El noreste mexicano tiene una riqueza poco conocida: la de sus vestigios paleontológicos y arqueológicos. Fósiles de millones de años conviven con los utensilios y las muestras de arte elaborados por los primeros habitantes del país. Hoy, sin embargo, está muy lejana la posibilidad de que las autoridades rescaten y preserven, como corresponde, esa parte del patrimonio cultural de la nación. Los Zetas y el Cártel del Golfo ya identificaron como negocio ilícito dicha veta insólita.
SALTILLO,
COAH.- Dirigidos por Felisa Aguilar, paleontólogos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) y de la UNAM trabajaron el mes pasado para
rescatar las 53 vértebras de la cola de un hadrosaurio pico de pato.
La zona
donde trabajaron pertenece al municipio coahuilense de General Cepeda y forma
parte del mayor cementerio de dinosaurios de América; hace más de 65 millones
de años, en el Cretácico Tardío, Nuevo León y Tamaulipas se hallaban bajo el
mar y Coahuila estaba en la costa.
Los
expertos señalan que en esa era se desarrollaron los mamíferos y las aves. En
dichos mares abundaban los depredadores conocidos como plesiosaurios, cuyos
esqueletos pueden encontrarse en muchos lugares de esta región ahora
semidesértica.
La cola
del hadrosaurio “es un hito: es la primera que se localiza totalmente
articulada. Evidencia aspectos muy particulares de los dinosaurios y es la
mejor preservada de los fósiles descubiertos hasta ahora”, dice a Proceso José
Francisco Aguilar, delegado del INAH en Coahuila.
Los expertos
del INAH y de la UNAM laboraron desde los primeros días de julio en un apartado
lugar del ejido Guadalupe Alamitos.
Tras
casi un mes de trabajo lograron desenterrar y preservar las vértebras, que
permanecen unidas y alcanzan una longitud de cinco metros. Además han
recuperado huesos largos así como partes de la cadera del dinosaurio; las
mediciones hacen suponer que debió tener una longitud de 12 metros. Felisa
Aguilar considera que el resto del animal puede estar enterrado a más
profundidad.
El esqueleto
fue hallado a principios de mayo de 2005 por José y Rodolfo López Espinoza,
arqueólogos aficionados. El INAH supo del descubrimiento en junio de 2012 y
posteriormente elaboró un “proyecto de rescate”, aprobado luego por el Consejo
de Arqueología del Instituto.
Felisa
Aguilar dice a Proceso que “la cola se trasladará a un sitio del municipio de
Cepeda para continuar su estudio”.
Ahora
que las vértebras están en la cabecera municipal los expertos del INAH viajarán
menos: alrededor de una hora y media de Saltillo a General Cepeda.
“Siempre
que viajamos a esas zonas nos trasladamos con terror”, asegura José Francisco
Aguilar. “Ahora tomamos todas las medidas de seguridad posibles. Avisamos a
todas las autoridades y los campamentos ya no se montan en los sitios de
excavación”, precisa la maestra Aguilar.
Esas
precauciones obedecen a que las zonas de rescate paleontológico y arqueológico
–en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas– están dentro de las áreas de influencia
del Cártel del Golfo y de Los Zetas.
Además
de General Cepeda, como áreas con depósitos de fósiles destacan los municipios
nuevoleoneses de Vallecillo, China, Aramberri y Mina, donde está la zona
conocida como Boca de Potrerillos.
En
cuanto a vestigios arqueológicos en Tamaulipas destaca la región de Burgos
donde hay unas cinco mil pinturas rupestres en cuevas y cañadas de la Sierra de
San Carlos. Sólo en la Cueva de los Caballos se descubrieron recientemente más
de mil 550 imágenes.
“Su
importancia radica en que con base en ellas se ha podido documentar la
presencia de grupos prehispánicos en Burgos; contra lo que se creía hasta hace
poco, el lugar estuvo habitado por una o varias culturas”, apuntan los
investigadores del INAH.
Fósiles
y sicarios
En Nuevo
León destaca la región paleontológica del municipio de Vallecillo –menos de 80
kilómetros al sur de Nuevo Laredo– donde se han descubierto grandes cantidades
de fósiles marinos, los cuales ahora están en manos de coleccionistas privados,
encabezados por políticos y empresarios.
