Pero, a pesar de un debate nacional en torno a la inmigración, el impacto sobre las elecciones y los dos partidos políticos es incierto, dijo Roberto Suro, el director del Centro Hispano Pew, que efectuó el sondeo entre 2,000 personas de origen hispano en diversas partes de Estados Unidos.

''Realmente no hay buenas noticias para ninguno de los partidos'', destacó Suro. Dicho sondeo apuntaba hacia un descenso para los republicanos, quienes capturaron 40 por ciento del voto hispano en la contienda presidencial del 2004.

Ahora, todo parece indicar que los habitantes de origen latinoamericano responsabilizan al Partido Republicano de las negativas consecuencias a raíz de la atención que se centró en la inmigración ilegal. Tan sólo 16 por ciento de los encuestados de origen hispano respondió que el Partido Republicano tiene la mejor postura con respecto a dicho tema.

Incluso así, ''existe una interrogante con respecto a la capacidad de los demócratas para capitalizar esa situación'', notó Suro. Los sondeos indican que los hispanos están insatisfechos con ambos partidos, dijo. Entre casi 1,000 personas que respondieron al sondeo de opinión y que dijeron ser votantes registrados, 42 por ciento informó que era demócrata, por debajo del 48 por ciento registrado en 1999. La Encuesta del Centro Hispano Pew, realizada del 5 de junio al 3 de julio, es el primer y extenso sondeo de las opiniones en la comunidad hispana desde que el tema de la inmigración se calentó en el Capitolio. En iniciativas de ley que compiten entre sí, la Cámara de Representantes ya aprobó una medida enfocada a reforzar leyes de inmigración, en tanto el Senado estadounidense ya votó a favor de la legalización de muchos de los 12 millones de inmigrantes indocumentados que, se estima, están actualmente en Estados Unidos, dándoles para dicho fin el estatus de trabajadores temporales. Entre los participantes latinoamericanos de dicha encuesta, el 63 por ciento pronosticó que las manifestaciones encabezadas por grupos de inmigrantes por todo el país lanzarían un perdurable movimiento social, al tiempo que casi tres cuartas partes dijeron que albergaban la esperanza de ver a más hispanos emitiendo sus votos.

Al mismo tiempo, el sondeo también encontró algunas diferencias de opinión notables dentro de la población hispana. Casi tres de cada cuatro encuestados dijeron que es más probable que los hispanos tengan ''culturas aparte y distintas'' con base en su país de origen, a que compartan una sola cultura.

Entre los hispanos nacidos en Estados Unidos, el 48 por ciento informó que la discriminación es uno de los ''principales'' problemas. Entre los nacidos en el extranjero, el 66 por ciento albergaba la misma opinión.

Asimismo, los hispanos nacidos en territorio estadounidense, en particular los de de origen cubano y los de ascendencia puertorriqueña, tendían a favorecer controles más duros sobre la inmigración, con 70 por ciento favoreciendo una base de datos de la rama federal para hacer valer las leyes en el lugar de trabajo. Entre los encuestados nacidos en el exterior, tan sólo 42 por ciento favorecía el uso de una base de datos de esa índole.

Distribuido por The New York Times