Doblar el número de agentes que controlan la frontera con México (sumar 20.000 a los actuales 18.500), así como el de kilómetros vallados que separan ambos países (llegar a 1.126 kilómetros de los 3.145 que mide la delimitación), es lo que establece el programa que el Senado estadounidense tenía previsto aprobar anoche en el marco de la tramitación de la ley de inmigración. El plan cuadruplica el presupuesto de vigilancia fronterizo, destinado también a un incremento de cámaras, aviones no tripulados y otros dispositivos de control.

Para asegurar el apoyo republicano a la ley que el Senado podría aprobar esta semana, creando una vía para legalizar a los once millones de inmigrantes sin papeles que residen en EE.UU., el grupo bipartidista de senadores impulsores de la iniciativa consensuó el fortalecimiento de la frontera con México. El «Wall Street Journal», que defiende una mayor integración laboral entre ambos países, lo ha bautizado como «Checkpoint Carlos», en referencia al «Checkpoint Charlie» que se erigía entre las dos partes de Berlín durante la Guerra Fría.

Voces republicanas han venido reclamando los últimos meses que antes de que se ponga en marcha cualquier proceso de naturalización de inmigrantes ilegales la frontera debe quedar sellada. En realidad, los esfuerzos de los últimos años han hecho que la frontera con México sea bastante impermeable y que se haya recucido notablemente el acceso ilegal de inmigrantes. Las cifras oficiales dicen que la seguridad es «efectiva en un 84%», lo que quiere decir que solo el 16% (unas 85.000 personas) de quienes intentan traspasarla logran su propósito.

El objetivo es efectividad al 90%

La señalización de una cifra es vista como un intento político de los republicanos de cubrirse las espaldas ante su electorado más reacio a la regularización de los «sin papeles». Aunque la ley pueda ser aprobada por el Senado, donde hay ligera mayoría demócrata, aún tendrá que pasar el filtro de la Cámara de Representantes, donde hay mayoría republicana. La Cámara, además, está tramitando su propia ley, ligeramente más restrictiva, que podría aparcar si la iniciativa del Senado es aprobada por este con fuerte respaldo.

La enmienda para el fortalecimiento de la frontera discutida anoche, promovida por los senadores republicanos Bob Corker (Tenesí) y John Hoeven (Dakota del Norte) contempla dedicar 40.000 millones de dólares a reforzar la vigilancia, con el vallado de otros 563 kilómetros, que se sumarían a la misma extensión ya existente, y una detallada adquisición de nuevos equipos de control para las nueve zonas en que se divide la frontera. Esas adquisiciones, algunas de las cuales fueron desarrolladas para garantizar la seguridad en Afganistán, van de drones y helicópteros a máquinas para identificar la radiación de isopo y especiales sensores de movimientos.

Garantizar la seguridad de la frontera era el último gran escollo en la negociación entre demócratas y republicanos, después de que la Oficina Presupuestaria del Congreso combatiera la idea de que regularizar a los inmigrantes ilegales tendría un precio para la economía estadounidense. Según su informe, en realidad esa regularización supondría un incremento del PIB del 3,3% hacia 2023, y del 5,4% hacia 2033, por la plena incorporación a la economía de millones de personas, que podrán trabajar sin limitaciones y deberán pagar impuestos.