Ahí “se
han localizado peces petrificados que están entre los más importantes del
mundo”, asegura a Proceso Héctor Jaime Treviño Villarreal, delegado del INAH en
Nuevo León.
Además
de fósiles marinos se han encontrado colmillos de mamut y dientes de
vertebrados de hace más de 95 millones de años.
En
Vallecillo “se han localizado fósiles de peces y moluscos que no existieron en
otras partes del planeta”, agrega Treviño.
Pero por
otra parte en Vallecillo estaba el mayor centro de entrenamiento de sicarios de
Los Zetas. En el rancho Las Águilas se llegaron a concentrar más de 200
pistoleros provenientes de Nuevo León y Tamaulipas.
Ese
rancho fue refugio para Los Zetas que operaban en Nuevo Laredo y Monterrey
hasta octubre de 2011, cuando hubo tres días de enfrentamientos entre sicarios
y fuerzas federales. El saldo fue de dos policías federales y 21 delincuentes
muertos así como 12 detenidos, entre ellos el jefe de la zona: Marco Garza de
León, El Chabelo.
En el
municipio nuevoleonés de Aramberri fue desenterrado el más grande reptil marino
de la familia de los plesiosaurios que vivieron en el Jurásico Superior. El
esqueleto, el más completo de los que se han descubierto, fue localizado en
1984. Los habitantes del municipio lo bautizaron como El Monstruo de Aramberri.
En el
ayuntamiento de Mina, también en Nuevo León, está Boca de Potrerillos, sitio
que alberga alrededor de tres mil petrograbados, la mayor concentración de arte
rupestre de Nuevo León. Y es el mismo municipio donde a principios de este año
Los Zetas secuestraron y asesinaron a 17 integrantes del grupo musical Kombo
Kolombia.
“Trabajar
con miedo”
La
inseguridad y la violencia que privan en el noreste de México obligó a los
especialistas del INAH a suspender los trabajos de investigación y catalogación
de sitios y monumentos.
“Trabajar
con miedo y con el permanente acoso del crimen organizado ha sido una constante
para los investigadores en los años recientes”, dice Treviño Villarreal.
Para
llegar a alguno de los 10 mil sitios arqueológicos del noreste se debe
transitar por carreteras, brechas y zonas dominadas por el Cártel del Golfo o
Los Zetas. “Ya nos hemos topado con ellos”, apunta el delegado del INAH y
agrega que arqueólogos e historiadores constantemente son amenazados por los
delincuentes para que no regresen a esas zonas, pues el crimen organizado ya
extendió sus actividades al saqueo de piezas arqueológicas.
La
Procuraduría General de Justicia de Coahuila –afirma a este semanario una
fuente de esa institución quien solicitó el anonimato– tiene pruebas de que el
crimen organizado ha robado piezas y fósiles de museos locales y zonas
arqueológicas.
Uno de
esos robos ocurrió en julio de 2008 en el Museo de Cuatro Ciénegas, de donde un
grupo armado se llevó cientos de piezas arqueológicas.
Otro fue
en noviembre de 2012, cuando tres hombres armados entraron al Museo de la
Batalla de la Angostura, en el centro de Saltillo, para llevarse monedas de oro
y objetos de valor histórico.
Uno más:
un comando robó una cantina-museo dedicada a Pancho Villa en Paredón, Coahuila.
Los
grupos del crimen organizado también han robado fósiles, puntas de flechas,
arcos, cerámica, sandalias, fragmentos de cestería, cuchillos, metates, hachas
de cobre y muchas otras piezas cuya antigüedad va desde 9 mil 200 años antes de
nuestra era hasta el siglo XVII.
La
mayoría de esas piezas se contrabandean a Estados Unidos. Agentes del
Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza en Laredo, Douglas, San Diego y
Del Río han recuperado algunas. Además una investigación del Departamento de
Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos dio con
cuatro mil piezas arqueológicas robadas en el norte de México, entre ellas las
que se llevaron del Museo de Cuatro Ciénegas.
Ese
acervo fue devuelto a México en octubre de 2012 en una ceremonia en El Paso,
Texas.
En esa
ocasión Janice Ayala, subdirectora del DHS, aseguró que “el saqueo de los
bienes culturales es una de las más antiguas formas de delincuencia
trasfronteriza y se ha convertido en un fenómeno mundial”.
