"Bolivia produce menos de 30 millones de metros cúbicos de gas por día, y Neuquén produce 72 millones, el 120 % más". Hablarles a los argentinos de que vamos a solucionar el problema energético de la Argentina con el gas boliviano no solamente es una mentira, sino una falta de respeto" Jorge Sobisch, gobernador de Neuquén.

Terminó una semana signada por las contradicciones. El Presidente de los argentinos, que hasta el miércoles parecía un progresista empedernido, dejó caer la máscara en medio del circo. Pocos medios, sin embargo, hicieron eco de aquello y sólo se limitaron a percibir un “Néstor Kirchner frío con su par cubano”. Desde ya, la mayoría se ocupó de la llegada de Fidel Castro como si fuera un enviado divino. Se congelaron imágenes, se repitieron sus pasos, sus ademanes como si fuesen actos decisivos, siquiera espontáneos… No hay lógica alguna que explique semejante cobertura de los hechos. Expliquémosla tan sólo como asombro ante el desconcierto. Así, la sentencia para la prensa es más benévola. Ya bastante condena se le está imponiendo desde Balcarce 50.

Lo cierto es que para el actual mandatario ser anfitrión de una suerte de episodio de Gran Hermano televisado no debe haber resultado cómodo. Las simetrías entre los líderes de la región son imprecisas a la hora de analizar sus gestiones políticas. Por más afán que se ponga en buscar semejanzas, la dicotomía salta. Hugo Chávez no es Fidel Castro: a Cuba la rodea un volumen inconmensurable de agua y un bloqueo económico que no pasa desapercibido (por algo Fidel vino…) A Venezuela lo limitan fronteras. En Cuba no hay nada que interese demasiado al MERCOSUR. No así viceversa. Ni siquiera su democratización desvela a los presidentes convocados en la cumbre cordobesa. ¿Para qué engañarnos?

La región en sí misma es foco de atención en lo que a necesidades políticas o económicas individuales respecta. Allí acudieron Lula Da Silva en pro de defender las petroleras brasileñas saqueadas en Bolivia y tratando de atenuar protagonismos que no debieran; Michelle Bachelet en busca de coherencia y –posiblemente con un dejo de ingenuidad- pretendiendo reglas claras de la Argentina hacia fuera. Pero, la Argentina, no las tiene siquiera dentro de sus fronteras. Menos todavía las hay en el minúsculo reducto de adherentes al Presidente: ahí todos imponen sus normas y vence el que tiene más fuerza (medida en cuentas, claro). También estaba Evo Morales pensando en la salida al mar para Bolivia, en el aumento del gas que pagará nuestro país y las ganancias que le ofreciera Chávez al cambiar Petrobrás por PDVESA. Estaba Hugo Chávez conciente de su show pero también de aquello que le faculta poder erigirse más que en Jefe de Estado en protagonista de espectáculos: barriles llenos de petróleo que los Estados Unidos demonizados le siguen comprando. Un personaje posiblemente carismático pero funcional de alguna manera a su supuesto adversario George W. Bush hasta que llegue el cansancio. Un complicado escenario internacional todavía le da espacio.

En medio, Tabaré Vázquez con el triunfo en la manga. “Ahora que nosotros ganamos, si quieren conversamos” pareció decirle a un Néstor Kirchner tan educado que casi era imposible advertir si era él o un doble utilizado como en TV. A su lado, su par paraguayo Nicanor Duarte Frutos refiriéndose elípticamente a Yacyretá y hasta ratificando sin palabras que no se cerrará a negociar por fuera de un bloque que dura unido lo que duró la cumbre.

Ahora cada uno volvió a su realidad. Lula a su reelección. Kirchner a confrontar, Chávez a negociar, Castro a abolir diferencias y a decretar de su propiedad cerebros como el de la médica.

Una cumbre que si algo dejó en claro es la absoluta incapacidad de Néstor Kirchner para limitar embestidas venezolanas, rol que alguna vez se creyó que adoptaría. Y que marcó a las claras la realidad política argentina: El Jefe de Estado no es ni tan progresista ni tan populista como se creía. Bastó saberse en la mira de los medios globalizados que exigían hacer algo por la doctora Hilda Molina – máxime él que se auto proclama a diario paladín de los derechos humanos – para que baje decibles. No es ese tema, claro, un tema regional pero tampoco lo es el de las plantas de pasta de celulosa y sin embargo Tabaré inició su alocución haciendo referencia a ellas. Bien podría, entonces, Kirchner haber dedicado –mirando de frente a Fidel Castro- un párrafo no más de sus palabras al asunto y no sólo amenazar con hacerlo. No es fácil evadir una mirada, si lo es, en cambio, cajonear una carta.

