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30/01/2015 | Cuba y el FMI, ¿hacia un nuevo capítulo?

Jeremy Tordjman

¿Hasta dónde irá la apertura de Cuba? Después de haber reanudado el diálogo con Estados Unidos, la isla comunista podría en el futuro romper su aislamiento económico al acercarse a otro de sus viejos enemigos, el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

El FMI sigue sin tener buena prensa en La Habana, al igual que en otras capitales aliadas sudamericanas, como Caracas o La Paz, ya que todas acusan a la entidad financiera de estar a mando del neoliberalismo económico.

El ex gobernante cubano Fidel Castro nunca dejó escapar una oportunidad de atacar a la entidad que consideraba “siniestra”, al punto de haber llegado a sugerir su “demolición” a principios de la década de 2000.

Cuba había sido uno de los miembros fundadores del FMI en 1944, pero en 1964 se convirtió en el primer país en irse dando un portazo, gesto que repitió con el Banco Mundial.

El resultado es que Cuba forma parte del escaso grupo de países (junto a Corea del Norte o Liechtenstein) que están fuera del circuito de las dos instituciones que constituyen la clave del sistema financiero internacional.

Pero los tiempos han cambiado. El “comandante en jefe” se ha retirado, dejando a su hermano Raúl al frente del país.

Con ello, y con esfuerzo del presidente estadounidense, Barack Obama, para limpiar las telarañas del pasado, se abrieron líneas entre La Habana y Washington. Y una nueva generación de dirigentes cubanos parecen menos hostiles con relación a las dos instituciones financieras, de acuerdo con expertos.

“Los cubanos más jóvenes están más abiertos a la participación en la economía global, inclusive quieren hacerlo, y eso implica relaciones normales con las mayores agencias internacionales, incluyendo el FMI y el Banco Mundial”, dijo Richard Feinberg, quien fue asesor del ex presidente Bill Clinton (1993-2001) para América Latina.

La economía cubana ha estado ahogada por un embargo estadounidense desde 1962, y unirse a las instituciones podría impulsar a inversionistas extranjeros a sacar provecho de las aperturas al turismo estadounidense y a otros sectores antes bloqueados.

“Podría ser una cosa muy buena para Cuba”, dijo Terry Maris, ex director ejecutivo del Centro de Estudios de Economía Cubana, de la Ohio Northern University.

“Ahora no hay suficiente infraestructura, costará miles de millones de dólares que no vendrán de la noche a la mañana. Cuba tendrá que ser estable para atraer inversiones extranjeras”, añadió.

La economía cubana tuvo en 2014 una expansión de apenas 1,3%, el menor crecimiento desde la llegada de Raúl Castro al poder en 2006. Pero según la ONU sus indicadores sociales (educación y salud) son muy elevados.

Unirse al FMI tampoco sería una cosa fácil. Cuba debería presentar un pedido formal de adhesión, hacer aportes a la institución y aceptar “respetar las obligaciones de los Estados miembros”, dijo un vocero de la institución financiera.

Eso significa que La Habana debería aceptar levantar el velo sobre una economía por ahora cerrada, y someterse a evaluaciones anuales del Fondo.

Por el momento, Cuba no ha manifestado interés en este aspecto.

“La cuestión que se plantea es: ¿están listos para respetar las reglas de juego, volver su economía más transparente y aceptar la cooperación con otros países?”, dijo Carl Meacham, director del Departamento de América en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) en Washington.

La posición de Estados Unidos será crucial, ya que el país tiene el derecho de veto y es el primer accionista del FMI. Por el momento, el Departamento de Estado se niega a “especular” sobre la posibilidad de que Cuba solicite su ingreso a la entidad.

Para Juan Triana, profesor de la universidad de La Habana, “el camino será largo”, ya que varias claves del desarrollo cubano están en realidad más en Washington que en la sede del FMI.

Para Triana, el embargo y la decisión estadounidense de mantener a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo constituyen “obstáculos” que impedirán que el FMI o el Banco Mundial “hagan algo” por la isla.

El Nuevo Herald (Estados Unidos)

 



 
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