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04/06/2006 | El nuevo centro Cibernético

Samuel Gallego

La derecha liderada por Winston Churchill enfrentó desde sus inicios un combate feroz contra el fascismo. Una vez derrotado Hitler, el genocidio y los juicios de Nürenberg crearon en la conciencia colectiva un rechazo natural hacia el nazismo.

 

La memoria del Holocausto y el efecto simbólico y ejemplarizante de los juicios a los criminales de guerra han impedido hasta nuestros días que pueda pregonarse fascinación hacia el nazismo, sin que se disparen las alarmas del rechazo colectivo.

A pesar de ello, hoy, en el mundo, y en particular la izquierda democrática aún mantiene una actitud complaciente ante los desmanes del comunismo. Los GULAG y el genocidio perpetrado sigue impune. Cien millones de almas se esfumaron al olvido eternamente sin percatarnos de ningún reclamo por parte de sus dolientes. Las dictaduras de derecha son rápidamente perseguidas, castigadas y enjuiciadas, mientras, las de izquierda, por el contrario, siguen fervorosas, anquilosadas sin vergüenza ni mesura.

La impunidad es un factor que favorece al mal, sin embargo, recordarlo y denunciarlo trae esperanzas. La conciencia colectiva alberga aún un romanticismo utópico y delirante hacia esa tiranía, que genera confusión sobre los mecanismos que le alimentan, y no se han creado todavía los anticuerpos necesarios para desterrarla definitivamente de los recovecos de la mente.

Vivimos en una aldea global y a todos nos afecta en su medida los acontecimientos del mundo, Internet ha contribuido a interrelacionarnos y a crear movimientos que comparten las mismas inquietudes. Uno de esos movimientos recoge ese sentimiento de indignación compartido en la blogoesfera y está expresado por un centenar de bloguers provenientes de la izquierda progresista. Ellos decidieron deslindarse de la izquierda complaciente y situarse en el centro al lanzar el 25 de mayo en Inglaterra un nuevo movimiento: El manifiesto de Euston. Ahí propusieron una nueva alineación política exenta de la ambigüedad democrática de la izquierda actual, y colocaron una línea que los sitúa dentro de los auténticos e inflexibles valores democráticos; hacen causa común con los demócratas genuinos, vengan de donde vengan. Crearon 15 enunciados bien definidos, entre los cuales citan estar en favor de la democracia plena con separación clara entre la Iglesia y Estado. Rechazan la apología a la dictadura por hacer excusas por indulgencia o "entendimiento" con regímenes reaccionarios en los cuales la democracia es despreciada. Se separan definitivamente de las voces de la izquierda liberal que se presta a ofrecer excusas y condescendencia con esas fuerzas políticas.

Abogan por los derechos humanos, por la igualdad de oportunidades para ambos sexos; globalización con integración y justicia social.

Se oponen al antiamericanismo que ahora infecta la izquierda liberal y en algunos en el pensamiento conservador. Están en favor de una solución al problema palestino con derecho a la existencia de los dos Estados. Y en contra del racismo, el terrorismo y el antisemitismo.

Aspiran por un nuevo internacionalismo con intervención humanitaria cuando sea necesaria, dentro de los límites de la soberanía. Se abocan por la preservación de la verdad histórica y en contra de la negación del Holocausto. Reconocen que la tragedia de la izquierda radica en que el movimiento comunista internacional no ha aprendido su lección de ho nestidad.

Promueven el sistema de software abierto; la libertad de ideas y de crítica con diálogo abierto y en contra de cualquier sesgada e incuestionable verdad.

El Universal (Ve) (Venezuela)

 



 
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