Agregó
que “agencias policiacas federales, locales y estatales de Estados Unidos
hicieron posible que aseguráramos estos bienes culturales y garantizáramos que
sean devueltos al gobierno de México. El DHS mantendrá su compromiso en la
lucha contra el saqueo y el tráfico de bienes culturales de México”.
Pero en
México no hay recursos para cuidar el patrimonio paleontológico y arqueológico.
“No hay
policías ni militares suficientes para vigilar las grandes extensiones del
desierto donde descansan los restos de los dinosaurios”, asegura José Francisco
Aguilar.
Cientos
de los objetos arqueológicos y fósiles robados también terminaron en manos de
coleccionistas privados mexicanos, quienes tienen verdaderos museos en sus
residencias.
“Si les
quitáramos las piezas a los coleccionistas no tendríamos museos suficientes
para albergarlas”, subraya Treviño Villarreal.
Museo de
ciencia
El
delegado del INAH en Nuevo León menciona que algunas colecciones, las menos,
están registradas ante las autoridades, como la de Mauricio Fernández, quien en
su residencia tiene un museo de fósiles.
El
polémico exalcalde de San Pedro Garza García cuenta con una colección de
trilobites, un tiranosaurio de mar, colmillos de mamut, pescados fosilizados,
nidos de dinosaurio, amonitas y la cabeza de un triceratops flagellatus;
algunas de esas piezas fueron compradas en el extranjero.
Fernández
también compró –por unos dos millones de dólares– un esqueleto de dinosaurio
que mide 26 metros de la cabeza a la cola, hallado en 2004 en una cantera de
Wyoming y reconstruido en un laboratorio de Pensilvania.
Entre
las piezas mexicanas de su propiedad destaca la segunda amonita más grande del
mundo, localizada en Ciudad Acuña, Coahuila, así como conchas fosilizadas
extraídas de Lampazos, Nuevo León, y alrededor de 400 fósiles marinos de
Vallecillo, entre ellos un pez de 100 millones de años.
Fernández
dice “que descubrió ese lote cuando andaba en campaña como candidato para el
Senado”.
En
entrevista con Proceso el exalcalde cuenta que algunas de sus colecciones serán
donadas al aún inexistente Museo Nacional de Ciencias Naturales, proyecto que
él dirige.
“El
Congreso autorizó un fondo de 50 millones de pesos y luego me dieron 10
millones más para realizar el proyecto”, dice.
Fernández
señala que la mayoría de los fósiles descubiertos en el norte de México siguen
en bodegas debido a que no hay espacios adecuados para exhibirlos.
Cuenta
que el proyecto se elabora junto con el
Museo de Ciencias Naturales de Houston, organización que le prometió prestarle
para exhibición una colección de minerales valuada en 300 millones de dólares.
Museos
de Nueva York también le han prometido convertir al nuevo espacio en un centro
para reconstruir dinosaurios, pero hasta el momento el proyecto está detenido
por falta de apoyo del gobierno mexicano.
Enfatiza
que está solicitando 20 millones de dólares a los gobiernos federal y
nuevoleonés: “Ya me entrevisté con Rafael Tovar y de Teresa y le encantó el
proyecto. Quedó de presentarle una tarjeta al presidente Peña Nieto”.
“La
parte triste de este asunto es que no existe en México apoyo para lo que será
el quinto museo más importante del mundo y el primer gran museo fuera del
Distrito Federal”, concluye el exalcalde.
Otras
riquezas
En
Burgos, Tamaulipas, no sólo hay fósiles y pinturas rupestres que le interesen
al crimen organizado. También hay una cuenca rica en gas natural. Además por
aquí pasan los principales ductos de gasolina entre Cadereyta, Nuevo León, y
Brownsville, Texas.
La
región se la disputan Los Zetas y el Cártel del Golfo; ordeñan los ductos y
venden el combustible en todo el noreste del país. Incluso lo exportan a
Estados Unidos.
Los
continuos aumentos oficiales al precio de las gasolinas han convertido el robo
de combustible en uno más de los negocios del crimen organizado. Si llenar el
tanque de gasolina de un auto –en una estación de servicio establecida– cuesta
en promedio 400 pesos, hacerlo con el combustible que venden los traficantes
puede costar unos 150 pesos, por lo que en las carreteras de la región y en
colonias populares proliferan las gasolinerías ilegales.