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02/09/2013 | El movimiento antiguerra resucita en Turquía ante la posible intervención en Siria

Daniel Iriarte

Pacifistas, activistas y nacionalistas kurdos rechazan una mayor implicación turca en el conflicto sirio

 

«¡Paz en Oriente Medio! ¡Libertad para los kurdos!». Este eslogan, reproducido en numerosas pancartas, resume el espíritu general de las manifestaciones celebradas ayer en Turquía. Pero, a diferencia de otras latitudes, aquí la guerra es real. Lo es en la vecina Siria, desde donde el sangriento enfrentamiento ha llegado a cruzar la frontera mediante atentados como el de Reyhanli. Y lo es también a través de un problema kurdo que ahora se encuentra en mitad de un fragilísimo proceso de paz, pero que el año pasado alcanzó su cota más sangrienta en más de una década.

Para muchos turcos, ambos conflictos están relacionados, aunque solo sea a través de las «políticas belicistas» del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan. Por ello, numerosos partidos marcharon ayer codo con codo con los nacionalistas kurdos del BDP para mostrar su rechazo a lo que algunos sociólogos denominan «cultura de la guerra» en Turquía, donde durante años se ha extendido el dicho popular que reza: «Todo turco nace soldado».

«Siempre nos hemos opuesto a una intervención militar extranjera. Estas nunca han traído ningún beneficio, solo han destruido pueblos», asegura Yildiz Önen, de la Coalición Global Paz y Justicia, la principal plataforma antiguerra de Turquía. Este movimiento surgió en 2003 para oponerse a la invasión estadounidense de Irak y a la guerra de Afganistán, y la amenaza de una intervención occidental en Siria lo ha resucitado parcialmente.

«Comparado con la guerra de Irak, cuando teníamos muchos miles de partidarios, ahora el movimiento es pequeño», dice Önen, en parte porque el panorama político es mucho más turbio que entonces. Eso no significa que sus miembros apoyen la dictadura siria de Bashar Al Assad. «Estamos con el pueblo sirio, y nos gustaría que Assad cayese», dice Önen. «Estuve en Damasco en 2006 en una conferencia de solidaridad, y vi cómo funciona la política allí. Es un régimen muy opresivo, mucho peor que lo de Egipto o Líbano», explica esta activista. «Assad era el mejor amigo de Erdogan, y ahora de repente son enemigos. Pero la mayoría de los países árabes son dictaduras. Si a Tayyip realmente le preocupase la gente, exigiría elecciones libres en todos esos países, no solamente en Siria», afirma.

Rechazo popular a una intervención

Aunque muchos turcos sienten abierta simpatía por uno u otro sector de la oposición siria, el rechazo a una posible implicación directa del ejército turco en el conflicto sirio está ampliamente extendido. Algunas fuerzas políticas, como el Partido Republicano Popular o CHP (el segundo partido del país, de orientación secularista y kemalista) sostienen que Turquía debe mantenerse neutral hacia Siria. «El resultado de la votación en el Parlamento británico ha mostrado una vez más que Turquía está sola en su política exterior. Todas las ideas asumidas por el AKP sobre la región han demostrado ser fallidas», afirma Erdogan Toprak, Vicepresidente del CHP.

«El primer paso para lidiar con el conflicto es detener el suministro de armas y el apoyo logístico a organizaciones terroristas radicales religiosas. Las autoridades no pueden permitir que armas y miembros de organizaciones terroristas usen el territorio turco como un punto de tránsito para llegar a Siria. Segundo, el AKP debe anunciar que Turquía no interferirá en los asuntos internos de Siria. Y tercero, el AKP debe dejar de basar la política exterior de Turquía en diferencias sectarias», declaró ayer Toprak.

Otros partidos van más allá en sus críticas. «Turquía es un matón. Nuestro gobierno quiere ir a la guerra en Siria porque tiene miedo de que los kurdos establezcan una autonomía en el norte del país. No lo hacen por motivos humanitarios, lo que quieren es controlarlo todo», dice a ABC Senol Karakas, del Partido Socialista Revolucionario de los Trabajadores. La postura de este partido es inusual en el espectro de la izquierda turca porque se opone firmemente al régimen de Assad, mientras que otros, como el Partido Comunista de Turquía, mantienen posturas de apoyo o neutralidad.

Erdogan quiere tomar parte

Erdogan, mientras tanto, sigue defendiendo la necesidad de una acción firme contra el régimen sirio. «Hemos decidido actuar juntos en Siria, donde cientos de miles de personas han muerto. Esto significa que podría establecerse una coalición de voluntarios hoy mismo», dijo el primer ministro este fin de semana en un discurso televisado, refiriéndose a una posible alianza coyuntural de potencias decididas a atacar Siria sin contar necesariamente con el respaldo de la ONU o la OTAN.

«Es hora de actuar en Siria. Es hora de detener el derramamiento de sangre», dijo el mandatario turco. Y para justificarlo, Erdogan se refirió a la batalla de Malazgirt (o de Manzikert, para los griegos) de 1071, en la que los turcos selyúcidas lograron invadir Anatolia tras vencer a los bizantinos, y en la que, según el primer ministro «también kurdos, árabes y otros» lucharon «para consolidar la paz y el orden bajo la bandera selyúcida».

Desde la plataforma antiguerra consideran muy peligrosa esta postura. «Enviar tropas a Afganistán es una cosa, pero tener una guerra en tu frontera es otra bien diferente», dice Yildiz Önen. Y recuerda cómo el estado turco ha sido incapaz de acabar con la violencia en las regiones kurdas mediante el uso de la fuerza, y el sufrimiento que eso ha provocado. «Cuando bombardeas a la gente tienes que lidiar con las consecuencias. En Turquía sabemos lo que es la guerra», afirma.

ABC (España)

 



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