Donde se trata con gran detalle el desarrollo que tiene en la actualidad la industria de producción de etanol en Estados Unidos para sustituir parcialmente el uso de los combustibles fósiles en la industria automotriz.

Ya en los años setenta, cuando los precios del petróleo saltaron desde dos y medio dólares por barril hasta la astronómica para entonces cota de los catorce dólares, la industria americana realizó un trabajo intenso y decidido que transformó el consumo de la gasolina, pues los automóviles que entonces recorrían ocho o nueve millas con un galón de gasolina, pasaron a los eficientes motores de hoy que se acercan a un recorrido en carreteras del orden de treinta millas por unidad del precioso líquido.

ESTE PASO, de gran trascendencia, significó un ahorro de energía que fue decisorio en la contención y baja de los precios del petróleo.

Simultáneamente se dieron otros pasos importantes. Las consecuencias las conocemos aunque nunca las analizamos.

El maíz, fabuloso alimento, que en Estados Unidos se dedicaban muchísimas hectáreas para su siembra y fundamentalmente se dedicaba al forraje y a la exportación, es ahora la materia prima que los norteamericanos están dedicando a la producción de etanol. Treinta y nueve nuevas plantas de producción de este derivado se terminarán en los próximos dos o tres trimestres, la nueva industria está rindiendo dividendos maravillosos para sus inversionistas y estas nuevas plantas producirán billón y medio de galones de gasolina por año, incrementando en 30% la situación actual. Dentro de dos años, la producción de Estados Unidos debe de llegar a ocho billones de galones por año, lo que significará la sustitución de millón y medio de barriles de petróleo por día.

LA INDUSTRIA que ha desarrollado la producción de etanol se inició cuando comenzaron a subir los precios del petróleo hace treinta años. Brasil, que es el principal productor de etanol en el mundo, lo hace partiendo de la caña de azúcar como materia prima.

Entretanto, los venezolanos no sólo hemos hecho caso omiso a lo que nos recomendó Arturo Uslar Pietri cuando escribió la necesidad de sembrar el petróleo, sino que nos damos el pavoroso lujo de utilizar los recursos que nos suministra el excremento del diablo para realizar una política internacional vil y que seguramente producirá muy pocos dividendos y el odio de una cantidad de países a quienes hoy se les llama pueblos her manos.

Venezuela se cae a pedazos. Nuestra educación es paupérrima. La investigación seria es una actividad casi desconocida. La salud no se atiende. Los mejores emigran. Eso sí, gastamos el dinero de manera loca y desenfrenada y compramos barati jas bélicas para regocijo de sus productores.

La verdadera guerra, si es que fuese necesaria, se hace con talento no con armas.

rafael862@yahoo.com