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25/02/2015 | Las 10 grandes concesiones de Grecia al Eurogrupo

Pablo Rodriguez Suanzes

A las 23.15 del lunes, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, envió al presidente del Eurogrupo la esperadísima lista de medidas, reformas y ajustes que su Gobierno prometió el viernes a cambio de una prórroga de cuatro meses del Programa de Rescate. Ese día, Syriza aparcó de su nombre la parte de izquierda radical.

 

A las 23.15 del lunes, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, envió al presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, la esperadísima lista de medidas, reformas y ajustes que su Gobierno prometió el viernes a cambio de una prórroga de cuatro meses del Programa de Rescate. A las 23.15 del lunes, Syriza aparcó de su nombre la parte de izquierda radical y prometió una batería de medidas, reformas y ajustes que un partido conservador o liberal de Suecia, Letonia o España hubiera podido presentar como programa electoral.

En el documento remitido a las instituciones y elaborado durante tres días en continua comunicación con los técnicos del BCE, la Comisión y el FMI, Grecia abandona las grandes promesas de su campaña, acepta el grueso del Memorando de Entendimiento y se resigna a los términos y el lenguaje impuesto desde Bruselas, Fráncfort y Washington. Ni rastro de los 300.000 empleos públicos que prometió crear, de la subida de las pensiones o de la marcha atrás de las privatizaciones emprendidas por Nueva Democracia.

El Eurogrupo cree que la carta "es un punto de partida", que no de llegada. Por eso, en un breve comunicado hizo un llamamiento a las autoridades griegas para "desarrollar y ampliar la lista de medidas de reforma, con base en el acuerdo actual, en estrecha coordinación con las instituciones con el fin de permitir una conclusión rápida y exitosa de la revisión".

En realidad, el documento griego está plagado de referencias a esa coordinación, supervisión y trabajo de la mano. El nuevo Gobierno no podrá tomar prácticamente ninguna decisión referente a la Economía sin consultar o pedir permiso antes. Y se compromete sin matices a no adoptar medidas unilaterales ni a revertir alguna reforma sin consulta.

Grecia logra algunas victorias semánticas. También, margen para renegociar objetivos fiscales y financieros concretos. Y flexibilidad para sustituir medidas que considere completamente tóxicas por otras, aunque no han sido precisadas, para disgusto de Christine Lagarde y Mario Draghi, que piden mucho más concreción y más hechos y menos promesas. Pero a cambio, renuncia a pilares básicos de su programa, de la campaña electoral y de su discurso de los últimos años. Aquí hay 10 ejemplos.

