El Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich Popovich, y el primer funcionario de la AFIP, Ricardo Echegaray, presentaron en la mañana del lunes 27 medidas complementarias que tienen por fin morigerar la significativa corrida cambiaria que diera inicio a fines de la pasada semana.
En pocas líneas, la decisión oficial coincidió con un
promocionado alivio en lasrestricciones para compra de dólares billete,
con un techo de US$ 2 mil mensuales. Siempre y cuando, el salario declarado
(o "en blanco") del interesado sea equivalente o superior
a AR$7.200 (algo no cierra). Asimismo, el sobreimpuesto -recuérdese, ilegal-
del 20% que se computaba como anticipo de Ganancias será
eliminado si el ahorrista deposita la cifra adquirida en divisa norteamericana
en cuentas a la vista (ejemplo: plazos fijos), durante un
año. Al cierre, el detalle de color que se suma a la fórmula es que
aquellos que procedan con el trámite por vía del sitio web de la Administración
de Ingresos Públicos verán sus datos personales publicados, en
flagrante violación al criterio jurídico de habeas data.
Las novedades presentadas por el gobernador chaqueño y
el controvertido Echegaray arriban luego un timeframe de 96
horas confeccionado a base de orden y contraorden en el atril
gubernamental: 'entrevistado' en medios de comunicación afines a Balcarce
50, Axel Kicillof -titular de Hacienda- había descartado
de plano los anuncios hechos el viernes, en el sentido de que los consumos con
tarjeta de crédito en el exterior se verían beneficiados por una reducción en
el anticipo de tributos, del 35% al 20%. Avanzar dos pasos, retroceder tres.
Pero la exposición de Kicillof en medios
paraoficialistas no pasaría desapercibida para la opinión pública,
conforme el público intentaba rastrear fuentes desde las cuales prever la
estrategia del gobierno federal para lidiar con la volatilidad de los
mercados. Sin mediar necesidad de hacerlo, el ex cavallista invirtió
algunos renglones ante el matutino Página 12 para
exponer su propia definición del concepto corrida bancaria: "Todos
vivimos corridas cambiarias y bancarias. Para que lo entienda todo el mundo:
ningún banco tiene en su caja fuerte todo el dinero de todos los depósitos de
los ahorristas. ¿Por qué? Porque su negocio es prestarlo. Si todos los
depositantes deciden ir a buscar sus depósitos, el banco quiebra". Previo
al domingo, Kicillof venía de desmentir que las autoridades tuviesen pensado
determinar un "feriado cambiario".
En momentos en que la credibilidad encandila por su
ausencia, el joven economista terminó poniendo sobre el tapete terminologías
que remiten a recuerdos poco felices para la sociedad argentina, y que los
expertos de fuste se esmeran en evitar nombrar ante el preámbulo de cualquier
crisis: "corrida cambiaria", "corrida
bancaria", "feriado cambiario", "retiro
de depósitos". El calvario de Axel Kicillof, a la postre, no
se verá limitado por la violenta contradicción: en poco tiempo, sus colegas en
el seno del Gobierno Nacional podrán endilgarle cualquier viso de empeoramiento
del escenario macroeconómico, a partir de la conmemoración innecesaria de
fraseologías candentes.Muestra cabal, si la hay, de amateurismo y falta de
experiencia.
En igual sentido, servirá apuntar que el craso error
de Juan Carlos Fábrega le obsequió mayor calibre al
desasosiego: en el auge de la alienación cambiaria del jueves, el titular
del Banco Central de la República había anunciado que la
institución no intervendría en el mercado con miras a atemperar la revuelta.
Cinco minutos previo a la clausura de las operaciones, el BCRA terminaría
dilapidando US$180 millones para intentar influir sobre la
cotización del dólar Blue, obviamente, sin éxito. Menos
de 24 horas más tarde, Jorge Capitanich se presentaba ante los medios para
pedir "confianza". Y Kicillof se soltaba el sábado para
poner de suyo al desconcierto. A estas alturas, es casi axiomático citar que
la desconexión entre los funcionarios del Gobierno destaca por lo torpe y por
lo burdo.
Las conclusiones de cara a las
medidas complementarias voceadas por el Jefe de Gabinete este lunes en la poco
recomendable compañía de Ricardo Echegaray son sencillas: ante la
fatiga de la certidumbre, el Gobierno Nacional replica con la extorsión(quien
retire sus depósitos, será penado con la carga tributaria discrecional de
siempre), elescrache público (ventilando las
identidades de quienes se acercaron a AFIP o a los bancos para refugiarse en el
dólar estadounidense) y la tajante contradicción.
Todo un esquema para ilustrar que, con frecuencia,
las estrategias de corto plazofundadas en la mera supervivencia se
estrellan con la realidad, bastante antes de lo previsto por sus arquitectos.
En cualquier caso, el desenlace de la trama quedará en manos de los ciudadanos
de a pie. Precisamente, lo que Cristina Kirchner y sus grises
personeros menos deseaban.