El Bank Rossiya es el decimoséptimo banco más grande de Rusia, pero su importancia no se debe a su tamaño sino a sus conexiones con la cúpula del poder del país. Es donde la élite rusa coloca su dinero para invertir y de hecho está comandado por Yuri Kovalchuk, considerado el 'banquero de Putin' y el responsable de su fortuna personal. Pero ahora EEUU bloqueará en la medida que pueda su la actividad exterior de esta entidad de 7.200 millones de euros.

Washington dirige así su golpe hacia el círculo de amigos y aliados más cercano a Vladimir Putin, en una maniobra que trata de atascar los conductos por los que fluye el dinero de los hombres que rodean al presidente. Muchos de ellos (Vladimir Yakunin, Andrei y Serguei Frusenko o el propio Kovalchuk) se conocen desde los años noventa, cuando constituyeron una cooperativa en el idílico istmo de Karelia, cerca de San Petersburgo. Allí nació esta entidad financiera, y su crecimiento exponencial de la mano del ascenso de Putin ha generado algunos sonados escándalos de corrupción. Pero por encima de todo Bank Rossiya es el instrumento de la nueva generación de oligarcas que encumbró al presidente.

Aunque Putin ha puesto trabas a la posesión de bienes inmuebles países como EEUU por parte de altos cargos del país, en Rusia colocar el dinero en el extranjero es casi una necesidad para millonarios de cualquier categoría. Por un lado porque el origen del dinero muchas veces no es transparente, pero sobre todo por la eterna sensación de inseguridad jurídica que impera en Rusia.

El Bank Rossiya no tiene filiales en EEUU pero sí juega un papel importante dentro del país al controlar el fondo de pensiones del gigante energético Gazprom. La principal conexión con Vladimir Putin es, más allá de la presencia de su corte, que el banco canalizó dinero llegado de paraísos fiscales para pagar supuestamente un palacio secreto que el presidente decidió construirse junto al Mar Negro.