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18/04/2015 | Burundi, el nuevo polvorín africano

Carolina Valdehíta

La oposición teme que el presidente se presente a un tercer mandato, algo anticonstitucional. 8.000 burundeses huyen del país debido al auge de la violencia.

 

Centenares de personas se manifestaron ayer en Bujumbura, capital de Burundi, para impedir que el actual presidente, Pierre Nkurunziza, se presente a un tercer mandato, de carácter anticonstitucional tanto para la oposición como para algunos integrantes de su partido, el Consejo Nacional de Defensa de la Democracia - Fuerzas de Defensa de la Democracia (CNDD-FDD). Sin embargo, esta manifestación pacífica que fue disipada por la policía a base de golpes, gases lacrimógenos y cañones de agua, podría ser precisamente la llama que avive la mecha en un país que se ha mantenido en calma en los últimos diez años. El escenario es el de unas elecciones nada claras y con multitud de actores enfrentados en el que Nkurunziza cuenta con un importante as en la manga: el apoyo de Liga de jóvenes del partido, la implacable milicia Imbonerakure.

Las masacres étnicas de 1972 y 1993, ésta última como prolongación del genocidio de Ruanda entre tutsis y hutus, dieron lugar a la firma de los Tratados de Arusha en el año 2000. El tratado, ratificado bajo el abrigo de Nelson Mandela, supuso el fin de los genocidios y buscó la manera de garantizar la alternancia política entre hutus y tutsis en ambos países para evitar nuevos conflictos.

Pero la situación comienza a ser preocupante, y así lo advirtió en una conferencia de prensa el miércoles pasado el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (OACDH), Zeid Ra'ad Al Hussein, en una visita oficial en Bujumbura: "La comunidad internacional está alarmada por la posible violencia que parece estar moviéndose hacia Burundi con motivo de la cercanía de las elecciones parlamentarias y presidenciales en mayo y junio". Pero esta violencia no es nueva, sino que impera en el país desde hace tiempo. El primer aviso fue en julio de 2014, fecha en la que Amnistía Internacional publicó un informe denunciando acoso, intimidación política y amenazas contra la libertad de expresión. Por el momento, esta incertidumbre electoral ha supuesto que más de 8.000 personas (un 60% menores de edad) hayan huido del país en las últimas dos semanas, la mayor parte a la vecina Ruanda (unos 7.099) y el resto a República Democrática del Congo, según informa el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR).

Milicia peligrosa

Algo que inquieta especialmente es el uso de la fuerza y la agresividad de las actuaciones de Imbonerakure. El OACDH ha subrayado la importancia del control gubernamental y de las fuerzas de seguridad sobre las actuaciones de esta milicia: "El Gobierno debe mandar un mensaje claro a este grupo peligroso y decirles que ya no tolerarán más sus actividades extremas y la impunidad selectiva. Además, se debe investigar y llevar ante la justicia a aquellos de sus miembros que hayan comentido crímenes", advirtieron.

Desde el comienzo de la campaña electoral, Nkurunziza, en el poder desde 2005, ha mostrado su clara intención de presentarse a un tercer mandato. La ausencia de una oposición fuerte junto con el apoyo de Imbonerakure agudizan los temores sobre el futuro del país, ya que la milicia no ha ocultado su intención de utilizar la violencia para que su líder resulte ganador. Las elecciones legistativas están previstas para el 26 de mayo, y las presidenciales un mes más tarde.

El Mundo (España)

 



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