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15/06/2015 | Alemania - Ven mano rusa tras el espionaje a Berlín

Enrique Muller

En mayo el Parlamento alemán sufrió un ciberataque mientras se hablaba sobre la Segunda Guerra Mundial.

 

Marshall McLuhan, el famoso filósofo canadiense, académico y teórico de las comunicaciones, pronosticó en un lejano 1968, que la tercera guerra mundial sería una “guerra de guerrillas de información” que implicaría, sin distinción, a los militares y a la población civil.

En ese año, el mundo no le dio importancia a la profecía de McLuhan por dos razones. En 1968 aún no había nacido internet y el planeta Tierra vivía bajo la sombra fatídica de la Guerra Fría y la amenaza nuclear.

Pero 47 años después, la profecía del filósofo canadiense recuperó una peligrosa actualidad en Berlín, a causa de un inédito ataque cibernético que sufrió el Parlamento Federal, la principal instancia política del país, cuando el mundo político germano se dio cita para recordar, con la solemnidad adecuada a las grandes ocasiones, la capitulación incondicional de la Wehrmacht y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El 8 de mayo pasado y mientras los legisladores e invitados especiales a la magna ceremonia escuchaban el discurso destinado a recordar la liberación de la tiranía nazi, los expertos informáticos del Bundestag (Parlamento alemán) detectaron una anomalía: el mayor ataque cibernético que haya sufrido un organismo oficial en ese país. Ese día, una computadora se conectó, sin que nadie lo ordenara, a la red informática del Bundestag y comenzó a descargar información, al grado de colapsar el servicio.

El ataque fue mantenido en secreto, pero no tardó en llegar a los medios germanos que, tal como lo hizo la revista Der Spiegel, señalaron que el virus que fue infiltrado en “Parlakom”, la red informática del Parlamento federal, causó un daño gigantesco que puso en peligro la función del principal órgano legislativo del país.

Sin una técnica informática que funcione adecuadamente, el principal órgano constitucional del país no puede seguir funcionando”, señaló el semanario que se edita en Hamburgo, cuando reveló la dimensión del ataque. “Toda la información del Bundestag, comunicación interna, proyectos de ley, información confidencial, corre a través de Parlakom”, añadió.

El vínculo ruso

El escándalo alcanzó una dimensión internacional que recuerda los peores momentos que vivió el continente y, en especial Alemania, cuando el fantasma de la Guerra Fría flotaba sobre Europa. El presidente de la Oficina de Defensa de la Constitución, el organismo encargado de vigilar el espionaje enemigo interno del país, admitió que el ataque podría haber sido iniciado desde Moscú.

Mi servicio siempre ha confirmado que los servicios de inteligencia rusos son altamente cualificados para realizar ataques cibernéticos y que nos causan grandes preocupaciones”, dijo Hans Georg Maasen, el jefe del servicio de espionaje interno alemán, al insinuar que el ataque había iniciado en la capital rusa.

El gobierno alemán aún guarda silencio y no ha querido tomar cartas en el asunto, pero el ciberataque tiene en estado de alerta permanente a los legisladores y a los expertos informáticos del Bundestag, así como a sus colegas de la Oficina Federal para la Seguridad en Tecnologías de Información, que han llegado a la conclusión de que la red de ordenadores del Parlamento no tiene capacidad para defenderse contra un ataque de ese tipo.

Peor aún, el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, admitió que el ataque no había podido ser repelido y que tampoco había cesado.

Ante la dimensión del ciberataque, los expertos creen que será necesario renovar los más de 20 mil computadoras que están conectadas al sistema informático del Bundestag y que también será necesario cambiar el software, dos medidas que pueden costar centenares de millones de euros al contribuyente alemán.

El ataque que sufrió el Bundestag hace cuatro semanas revivió en el país una información que fue publicada a comienzos del año por la revista Der Spiegel, que reveló que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) había puesto en marcha un programa secreto bajo el nombre de “Politerain”, que ocultaba un eficaz ejército de francotiradores cibernéticos, un exclusivo grupo de guerrilleros que forman parte de la operación que lleva el nombre de TAO (Tailored Acces Operations).

La tropa de guerrilleros tiene como única misión manipular y destruir computadoras enemigas, acabar con sus discos duros y descubrir, en último término cómo piensa y que herramientas utiliza el enemigo.

El programa que se puso en marcha hace ocho años hizo posible que el ejército de francotiradores cibernéticos lograran diseñar estrategias de combates en internet destinados a infiltrar y paralizar las redes de computadoras enemigas y, de esta forma, tener acceso al suministro de agua potable, electricidad, fábricas, aeropuertos y transacciones de pago y capital.

Más revelaciones

La existencia de Politerain fue descubierta por el exagente de la NSA Edward Snowden y varios documentos que resumen el trabajo del programa fueron examinados por Der Spiegel. “Los servicios secretos ya no se ocupan sólo del espionaje. Documentos de Edward Snowden muestran que ellos desean dominar internet y se preparan para una guerra digital”, señaló.

Los documentos en poder de Snowden revelan que la NSA está consciente de que el próximo gran conflicto mundial se iniciará en internet.

Los documentos señalan que uno de los ataques más exitosos realizados por la NSA fue la utilización del virus Stutnext para paralizar el programa atómico de Irán. Otra herramienta desarrollada por los guerreros cibernéticos de la NSA fue el virus Regin, con el que se intentó infiltrar la red de computadoras de la Cancillería alemana. El virus también fue utilizado para espiar a la Comisión Europea.

La NSA y sus aliados también han utilizado en su provecho los ataques cibernéticos que han padecido en carne propia bajo un lema bélico apropiado “¡Robad sus herramientas, su Know-how, sus víctimas y sus resultados!”.

El equipo de expertos de la NSA logró detectar la dirección IP en Asia, una pista que finalmente los llevó a localizar el inicio del ataque en China. El contraataque fue fulminante y exitoso. Los espías lograron descubrir el resultado del ataque chino, pero también descubrieron que el gigante asiático era el responsable de un ataque que sufrió la Organización de las Naciones Unidas.

Excelsior (Mexico)

 



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