solución sería relativamente simple. «Los que no quieran vivir en Israel, que se vayan, por ejemplo, a Jordania», comentó Ayelet Shaked, parlamentaria del partido de Bennett a ABC, durante las pasadas elecciones de enero.