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25/11/2014 | Un mundo de idiotas: llega la ¨Generación P¨

S. McCoy

Nos relacionamos a través de una pantalla. Nos hemos convertido, sin darnos cuenta, en la Generación P, de pantalla.No somos, en definitiva, mejores personas, sino más robots.

 

Somos una generación pegada a una pantalla.

El despertador es la pantalla del móvil, nos guía como brújula la pantalla de un navegador, una pantalla es nuestra herramienta de trabajo y ¡ay del día que se estropea!

Aún nos encanta la tele, cualquier tele, la hedionda y la excelsa, si es que queda algo de esta última. La pantalla de la tele.

Nos relacionamos a través de una pantalla, compramos por medio de ella, es ya nuestro banco. Difundimos nuestra vida, verdadera o de pequeño Nicolás, a través de múltiples pantallas: escritorio, tableta, smartphone.

Matamos el tiempo muerto pegados a una pantalla, decidimos nuestro ocio desde las sugerencias de una pantalla. Nos metemos en la cama con ella o ellas, menage à trois tecnológico, no vaya a ser que nos hayamos perdido algo. Y, si se tercia, con quien toque, seres de carne y hueso prescindibles. ¿Para qué los necesitamos?: ya está la pantalla.

Nos hemos convertido, sin darnos cuenta, en la Generación P, de pantalla.

Somos una generación pegada a una pantalla.

El despertador es la pantalla del móvil, nos guía como brújula la pantalla de un navegador, una pantalla es nuestra herramienta de trabajo y ¡ay del día que se estropea!

Aún nos encanta la tele, cualquier tele, la hedionda y la excelsa, si es que queda algo de esta última. La pantalla de la tele.

Nos relacionamos a través de una pantalla, compramos por medio de ella, es ya nuestro banco. Difundimos nuestra vida, verdadera o de pequeño Nicolás, a través de múltiples pantallas: escritorio, tableta, smartphone.

Matamos el tiempo muerto pegados a una pantalla, decidimos nuestro ocio desde las sugerencias de una pantalla. Nos metemos en la cama con ella o ellas, menage à trois tecnológico, no vaya a ser que nos hayamos perdido algo. Y, si se tercia, con quien toque, seres de carne y hueso prescindibles. ¿Para qué los necesitamos?: ya está la pantalla.

Nos hemos convertido, sin darnos cuenta, en la Generación P, de pantalla.

Lo que sí les aseguro es que no somos más humanos, sino menos. No somos más sociales, no se engañen. Sin calor físico, es imposible. Las relaciones no son estadísticas de una red social. No somos más libres, no se engañen. En todo caso más manipulables. Nos llevan donde quieren minimizando nuestro esfuerzo. No estamos más informados, no se engañen. El ruido es abundante, el criterio escaso. No somos, en definitiva, mejores personas, sino más robots.

Y, ya saben, sin inteligencia y programación, las máquinas son perfectas idiotas.

A eso nos encaminamos.

Puede que McCoy sea el único tontolaba a quien le preocupe el impacto de todo esto sobre el futuro del hombre, sobre sus relaciones, su capacidad de observación, su habilidad para desarrollarse plenamente en la búsqueda de la felicidad. Lo que esto supone en términos de estar o no estar, de exclusión; en términos de incentivos falaces, de jerarquización irreal que cambia los criterios que la determinan; en términos de dependencia a una tecnología de obsolescencia irreal que conduce a un gasto desaforado.

No lo sé.

El post es muy básico para facilitar el debate.

Por empezar provocadoramente la semana.

El Confidencial (España)

 



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