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23/06/2006 | Argentina - León Arslanian (Ministro de ''seguridad" de la provincia de Buenos Aires) o la ''importación'' de un problema

Laura Etcharren

El señor ministro de “seguridad” de la provincia de Buenos Aires, León Arslanian, anunció la presencia de maras en nuestro país transmitiendo un enorme desconcierto.

 

Al señor León Arslanian, se le pregunta

¿Cómo es posible señor Arslanian que de un día para el otro haya Maras en la Argentina?

De haber maras ¿cómo ingresaron al país? ¿No existen controles? Si según usted, siempre se están reforzando las medidas de seguridad y sumando policías.

¿Usted considera que la conformación de grupos violentos es aleatoria y de brevísima formación?

Y en caso de saber que había maras en nuestro país ¿por qué no se informó a la población sobre la existencia de este fenómeno en su momento?

¿Cómo es posible que si en la provincia de Buenos Aires mermaron los delitos, se hable de maras?

Si la inseguridad en el país no pudo ser controlada hasta el momento sin la supuesta presencia de las maras, con ellas en el centro de la escena delictiva ¿cómo se solucionará el problema de la inseguridad?

¿No cree usted que se generará un defasaje?
Su lamentable declaración, sólo profundizará, aún más, la delincuencia.

Ahora bien, tristemente, todas estas preguntas, no tienen respuesta

Ni el señor Arslanian, ni los “periodistas” de canal nueve pueden dar respuestas, ya que en Argentina, no hay maras.
Sucede, que como las autoridades no quieren hacerse cargo de la inseguridad que nos cobija, importan un problema. Y de ese modo, van haciendo tiempo. Claro está, que a costa del pánico social y de la desinformación sobre un tema del que poco se ha investigado, por lo menos, en nuestro país.
Desde el caso de la muerte de Matías Bragagnolo y con antecedentes en la muerte de Axel Blumberg y demás, la cuestión de la inseguridad fue tomando un color cada vez más oscuro y preocupante.

Porque al tiempo que desde el gobierno se anunciaba una merma de la actividad delictiva; un grupo de chicos asesinaba a Matías Bragagnolo. Y precisamente, la banda que atacó a Matías, no estaba compuesta por chicos, ni pobres, ni marginales.

Al contrario, eran chicos bien vistos por la sociedad que señala. Sociedad encargada de etiquetar como delincuentes a tales o cuales personas.

Contradicciones del “gobierno de la inseguridad”
Mientras Arslanian habla de la presencia de maras en Argentina, Felipe Solá, niega un rebrote de la inseguridad. Entonces ¿en qué quedamos?

Si hay maras, la inseguridad se agudiza, debido a que se suma a la inseguridad proveniente de los grupos locales.

No hay maras en Argentina
En Latinoamericana se asiste a un estado embrionario de maras en propagación.
Y se utiliza éste concepto porque aún no existen datos lo suficientemente contundentes como para decir que los grupos o individuos que a diario cometen ilícitos, formen parte de una mara.
Por lo menos, no en nuestro país.
El tema de las maras es muy complejo como para realizar una afirmación tan fuerte.
Decir que en Argentina existen maras, es una barbaridad antológica.

Arslanian -bajo el amparo de Néstor Kirchner y el contradictorio Felipe Solá- se lanza a decir cualquier cosa para justificar la inoperancia y mediocridad que caracteriza el trabajo del gobierno de la Provincia de Buenos Aires en materia de seguridad.

Indudablemente, hay una clara subestimación hacia la sociedad. Una sociedad, que por diversas cuestiones, en su mayoría, desconoce que existe un fenómeno centroamericano llamado; Las Maras.

El quiebre del tejido social, así como los miedos que se apoderaron de los individuos como consecuencia de la ola delictiva, crearon un espacio propicio para anunciar semejante noticia.

En estos casos, siempre es aconsejable, hablar en potencial. Tal como sucede en Chile.

La poca seriedad de los funcionarios y de los medios de comunicación, revelan el por qué estamos como estamos.
Alarmistas, amarillos y selectivos a la hora de informar, terminan desinformando y creando más dudas que certezas.
Lo mismo que el gobierno de la defensa de los derechos humanos.

Ni León Arslanian, ni los comunicadores sociales de canal nueve, se limitaron a su tarea. Porque sin saber, lanzaron una bomba informativa errónea y se convirtieron en lamentables opinólogos sobre un tema de alta complejidad ligado a la inteligencia, y en cierta medida, al terrorismo.

Sobre el fenómeno de las maras abundan crónicas y datos característicos de las pandillas en general, pero se adolece, hasta el momento, de estudios en profundidad que den respuestas satisfactorias al por qué de esta problemática.
Por tales motivos, los países que padecen verdaderamente la presencia de maras (El Salvador; Guatemala; Honduras, etc), fracasaron en los planes preventivos y de seguridad. En algunos casos, hasta se convirtieron en un efecto rebote, violentando fuertemente a los pandilleros.

Hasta hace un par de días, en la Argentina, no se hablaba del tema de las maras.
Por lo menos en televisión, no se había hecho referencia al fenómeno. De repente, se anuncia en el noticiero de horario central que las maras ya están en nuestro país y a eso se le suman las declaraciones de León Arslanian.

Lo que realmente sucede
Lo que ocurre realmente, es que muchos de los pandilleros que circulan por distintos países de Centroamérica y el mundo, están siendo deportados a sus países de origen, con lo cual, es posible que argentinos migrantes, se hayan convertido en mareros en su exilio y ahora regresen al país con su impronta de pandilleros.

Pero la presencia de grupos violentos en Argentina viene desde hace años, no es reciente.
Hechos delictivos se han vuelto tristemente naturales.
El crimen de Matías Bragagnolo es una prueba de ello. Precisamente -tal como se explicó- quienes mataron a Matías no eran mareros, ni villeros. Eran menores que conformaban una pandilla de “chicos bien.”