Pero Néstor Kirchner es “malo” para enemigos imaginarios solamente. Y además lo es si tiene títere que actúe por él. No estaba en la cumbre, al parecer, Luis Eduardo Duhalde ni la gente del CELS para enfrentar a Castro sin necesidad de tinta y papel… 

De todos modos está visto que salir del oportunismo político le resulto por demás complicado posiblemente porque, en vivo y en directo, estaba siendo televisado. El rol de Presidente educado, admitamos que aunque fingido lo favorece. Finalmente, lo que se desprende de la cumbre es la necesidad de comercio bilateral. En definitiva, la confirmación de algo que ya debiera ser obvio y axiomático: ningún país puede hoy vivir aislado. Lástima que la integración al mundo, amén de los países hermanos sólo estuvo en el discurso de Michelle Bachelet. ¿Podrá asentar precedente? Lo que debería haberlo asentado es la catarata de bonistas extranjeros esperando que alguien haga algo…

Mientras todo eso sucedía, en el resto de la Argentina se “paralizaba” el campo. Valgan las comillas. El paro ganadero mal planteado desde el vamos no parece ser tan efectivo como debiera de serlo teniendo en cuenta las circunstancias. En primer lugar, una huelga que abarca sábado y domingo tiene sello inoportuno y la metodología tampoco es precisa razón por la cual, no hay manera de ocultar que el paro para el gobierno es un juego de chicos. Bastó que el secretario de comercio, Guillermo Moreno llamara uno por uno a los frigoríficos para dejar un remanente suficiente en el mercado y evitar las consecuencias lógicas y buscadas del paro. En resumidas cuentas, la gente no se va a dar cuenta que es lo único que al gobierno le interesa.

La solución al conflicto agropecuario, posiblemente, ya no esté en manos del gobierno sino en la fusión de los propios interesados. El gobierno en este aspecto es claro: presiona sin titubeos. No hay otra política de Estado. ¿Plan agropecuario? Sin duda, alguno se trae entre manos pero de allí a que sea una política de crecimiento y desarrollo sostenible en el tiempo hay un gran trecho. Lo sabe el campo. Si las presiones son acatadas sin que se den a conocer, acaso, lo mafioso de los métodos el problema es más profundo. ¿Qué teme el sector ganadero?

Hasta ahora lo que queda al descubierto es que, los instrumentos – legítimos o no - con que se vale el gobierno para hacer frente a los obstáculos es eficiente a su objetivo: mantener las cosas como están sin que se noten los cambios hasta después del año eleccionario.

“La economía tiene que estallar” se escucha entre la racionalidad que sabe del tema. No hay manual de economía básico que asegure que pueda resistir una política de precios como la argentina. Es decir: atados. Nada que ver con la lógica del mercado, menos aún con pericia o la competencia productiva, tampoco con la inversión. Pero el “cuándo” estalla la cuestión no tiene calendario ni para el gobierno ni para la oposición. Las expresiones de deseos se entienden y hasta es posible que se justifiquen pero no bastan para cambiar nada.

Mientras tanto, Guillermo Moreno extiende los plazos: los precios estancados no deben estar hasta diciembre de 2006 sino hasta ese mes pero 2007. ¿Los empresarios preguntaron el año o creyeron que este diciembre podrían liberarlos? Esa es el almanaque que baraja la Secretaria de Comercio con una sola razón: ¿Si lo logramos hasta ahora porque no lograrlo hasta después de la reelección? Hablando mal y pronto: si el empresariado argentino se banca este trato, ¿por qué han de cambiarlo? Necesitan el único dígito de inflación porque la gente vota con el bolsillo.

No hay economía. Hay política y ésta establece que es necesario mantener el tipo de cambio y el superávit comercial mientras se sigue cosechando el fruto de las retenciones a las exportaciones. “Hay que bancar una elección” dicen, y el esquema es ese. No más de un 7% de inflación para el 2007. Con el carisma del Presidente no se llega. Poliarquía afirma que bajó 15 puntos en su imagen positiva en el último año. Más aún bajó Cristina. Luego somatizó y desapareció de escena con los superpoderes y los DNU.

