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29/10/2014 | Guía para comprender las elecciones legislativas en Estados Unidos

Laura Riestra

Analizamos las claves de la cita electoral en la que se renovará toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado

 

En menos de una semana Estados Unidos celebrará sus elecciones legislativas o midterm, que se prevén más que complicadas tanto para los demócratas como para el propio Barack Obama, cuyo final de mandato parece encaminado a ser mucho más difícil de lo que hace seis años se hubiera imaginado.

Estas son las claves para comprender en qué consiste esta cita electoral y qué está en juego.

¿Qué es lo que se vota el 4 de noviembre?

Estas elecciones se denominan «midterm» puesto que se celebran en la mitad del mandato presidencial. En ellas se decidirá el color de los 435 escaños que componen la Cámara de Representantes, la composición de poco más de un tercio del Senado, y, tal y como explica a ABC.es .es Julio Cañero, director del Instituto Franklin de la UAH, «los gobernadores de 36 estados y tres territorios, 46 legislaturas estatales, cuatro legislaturas territoriales y numerosos alcaldes y representantes locales».

Por otro lado, como apunta Cañero, se trata de unas eleciones «de suma importancia» dada la cercanía de las presidenciales de 2016.

¿Por qué todo parece indicar que estas elecciones van a favorecer a los republicanos?

En primer lugar porque estas elecciones suelen beneficiar al partido que no ocupa la Casa Blanca. A esto hay que sumarle el mal momento que vive Obama -su popularidad no sube del 40% desde hace meses- y su partido, muy castigado por factores como el avance yihadista o la crisis del ébola que ahora se vive en el país. De ahí que esta cita electoral se prevea como un castigo a los demócratas.

Por último, también resulta clave, como apunta Cañero, el hecho de que el partido republicano moviliza mejor a su electorado que el demócrata en estas elecciones intermedias: «Tradicionalmente los varones blancos, mayores, jubilados y conservadores son los que votan. Este voto es, casi siempre, para el partido republicano. Además, en esta ocasión el Partido Republicano recogerá el descontento de muchos con las políticas domésticas del presidente Obama. Parece difícil que los demócratas consigan movilizar a su electorado, también bastante cansado de Obama».

¿Por qué es un mal momento para los demócratas?

Normalmente estas elecciones se consideran un referéndum a la gestión del presidente de turno más que al propio Congreso, algo que, en la actualidad, resulta más que perjudicial para los demócratas. Si ya de por sí, tal y como explica a ABC.es Daniel Ureña, director del think thank «The Hispanic Council», «después de seis años de gobierno la imagen se desgasta», el contexto actual no parece que vaya a favorecer al partido de Barack Obama.

«Obama ahora mismo cuenta con alrededor de un 54% de desaprobación entre los ciudadanos y eso juega en contra del Partido Demócrata de cara a las elecciones porque es la cabeza visible del Partido, su líder», explica Ureña.

este escenario hay que sumarle las crisis más actuales -la gestión del ébola o la lucha contra el Estado Islámico, entre otras- que han obligado a Obama a estar en Washington DC más que en otros estados haciendo campaña. «Esto ha hecho que muchos candidatos demócratas al Senado, a la Cámara de Representantes o a las gobernaciones estatales hayan invitado a sus eventos de campaña a otras personas del partido con "mejor imagen", como la Primera Dama, Michelle Obama, el Vicepresidente, Joe Biden, o incluso la que parte como favorita para las elecciones presidenciales de 2016, al ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton», explica Ureña.

¿Atraen menos estas elecciones a los estadounidenses?

Para un ciudadano de EE.UU. tiene mayor valor político elegir a un presidente y a aquellos cargos a nivel local que los representantes federales, tal y como apunta Cañero: «Es como si pensaran que les afecta menos en sus vidas cuando, lógicamente, no es así». De ahí que resulte vital la movilización del voto, algo que, en esta ocasión, muchos candidatos han orientado hacia los estados en los que los hispanos son mayoría.

«Este año 25,2 millones de hispanos tienen derecho a votar, 3,9 millones más que en las últimas midterms en 2010. Sin embargo, no se espera que su voto sea decisivo como lo fue en las elecciones presidenciales de 2012», explica Cañero.

«Las razones que explican esta situación son dos. Por un lado, los hispanos no suelen votar en las elecciones de medio término y, por otro, son mayoría en estados donde la elección está más o menos clara a favor de uno u otro partido,pero apenas tienen representación en los estados empatados o "clave" de esta elección», explica por su parte Ureña, quien añade que, pese a que el voto hispano no será determinante, sí resulta importante en la campaña: «Por ejemplo, el primer debate entre los candidatos a la gobernación de Florida fue emitido por la cadena de televisión hispana Telemundo y los candidatos homólogos en Georgia o Massachusetts han celebrado varias reuniones con representantes de la comunidad hispana».

¿Qué implicaría una victoria republicana en el Senado?

Tendrá sus consecuencias aunque, eso sí, no serán tan catastróficas como muchos prevén o tan distintas a lo que se vive ya puesto que en EE.UU. se da cierta parálisis política vinculada al hecho de que el Partido Republicano cuenta con una representación suficiente en esta cámara (45 puestos de los 100 que hay) como para bloquear las leyes a Obama.

«Creo que no van a cambiar mucho las cosas, pues dudo que los republicanos alcancen una mayoría superior a los 60 senadores, cifra necesaria para acabar con el filibusterismo. Es decir, si la Cámara de Representantes decide eliminar el «Obamacare» en su actual formato, verán cómo cualquier cambio será rechazado por los demócratas que utilizarán esa característica del Senado conocida como «filibusterismo» y que permite retrasar y retrasar las votaciones impidiendo que una propuesta legislativa llegue a sancionarse».

Lo que pase el 4 de noviembre, ¿antesala de lo que ocurra en las elecciones de 2016?

En opinión de Julio Cañero, no lo será «en absoluto» puesto que todo dependerá de los que se presenten en las primarias y lo que pueda pasar finalmente con los candidatos oficiales de cada partido: «Una vez Obama esté fuera, su sucesor o sucesora en el Partido Demócrata tratará de separarse de la política llevada a cabo por el actual jefe de estado».

Por su parte, Ureña considera que los resultados sí pueden «preparar el terreno» para las presidenciales: «Hay estados que tradicionalmente son “azules” (demócratas) que a día de hoy están empatados. En el caso de que los republicanos terminen ganándolos el martes, sería una muestra objetiva de que pueden cambiar el color del estado ahora y, por tanto, también dentro de dos años».

ABC (España)

 



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