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09/02/2005 | Cumbre en Charm al Cheikh

Joaquín Amor

Charm al Cheikh es algo así como el Camp David de Hosni Mubarak. El presidente egipcio dispone en esta localidad, situada en el Mar Rojo, de una residencia privada en la que le gusta recibir a sus invitados.

 

Situada en el extremo sur de la península del Sinaí, que Israel devolvió a Egipto tras el Tratado de paz de 1979, el balneario ha acogido estos últimos años distintas conferencias internacionales por la paz. A finales del 2000, sin ir más lejos, una cumbre israelo-palestina reunió aquí además de a Mubarak, al entonces presidente norteamericano Bill Clinton, al primer ministro laborista israelí, Ehud Barak, y el veterano líder palestino, Yasser Arafat.

Cuatro años después, Mubarak vuelve a ser el anfitrión de una cita que se cree decisiva, sino importante, para el futuro de Oriente Próximo. La cumbre de Charm al Cheikh se celebra a iniciativa suya. Esta vez sus interlocutores son el primer ministro israelí Ariel Sharon, y el nuevo presidente palestino, Mahmoud Abbas, más conocido por su nombre de guerra, Abu Mazen, además del rey jordano Abdala II.  Egipto y Jordania, los dos únicos países árabes que mantienen un acuerdo de paz con Israel, se convierten así en garantes de los acuerdos que se puedan alcanzar. El más importante: un alto el fuego formal que ponga fin a cuatro años de Intifada y permita relanzar las negociaciones de paz.

El rais egipcio quiere, y apuesta fuerte, por seguir en el centro del proceso político en Oriente Medio. Mubarak, dicen los analistas, aprovecha así el optimismo reinante para reafirmar que su papel es ineludible en el proceso, y consolida su posición frente a Estados Unidos y  dentro del mundo árabe.

Desde de la muerte de Arafat, en noviembre,  israelíes y palestinos han iniciado un proceso de diálogo y de concesiones mutuas inesperado hace tan sólo unos meses. En buena parte, ha sido una dinámica que arrancó tras la elección de Abu Mazen en enero, y que las dos partes han llevado a cabo en solitario, de forma bilateral, pero que ha contado con el apoyo, poco mediatizado, del régimen egipcio.

El  responsable de la inteligencia egipcia, Omar Suleiman,  mantiene una relación fluida con las distintas facciones palestinas, y ha jugado un papel importante en la consecución del cese temporal de los ataques contra Israel y en el establecimiento de un "diálogo nacional" palestino. Las idas y venidas entre el Cairo y los territorios ocupados han sido constantes. La mediación empezó hace meses, como parte del apoyo que Egipto está ofreciendo al Gobierno de Ariel Sharon en los preparativos para la evacuación de Gaza, que debería arrancar este verano.

A ambos les preocupa que la ausencia israelí de lugar al caos y al desgobierno. Egipto colabora por ello en el diseño de  las nuevas fuerzas de seguridad palestinas y en el entrenamiento de sus efectivos, y se prepara a desplegar 700 guardias a lo largo de su frontera con Gaza, controlada hasta ahora por el Ejército hebreo, lo que implicará, quizá, ampliar los límites del tratado bilateral.
 
La mediación, antes predominantemente estadounidense y europea, adquiere ahora tintes más regionales, y parece que Ariel Sharon lo prefiere, cansado de las presiones que le llegan sobretodo del viejo continente. Para los palestinos, sin embargo, la convocatoria a Charm al Cheikh ha llegado más pronto de lo deseado. Abu Mazen teme, según han señalado algunos de sus colaboradores, que Israel y Egipto monopolicen el encuentro a expensas suya.  La cumbre, así, habría interferido en la estrategia negociadora  del sucesor de Arafat, que habría preferido antes haber cerrado acuerdos clave para los palestinos: tregua formal, liberación de prisioneros palestinos y retiradas militares de Gaza y Cisjordania.

Para Sharon, según apuntan los medios de comunicación israelíes, la visita a Egipto es "histórica" y confirma la buena sintonía abierta con Mubarak.  El presidente egipcio, que se negó a recibir a Sharon desde el inicio de la Intifada, hace cuatro años, cree ahora que su antiguo rival es la mejor baza para la paz de los palestinos. 

No se descarta tampoco, que en unos días Egipto, y también Jordania,  reabran sus embajadas en Tel Aviv, cerradas desde hace cuatro años. Dicen los analistas, y con razón, que sea cual sea el resultado de la entrevista entre riel Ariel Sharon y Abu Mazen, Egipto siempre saldrá ganando.

Radio Nederland (Paises Bajos)

 



 
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