La Unión Industrial lo sabe, le suenan los teléfonos constantemente. Desde la Secretaria de Comercio quieren reordenar toda la estructura de costos de la económica del país, no sólo de las empresas. Buscan abaratar el costo del crédito para evitar que haga presión sobre los precios y alinear las tasas de interés internas con las internacionales. ¿Posibilidad o utopía? Hasta ahora y aunque a veces a destiempo, Moreno logró frenar precios. Las empresas automotrices, si bien habían aumentado casi un 190% los precios desde la devaluación, ahora acataron la orden de “arriba”. El teléfono les sonó en medio de la reunión.

Algo similar sucedió con los costos de los elementos de la construcción, subieron hasta las nubes desde el 2002 pero ahora quedaron frisados. En el Gobierno quieren las fotos de los edificios en construcción y del parque automotor renovado para la campaña proselitista y para las planillas del INDEC. Las cámaras les hacen caso…

Quizás haya llegado el tiempo en que las metas y objetivos no deban ser monopolizados por la dirigencia política pero para eso, el empresariado tiene que dar muestras de que está vivo y con la suficiente fuerza y unión como para hacer algo. Y hasta ahora, no lo ha demostrado. Hay un ninguneo peligroso por parte del gobierno pero hay un ostracismo más grave todavía de parte de los interesados. O salen a explicar qué pasa en las fábricas y soportan los embates de la AFIP, Sergio Montoya o Balcarce 50 o se van a la lona. Otra no queda. Esas son las reglas del juego del kirchnerismo. Pretender una política económica diferente no tiene lógica cuando en los tres años de administración ya mostraron que no hay gestión ni hay siquiera negociación.

Solamente cuando entra en jaque el abastecimiento o puede alterarse la calle, recién entonces, hay reacción. Cómo la hay ahora con las privatizadas. Pese a ser “las malas” de la película con concesiones que no cumplen contratos o inversiones que no se han hecho, hay para ellas respiro: subsidios. Por la demora que tienen los nuevos contratos que prevén un ajuste promedio del 17%, Edenor y Edesur recibirán subsidios del gobierno (llámese “recursos excedentes del plan de ahorro de energía”) Lo cierto es que ambas compañías embolsarán unos 3 millones de pesos mensuales. El polémico plan PURE deja un saldo positivo mensual de unos 9 millones de pesos, aproximadamente. Las empresas, simultáneamente, siguen reclamando una deuda atrasada que asciende a los $ 60 millones pero de eso no se habla.
Y es que si la gente se queda sin luz o si suben las tarifas de los servicios públicos, el panorama es distinto. No mascan vidrio… Tampoco hablan, claro, de la inflación reprimida.

El paro ganadero es una reacción justa porque el sector está siendo afectado, lo que no es lógico es que lo ninguneen y nadie salte a decir las cosas como son. “No hubo oferta de los compradores” ¿Quién puede creer la siguiente declaración de un consignatario? Y de ser así, ¿no hay nadie capaz de denunciar abiertamente por qué la oferta, de golpe, desaparece? No, no basta con que se dé por sobre entendido. La sociedad en su conjunto, el pueblo – que nada tiene que ver con el microclima donde nos movemos, generalmente – no entiende. Ni es soberano ni se lo educó para que sepa porque las vacas siguen estando en el mercado.

En otro orden de cosas queda el rol de los medios de comunicación. Es ahora o nunca cuando pueden demostrar no su poder sino su intención. Están siendo jaqueados con proyectos para una nueva ley de radiodifusión. La decisión, más que en el Congreso parece estar en sus manos. Este fin de semana, los analistas parecen sorprendidos por la valentía del Presidente que osó mandar una carta a su par cubano en pro de los derechos humanos de la Dra. Molina. ¿No es ésta una reacción un tanto vaga y simplista? Los lectores, en este caso, sabrán cuál es el papel que deciden jugar en esta función. Papel clave por demás porque pueden poner freno a un estilo de poder que viene arrasando aunque nadie se haga cargo: consejo de la magistratura reformado, superpoderes, decretos, acefalías institucionales como en la universidad de Buenos Aires, etc., etc. 

Hay, pues, en el país un problema político de envergadura pero hay, también, un problema social mayor. Cuando la clase dirigente política no da respuestas tiene que darlas la dirigencia empresaria, agropecuaria, ganadera o automotriz, la que sea y la que se vea afectada por una política de aprietes y extorsiones. El que calla asiente, se diría y en el trance de asentir nos quedamos como rebaño y encima tendremos que dar las gracias si acaso es sólo hasta el 2007.

GABRIELA POUSA

(*) Analista Política. Lic. en Comunicación Social (Universidad del Salvador) Master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE)