La preocupación por la expansión del proyecto imperialista bolivariano, gracias a los enormes recursos provenientes de la renta petrolera que le permite, incluso, torcer voluntades, se manifiesta en todos los medios de los países de la región. Una preocupación bien fundada que les ha obligado internamente a buscar la unidad para enfrentar la influencia de afuera que intenta, como en Venezuela, ganar espacios que no le corresponden.

La derrota de la izquierda en Colombia y de Humala en Perú tienen un mensaje muy claro: un contundente rechazo al iluminado criollo, quien interviniendo en los asuntos internos de los demás países, como nunca antes lo había intentado un país de la región, trata de imponer un proyecto político que se aleja de los parámetros democráticos, de la libertad y de la justicia.

El régimen bolivariano ha fracasado adentro y afuera, pese al número de beneficiarios que viven de las "bondades". Adentro ha fracasado por incapaz. No ha favorecido el desarrollo del país, ni erradicado la pobreza, menos solucionado los enormes problemas de empleo, de vivienda y de infraestructura, tampoco de salud a pesar de las tan promocionadas misiones de enfermería primaria que envía Cuba a los dos socios del eje, Venezuela y Bolivia, que son sólo remedios caseros para enfrentar el grave problema nacional.

La impunidad sigue reinante, la violencia, la represión presentes. Los acontecimientos de Mérida no son más que la exteriorización del malestar general en el país por esa forma arbitraria de gobernar que tiene el bolivarianismo. La condecoración a los que reprimen y las declaraciones del engañifa Defensor del Pueblo condenando el derecho a manifestar son una vergüenza.

Los nuevos miembros del CNE, en su atropellada carrera porque su marramao opaque al de los jerarcas de la "Casa de Citas" y así lograr el beneplácito del salvador del mundo, rechazan de plano efectuar una auditoría al REP sin la participación de los tres más importantes y respetadas universidades del país. Piensan que probablemente podrán hipnotizar a los televidentes de VTV para convencerlos que las seis universidades escogidas por ellos son muestra más que suficiente de su intención de realizar un proceso confiable, sin embargo, en el exterior esta fórmula ya no les funciona. El no aceptar la participación en la bendita auditoría de la UCV, UCAB y USB esta última considerada por la Unesco como una de las tres universidades más prestigiosas de América Latina nunca dejará de ser vista como la burda manipulación de un directorio que a ultranzas lucha por no dejar revisar los datos de su escatológico registro electoral.

El nuevo CNE está desnudo y peor, se vende barato.

carmona@gwu.edu