Paraguas y cacerolas. Ambos son utensilios del día a día. Herramientas básicas para cualquier ciudadano, pero con el tiempo se han convertido en peligrosas armas de protesta, no tanto por el daño físico que puedan llegar a ocasionar, sino como potentes símbolos que dan la vuelta al mundo.

Las revueltas prodemocráticas en Hong Kong ya se conocen como la Revolución de los Paraguas después de que los manifestantes los utilizaran para protegerse del gas lacrimógeno utilizados por las fuerzas de seguridad. Los llevaron por necesidad, los asistentes a la protesta portaban los paraguas para protegerse del calor de los rayos del sol. No obstante ahora, junto con el lazo amarillo, ha pasado a simbolizar las demandas de libertad y democracia de los hongkoneses. Incluso puede contagiarse a otros conflictos, después de que en Nueva York cerca de 350 personas apoyaran las protestas hongkonesas con más paraguas.

Algo similar sucedió a comienzos del año 2002 en México. Expatriados argentinos protestaron frente a su embajada en la capital mexicana. Con cacerolas condenaron la crisis del corralito como si estuvieran sobre las vías porteñas. Desde entonces, esta popular forma ríoplatense para exteriorizar el descontento ha sido recurso de manifestantes de otras partes del planeta.

Claveles y máscaras antigás

Pero fue en Portugal donde irrumpió uno de los iconos democráticos más potentes: el clavel. El 25 de abril de 1974 militares y portugueses de a pie se levantaron contra el régimen de Antonio Oliveira Salazar. Fue un gesto sin intención. Cuando un soldado le pidió un cigarro, la hoy octogenaria Celeste Cairo le entregó un clavel, según las palabras de la responsable de que se conozca aquel proceso democrático como la Revolución de los Claveles.

De igual modo, mientras que algunos símbolos fueron fruto de la casualidad, otros fueron elegidos expresamente. El empleo de utensilios como iconos contestatarios ha provocado que se dieran curiosas paradojas. LaS máscaras antigás, que llevan los antidisturbios para protegerse del disuasorio gas lacrimógeno, fueron empleadas por los «indignados» turcos en las protestas de mayo y junio de 2013 contra la demolición del parque Gezi, el último espacio público verde en el centro de Estambul.

Asimismo, la «V de la victoria», popularizada en la primavera árabe y que hoy es símbolo entre los soldados iraquíes y las milicias kurdas «peshmerga», fue ideada por la BBC para unir a los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, los dedos también pueden emplearse eficazmente en una protesta. En las revueltas de Bangkok de los últimos meses se ha hecho famoso el saludo de los tres dedos, que representan la libertad, igualdad y fraternidad, utilizado por los protagonistas del libro «Los juegos del hambre», quienes se rebelaban contra un gobierno tiránico.