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04/05/2014 | Odessa, partida por el odio

Xavier Colás

Las autoridades de Kiev acusan a Moscú de estar detrás de que la ciudad, mitad prorrusa mitad proeuropea, sea el nuevo polvorín. La indignación se apodera de los conocidos de las casi 40 víctimas en el incendio del viernes.

 

Odessa ha pasado de debatirse entre Rusia y Occidente a tener que asumir que el viernes unos vecinos quemaron vivos a otros. En la fachada por la que cayeron jóvenes envueltos en llamas y gritos, anoche se oían aullidos de reproche: "¡Los han matado y vosotros no habéis hecho nada!", gritaba hasta desgañitarse una joven -amiga de varios de los fallecidos- golpeando algunas viseras de los policías, que han sido acusados de pasividad en el fatídico choque entre detractores y defensores del Gobierno de Kiev.

En la ciudad se han declarado tres días de luto por las víctimas de estos incidentes, que costaron la vida a 46 personas, la mayoría manifestantes prorrusos. Los servicios de seguridad ucranianos acusan a Moscú de haber azuzado los disturbios para extender el conflicto por el sur del país. Sin embargo, el Kremlin señaló que son las autoridades ucranianas las que tienen "las manos manchadas de sangre" por no haber acudido en ayuda de los manifestantes atacados por "radicales y extremistas que quemaron viva a gente absolutamente desarmada".

Clima de máxima tensión

Entre calcinados y asfixiados perecieron más de 30 personas. Los disturbios comenzaron anteayer cuando cientos de prorrusos reventaron una concentración proucraniana. Después se refugiaron en el edificio de los sindicatos y el otro bando le prendió fuego. En una entrevista telefónica concedida a la agencia Reuters, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó que "en Odessa los radicales y extremistas quemaron vivas a personas desarmadas con la connivencia de las autoridades. Los gobernantes de Kiev no sólo son responsables directos de estos crímenes, sino que son cómplices directos de estas acciones criminales".

Kiev lo ve de otra manera. "El 2 de mayo ha sido un día trágico para Ucrania. Tenemos que sacar las conclusiones adecuadas de la tragedia, ocurrida principalmente debido a la provocación del exterior", dijo el presidente ucraniano, Alekxander Turchinov, insistiendo así en la tesis de la intervención rusa en la crisis de Ucrania. "Los culpables de organizar y provocar estos acontecimientos van a ser castigados", dijo Turchinov. Desde los servicios de seguridad se asegura que grupos separatistas de Transnistria, una región limítrofe escindida de Moldavia, cooperaron con unidades rusas para causar los enfrentamientos del viernes. La portavoz del Servicio de Seguridad de Ucrania, Kateryna Kosareva, aseguró que "las provocaciones registradas el 2 de mayo en la ciudad de Odessa se debieron a la injerencia externa. La violencia fue financiada por antiguos miembros del Gobierno de [el presidente] Victor Yanukovich".

Un destino vacacional para rusos y ucranianos

Las más de 40 muertes que han dejado los tiroteos y el incendio han caído como un mazazo sobre este habitual destino de vacaciones tanto de rusos como de ucranianos. Los ciudadanos los recuerdan con rezos y flores en un improvisado altar urbano en la plaza que hay frente al edificio chamuscado. El odio ha prendido tan fuerte que ha sorprendido a todo el mundo. Anoche medio centenar de policías trataba de contener a decenas de personas de todas las edades que intentaban entrar en el edificio. Los más ruidosos eran los que acusan al gobierno de Kiev de fascista y reclaman su identidad rusa. "Los que murieron ahí dentro eran de los nuestros, y los mataron los ultras que han venido del oeste", se quejaba Marina con los ojos llorosos.

Por lo bajo Alexander, un jubilado, le llevaba la contraria. "En ambos lados había camorristas, lo que pasa es que ahora unos tienen a Rusia detrás, que también quiere quedarse con todo esto". Moscú no puede evitar ver la región de Odessa como una nueva Crimea. Esta importante ciudad portuaria fue donde prendió una de las chispas de la revolución bolchevique con la sublevación de 1905, inmortalizada en la película 'El acorazado Potemkin'.

Pero, sobre todo, la zona de Odessa es un nexo entre el este de Ucrania -abiertamente prorruso sobre todo en Donetsk pero también en Jarkov y Lugansk- y el territorio de Transnistria, escindido de Moldavia, que limita con la frontera suroeste de Ucrania y que desde hace tiempo tiene ambiciones de unir sus destinos a Moscú. Odessa forma parte del viejo concepto de "Nueva Rusia", un término del imperio de los zares rescatado por Putin recientemente para referirse a territorios que "eran parte de Rusia" pero fueron entregados a Ucrania "Dios sabe por qué".

Pieza clave entre Rusia y Occidente

Odessa sería así una pieza clave para dar una nueva dimensión a esa expansión de Rusia hacia Occidente. Sin embargo, para desgracia del Kremlin, el apoyo a la anexión a Rusia no es aquí ni por asomo tan grande como en Crimea. Según una reciente encuesta del Instituto de Sociología de Kiev, apenas un 7% cree que sería una buena idea unirse a la Federación Rusa. Y eso a pesar de que el partido del depuesto presidente Victor Yanukovich es el preferido de la población, que sigue usando el ruso en mayor proporción que el ucraniano.

"¡Aquí Yanukovich no ganó las elecciones, las robó!", clama Oleg. Varios a su alrededor le hacen callar. La ciudad tiene una identidad cultural rusa muy clara, pero sus habitantes se sienten ligados a Europa a través de Ucrania. Y así los choques se suceden.

Más de 140 personas han sido detenidas. En un hospital cercano, los residentes hacían cola para donar sangre y otros acudieron para ver qué medicamentos se necesitaban e ir a comprarlos. Los restos incendiados de un campamento de manifestantes prorrusos en las cercanías han sido retirados pero la actitud de las fuerzas del orden y los servicios de emergencia sigue causando indignación: "Yo amo a mi ciudad igual que usted a la suya, y no puedo entender como es posible que la gente muera en nuestras narices y que los bomberos tarden cuarenta minutos cuando tienen el cuartel a apenas 600 metros", se quejaba Yulia.

Al igual que otros paseantes silenciosos, reprocha la pasividad policial ante los primeros ataques de los prorrusos, que acabaron siendo las víctimas. "Hay vídeos que muestran cómo disparaban desde detrás de los agentes, no hay derecho", decía junto a las velas encendidas.

El Mundo (España)

 



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