EMPLEO
Durante la campaña, Tsipras habló de 300.000 nuevos puestos de trabajo, incluyendo creación en el sector público y el "social". Además, prometió subir el salario mínimo desde 580 euros hasta 751. El documento enviado a Bruselas, sin embargo, no incluye ninguna referencia a esos empleos, y además, limita la subida del salario a un futuro impreciso "y de manera que salvaguarde la competitividad y las perspectivas del empleo". Y por si fuera poco, "el alcance y el momento de los cambios en el salario mínimo se decidirán en consulta con los interlocutores sociales y las instituciones internacionales", concede.
DESAHUCIOS
El pasado jueves, y para ganarse a los ministros del Eurogrupo, Varoufakis anunció que retirarían el proyecto de Ley sobre Desahucios en el que estaban trabajando. En la lista de reformas, la Ley pasa a ser una "colaboración con los bancos y las instituciones" para evitarlos en la medida de lo posible y para familias por debajo de determinados umbrales de ingresos.
IVA
Una de las líneas rojas de Grecia era el IVA, no subirlo antes de la temporada de verano. Eso se consigue, pero el impuesto será ajustado mediante una "racionalización de los tipos" que incluye "limitación de exenciones" y sacar productos de los tramos reducidos.
PRIVATIZACIONES
Otro de los puntos calientes de Syriza. Varoufakis ya había adelantado durante su 'road show' por Londres que no habría una enmienda a la totalidad de las privatizaciones aprobadas por el Gobierno anterior. Pero en el texto va un paso más allá y habla de un "compromiso para no revertir las privatizaciones que hayan sido completadas", y "cuando el proceso de licitación se haya puesto en marcha el Gobierno respetará el proceso, de acuerdo con la ley".
LIBERALIZACIONES
Como si de la lista de instrucciones ortodoxas de un manual de texto de la Troika se tratara, Grecia acepta "eliminar barreras a la competencia siguiendo los parámetros de la OCDE", "reducir la carga administrativa de la burocracia" y esforzarse para "aliviar las desproporcionadas e injustas restricciones en la regulación de algunas profesiones", así como equiparar la legislación sobre gas y electricidad "a las prácticas de la UE". Algo chocante para un partido que ha insistido en que mantendría medidas proteccionistas, como la limitación de horarios comerciales, que no se menciona específicamente pero que es una de las bestias negras de los técnicos.
PENSIONES
No se habla de bajadas, pero tampoco de subidas como muchos esperaban. De hecho, Grecia "se compromete a seguir modernizando sus sistema de pensiones". En concreto, garantiza "seguir trabajando en medidas administrativas para unificar y racionalizar la actual política de pensiones y para eliminar algunos de los vacíos e incentivos que dan lugar a una proporción excesiva de jubilaciones anticipadas en toda la economía, pero más específicamente en los sectores público y de la banca". E incluso más, pues el Gobierno acepta trabajar para desarrollar un "vínculo más estrecho entre las cotizaciones de las pensiones y los ingresos", así como a "racionalizar las prestaciones" y fortalecer los incentivos para la declaración del trabajo remunerado.
GASTO PÚBLICO
Una de las grandes críticas del FMI y del BCE al documento es que no incluye números. Ni previsiones, ni cálculos ni estimaciones de ahorro. Syriza tiene como uno de sus pilares la lucha contra el Memorando de Entendimiento y el Programa de Rescate, pero el lunes aceptó la filosofía que los caracteriza a ambos. Empezando por un férreo control del gasto público, cuando su ministro es partidario de lo contrario para reactivar la economía. En la carta, Grecia acepta una "revisión y control en cada área de gasto público, por ejemplo, en Educación, Defensa, Transporte o prestaciones sociales". Promete "mejorar drásticamente la eficiencia" e identificar "medidas de ahorro en todos los ministerios", así como reducir el número de estos de 16 a 10. Además, recortará los privilegios de ministros, asesores y parlamentarios, en sueldos, dietas y complementos.
INDEPENDENCIA
Grecia promete luchar contra la corrupción y la evasión fiscal, dos de las prioridades de Syriza durante toda la campaña. Pero también acepta la ayuda, colaboración y supervisión de las instituciones. El Gobierno de Tsipras ha insinuado que se haría sin la presencia de la 'Troika' en el país, pero ésta es inevitable. Igualmente, acepta algo humillante: reconocer explícitamente que se garantizará la independencia de la Agencia Estadística nacional y se velará para elegir un presidente de forma "transparente y apropiada", que es reconocer que la principal fuente de cifras no lo hacía bien hasta ahora.
FMI
Atenas quería fuera de las negociaciones al FMI, que ayer fue el acreedor que con más severidad juzgó su documento. Pero no lo ha conseguido. El FMI seguirá formando parte de forma directa, tanto en los préstamos como en la supervisión. En la prórroga por descontado. Y en el próximo programa que será negociado en verano, está por ver.
CRISIS HUMANITARIA
Quizás la constatación más clara de las concesiones griegas se ven en el último apartado del documento enviado, el dedicado a la "crisis humanitaria". La gran pelea de Tsipras era que las instituciones reconocieran la grave crisis humanitaria del país, e incluso que parte de ella es al menos responsabilidad de las políticas de austeridad impuestas por los acreedores. Que, para el Gobierno, han disparado la pobreza, el desempleo y la cuantía y extensión de las prestaciones sociales. En la carta hay referencias directas a esa crisis, pero en términos que resultan humillantes, una imposición exageradamente punitiva. Así, Grecia "muestra su disposición" para hacer frente a esa situación y al aumento de la "pobreza absoluta". Pero se somete a hacerlo "asegurándose que la lucha contra la crisis humanitaria no tenga efectos fiscales negativos", una forma de en la práctica atar de manos a las autoridades con sus presupuesto, pues cualquier tipo de estabilizador automático tiene forzosamente un impacto negativo en las cuentas públicas.

El Mundo (España)

 



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