Entonces, el caso de Matías, es la prueba más real del etiquetamiento social selectivo del cual somos víctimas.
Por otra parte, la presencia de chicos en banda que delimitan el barrio; realizan pintadas; se tatúan; salen a robar y matar; tienen códigos propios de comunicación; estética distintiva; y demás, se ve desde hace mucho tiempo en las villas miseria o en los barrios más pobres del país.

Las rivalidades entre villas y el sentimiento de pertenencia para con ellas, puede convertir, a los denominados socialmente villeros, en mareros.

La diferencia está marcada para una delgada línea, aunque contundente.

Esa línea, tiene que ver con la educación y con las fachadas que levantan los mareros para no ser distinguidos como tales.
Mientras los denominados villeros evolucionan poco y nada en sus operaciones; los mareros “evolucionan.”
Por ejemplo: Las maras han “evolucionado” en sus usos y costumbres para poder ganar más territorio.

Ya no se dejan tatuar como antes; utilizan nuevos códigos internos de comunicación; cambiaron su indumentaria; se aliaron a narcotraficantes para así obtener financiamiento y logística para delinquir.

A lo que debe sumársele, el comercio informal en las calles; la afiliación en fundaciones de rehabilitación y ONG, así como el financiamiento de guarderías comunitarias. (Lucero Saldaña/ legisladora Mexicana. Bandas juveniles; 2006)

Lo expuesto, no quita que los habitantes peligrosos que residen en las villas puedan tomar ciertas características de los mareros del mismo modo que estos últimos lo hicieron con los cholos y pachucos. Por ende, si suman a sus códigos ciertos modismos de maras, Argentina, estará frente a nuevas formas de maras, las cuales, no serán maras propiamente dichas.

No obstante, pues debe quedar en claro que en nuestro país, existen bandas o patotas que no llevan el nombre de Maras, a pesar de compartir el rasgo más distintivo: un manejo de la variable violencia.

Al igual que los mareros, los villeros son emergentes y representantes de la marginalidad. Sin embargo, esas condiciones, no los convierten en mareros.

Crear un alerta como en Chile, no está mal. Afirmar, es un acto gravísimo e ignorante.

Lo que puede suceder
La falta de conciencia de los de arriba, recrea el imaginario de los de abajo.

Las declaraciones poco afortunadas de Arslanian, acompañadas por la “información” brindada por canal nueve, puede haber creado un interesante abanico de ideas que se encargue de alimentar los miedos y el pánico de los individuos.
O sea, grupos macabros -conociendo la existencia del fenómeno y sabiendo de su posible llegada y estado embrionario en el continentes- pueden valerse de las declaraciones del flamante ministro de “seguridad”, dejando rastros en la escena de los crímenes, similares y hasta iguales a los que los mareros dejarían.

Es decir, pueden operar como maras sin serlo.
Esto significaría, entre otras cosas, un estudio detallado de sus procedimientos. Al tiempo que un manejo perverso de la seguridad colectiva.
Pero también, los delincuentes se vuelven funcionales al gobierno.

Dos posibilidades
Las declaraciones del ministro demuestran que el gobierno no sabe como resolver el problema de la inseguridad. Que carece de pruebas acerca de quienes componen las organizaciones ligadas a los ilícitos.

Esto, a los delincuencia in situ, le conviene absolutamente. Pues se termina por crear una relación dialéctica entre el gobierno provincial y los delincuentes.

Ahora bien, en caso de tener pruebas o indicios de dónde y cómo operan los delincuentes, tal vez, el ocultamiento sea más saludable. Pero no para la sociedad, sino para el gobierno mismo.

La sociedad debe mantener el velo del encantamiento progresista a toda costa.Incluso, importando un problema.
Porque no olvidemos que la sociedad argentina es selectiva para todo, lo mismo que los gobiernos. El de Kirchner, ocupa el podio.

Cuando se trata de ocultar o negar alguna situación que atenta contra la hegemonía vigente, el gobierno, así como parte de la sociedad legitimante, crea nuevas situaciones, o bien, inventa noticias para dispersar la atención social contra hegemónica o preocupada por tener, de verdad, un país en serio.

Sin importar, claro está, que ese algo sea aterrador y se convierta en un arma de doble filo.

Ahora bien, obviamente que no se niega que las maras pueden llegar a nuestro país, ya que hay antecedentes de grupos violentos. Lo que hay que considerar es, que de suceder, se producirá un fuerte quiebre en la conformación de los hilos sociales del poder y la revisión del control social se volverá mucho más necesaria de lo que ya de por sí es.
Finalmente, según Arslanian y el informativo de canal nueve, el fenómeno de maras llegó a nuestro país irremediablemente.

Señor Arslanian y compañía:
La llegada de maras no es cierta. Sólo se encuentra en el imaginario y en el lenguaje de algunos periodistas limitados, amparados por el gobierno que, sin saber que hacer o decir para tapar ciertas irregularidad, buscaron, al igual que usted, la palabra maras en internet, lanzándose a la aventura de querer introducir a la sociedad argentina en el mundo de las maras.

Se aclara, que el fenómeno de las maras debe estudiarse cuidadosamente.

Por lo tanto, lo invito formalmente a usted y a quienes desconocen el tema, a visitar el blog Las Maras respetando, por supuesto, las fuentes a la hora de reproducir la información.

Se apela a la racionalidad, solicitando a todos aquellos que se sumaron a la narcodemencialidad, replantearse dicha afirmación, para no exportar nosotros, más ignorancia, de la que ya de por sí exportamos.

http://www.lauraetcharren.blogspot.com/

Offnews.info (Argentina)

 


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